Crónicas          
25 de abril de 2008

No a los sindicatos

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Más de mil trabajadores del hospital docente Abel Santamaría, en Pinar del Río, no están afiliados al sindicato del ramo.

José Puentes, elegido secretario general el pasado febrero, expresó: “Me encontré una desmotivación total entre los trabajadores, y una falta absoluta de comunicación. Tenía que escuchar sus reclamos y explicarles que nuestra labor no era sólo cobrar la cotización, sino organizar la fuerza laboral”.

La falta de afiliación a los sindicatos oficiales se ha convertido en preocupación del gobierno. Dicen que es porque los trabajadores no se están motivados, pero no se llega a la raíz del problema. Un viejo chiste da cuenta que el sindicato en Cuba es como la suegra: hay que mantenerla, pero no sirve para nada.

Aunque injusto con las mujeres, el chiste refleja el poco servicio que el sindicato presta al trabajador. Se trata de una especie de apéndice político logístico del régimen que no pierde pie ni pisada al obrero a la hora de cobro de la cuota sindical obligatoria, aunque se insiste en que es voluntaria.

Por otra parte, cuando el asalariado reclama derechos propios, o establece demandas contra la administración de su centro laboral, el sindicato le da la espalda, no lo defiende. Si alguien se niega a pagar la cuota, esa actitud conlleva la baja sindical, y el trabajador será sometido a un bombardeo permanente de críticas, presiones y marginación, y no se tendrá en cuenta a la hora de repartir algún estímulo material. También será culpado si el colectivo de trabajo al que pertenece no recibe el galardón “Cumplidor de la emulación”.

Para enfrentar la falta de motivación de los trabajadores, las autoridades proponen tres consignas: persuasión, comprensión y estimulación. Habrá que investigar qué se entiende por estimulación. Tal vez se trata de cargar al trabajador con más trabajo voluntario, y de condecoraciones.

En los casi 50 años de gobierno, sólo en dos ocasiones se aumentó el salario, mientras que ha sido permanente el alza de los precios que significa, como quiera que se mire, una disminución de los salarios.

Los que enarbolan la consigna de Kark Marx: ¡Proletarios del mundo, uníos!, son los mismos que no permiten en Cuba un conato de paro laboral, y mucho menos las huelgas. También está clausurado el derecho a la libre sindicalización a través de gremios independientes. ¿Puede haber mayores desmotivaciones?

No todos los trabajadores adoptan una postura de resignación; no afiliarse al ningún sindicato puede entenderse como una respuesta a los sindicatos oficiales.

La propuesta, hace unos años, de un sindicato de trabajadores por cuenta propia, no prosperó. Los cuentapropistas comprendieron que era como ponerse la soga al cuello que conduciría a un mayor control sobre el trabajo particular. Se preguntaron entonces: ¿Para qué queremos un sindicato que no nos represente? Es la misma conclusión de los trabajadores que se niegan a filiarse a los gremios del estado.

 

 


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