Crónicas          
22 de abril de 2008

El elefante y la hormiga

Rafael Ferro Salas

PINAR DEL RÍO, Cuba, abril (www.cubanet.org) -  La realidad cubana tiene dos caras. No creo estar descubriendo el agua tibia al decir esto. Cada año se celebran congresos en La Habana y numerosas delegaciones extranjeras participan en los debates de esos eventos. Casi siempre el denominador común en esos concilios es uno: “destacar para conocimiento del mundo la justeza y los avances del sistema socialista cubano”.

La mayoría de estas reuniones –para no ser absolutos diciendo todas- son auspiciadas por el gobierno, lo que quiere decir que en su casi totalidad también los integrantes de las delegaciones que participan en ellas están de una manera u otra identificados con el régimen.

Estas personas debaten durante semanas diferentes temas bien planificados por los organizadores del oficialismo, visitan los mejores sitios de la isla, degustan las mejores bebidas, comen de los mejores platos y después regresan a sus países de origen con las barrigas llenas, los corazones contentos y el cerebro lavado a tope, convertidos por obra y gracia de la manipulación en incondicionales  paladines de la revolución cubana.

No abrigan motivo alguno para quejas, vieron de las dos caras de Cuba la más bella; la maquillada en silencio y total secreto por parte de verdaderos artistas del maquillaje político. No caminaron las calles –o no los dejaron hacerlo- para mirar con objetividad y ojo crítico el constante hormigueo de sus habitantes envueltos en el ir y venir de cada día, vagando como pigmeos a merced de un enorme y moribundo elefante que a cada rato  puede aplastar a su arbitrariedad y capricho a la multitud atolondrada en los umbrales de una espera que ya va para el medio siglo, padeciendo prohibiciones, escasez casi absoluta de las más elementales cosas y derechos para vivir como personas humanas y soñando que un día les sean otorgadas facilidades arrebatadas que en cualquier sitio de este mundo disfrutan hasta los niños.

Cuba tiene su cara oculta. Un rostro al que no le ha sido permitido ver el sol. El mundo no puede ser engañado, hay que recordarles  a los hombres y mujeres de este planeta  que se puede tapar el ojo, pero nadie hasta ahora ha podido cubrir con un dedo la luz del astro rey.

Cuba tiene dos caras,  insisto en que no estoy descubriendo el agua tibia cuando escribo esto, pero me valgo de este oficio maravilloso de la palabra escrita para censurar a esos perfectos idiotas de Latinoamérica y del resto del mundo que se empeñan en catalogar de justa y buena la vida que aquí adentro se malvive, sin atreverse a salir de sus salones refrigerados en congresos anuales diseñados para el engaño.

 

 

 


CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.