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24 de abril de 2008

Damas de Blanco desalojadas de la Plaza de la Revolución

LA HABANA, Cuba, 24 de abril (Miriam Leiva / www.cubanet.org) - Varias integrantes de la organización Damas de Blanco decidieron sentarse en un parque de las inmediaciones de la Plaza de la Revolución en La Habana, a fin de reclamar la libertad  de sus esposos y los demás integrantes de los 75 prisioneros de conciencia injustamente encarcelados en marzo de 2003, así como de los  presos políticos pacíficos.

La Seguridad del Estado desplegó un desproporcionado operativo de oficiales compuesto por hombres y mujeres para impedir a Laura Pollán, Berta Soler, Dolia Leal, Alejandrina García y Noelia Peraza, y otras cinco mujeres de apoyo aproximarse para entregar una carta dirigida al Ministro del Interior y al Presidente de Cuba, el pasado 21 de abril. 
Nuevamente el gobierno organizó un gran piquete de personas para ofender y provocar a  pacíficas e indefensas mujeres, a quienes los agentes de la policía política conminaron a abandonar el lugar.  Pasadas unas dos horas, pretendieron montarlas en un ómnibus, por lo que las mujeres vestidas de blanco se sentaron muy unidas en el piso. Las cargaron, pero como Berta y Noelia resultaron muy pesadas, las arrastraron hasta que decidieron levantarlas entre 4 personas.
 
Las mujeres fueron llevadas a sus hogares, aunque demoraron en arribar Alejandrina y una compañera al poblado de El Roque, en Perico, provincia Matanzas, y Noelia con su mamá y otra acompañante a Santa Clara.

Independientemente de que las demás Damas de Blanco no sabían la decisión de estas mujeres, se habrían sumado a ellas una vez conocida, si hubieran podido mantenerse por más tiempo. Igualmente importante es la solidaridad internacional para lograr la liberación de los prisioneros de conciencia y políticos pacíficos cubanos.

Resulta sumamente incomprensible que el gobierno de Cuba continúe deteriorando la salud de los 55 prisioneros de conciencia de los 75 secuestrados hace 5 años y un mes, durante la Primavera Negra de 2003, y aplique represión y tortura psicológica a los ancianos, hijos, esposas y otros familiares, condenados también sólo por defender a sus seres queridos. 

Cuando el presidente Raúl Castro ha reconocido problemas y prohibiciones absurdas existentes en Cuba durante casi 50 años, muchos de los cuales fueron alertados por integrantes de los 75, y el derecho a expresar opiniones divergentes, es aún más injusto su cruel cautiverio.

 


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