Crónicas          
23 de abril de 2008

Sin carta del comité

Oscar Mario González

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Aunque luzca poco creíble en la escuela de artes y oficios llamada “Felicidad”, ubicada en la esquina de Reina y Gervasio se puede matricular y adquirir un oficio sin carta de recomendación del Comité de Defensa de la Revolución. 

Para el lector no avezado en la cotidianidad cubana hay que explicarle que sin una carta del Comité de Defensa de la cuadra de residencia, el ciudadano no puede dirigirse a casi ninguna entidad nacional en pos de algún servicio de relativa envergadura. 

Esto parece ir cediendo terreno pero de manera muy lenta. Hoy día los Joven Clubes (escuelas de computación) tampoco exigen cartas del comité pero las solicitudes de ingreso están sujetas a una selección y las escuelas de idiomas exigen que el solicitante esté laboralmente activo y en base a ello establecer la selección. 

La escuela “Felicidad”, en tal sentido, es una felicidad. Eso si sus servicios no son gratuitos y a mi modo de ver es lo mejor de todo. Lo digo luego de medio siglo viviendo de gratuitas miserias. Al respecto la escuela es bien clara según  dos avisos que  cuelgan de la puerta del centro y que copio textualmente sin  modificaciones.

Primer aviso: “Una vez comenzado el curso no se hace devolución financiera alguna”.

Segundo aviso: “De existir atraso en el pago se dará de baja automáticamente”. 

Los cursos tienen una duración de 3 meses y durante el mismo se efectúan tres pagos. El primero de 60 pesos moneda nacional en el momento de la matrícula; el siguiente al comienzo del segundo mes por otros 60 y el tercero de 75, que además de la cuota mensual incluye los gastos de fotos y diploma. El

monto total o el valor del curso es de l95 pesos normales, 8.12 pesos convertibles (chavitos) ó 9.74 dólares. No nos dejemos guiar por el monto pues en términos relativos representa un mes de salario para un trabajador normal.

La escuela oferta once especialidades que van desde peluquería integral, barbería, masaje, modelaje de pasarela, hasta estudio de mercado y gestión de ventas, con clases los sábados y domingos de 9 a l2 del día y de 1 a 4 de la tarde.

Para las clases prácticas o entrenamientos se utiliza un método muy original y beneficioso  para el bolsillo, inserto en un cartel donde se lee: “Pelados de todo tipo, afeitado y masaje facial. Totalmente gratis. Jueves y domingo. 9 am. a 4 pm”.

Dos sentimientos reconfortantes me embargaron luego de mi incursión por los predios de la escuela de artes y oficios Felicidad. Uno, que para beneficiarse de sus servicios hace omisión de la carta del comité;  otro, porque esta asentada en el edificio del antiguo convento de la Orden de las Madres Reparadoras, amplia edificación que también cobija a un hogar de ancianos.

A diferencia de las instalaciones  del antiguo  seminario  Buen Pastor de Arroyo Arenas convertido en unidad militar; del colegio jesuita Belén transformado en escuela castrense, o del edificio de la Orden Maristas destinado a cuartel de la policía política, el viejo caserón de Reina y Gervasio ha tenido un

destino más noble y más a tono con la intención cristiana con que fue concebido. En el lugar, felizmente, la maldad no ha levantado cabeza.

Allí se enseñan oficios de gran demanda sin importar la filiación política ni la provincia de residencia de los solicitantes. Además, viven sus últimos días esos seres de avanzada edad tal vez olvidados de todos, incluso de sus más cercanos familiares. Entre sus paredes, que resuman amor cristiano, seguro está presente aquel cuya piadosa entrega no distinguió entre ricos y pobres, entre buenos y malos y, mucho menos entre “revolucionarios” y desafectos.

 

 


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