Crónicas          
21 de abril de 2008

Como pescados en nevera

Jorge Olivera Castillo, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - La humillación en el socialismo real es como una bomba de racimo. Siempre da en el blanco. Por más maniobras que se ejecuten al final aparecen las averías. Reporto desde el lugar de los hechos y a escasa distancia de los acontecimientos.
       
No hay margen de error porque hago los apuntes apostado en un viejo edificio de la Habana Vieja. Un sitio ideal para ver las esquirlas de la ofensa y los trozos humeantes de la perfidia.
      
El nuevo artefacto que explota en las narices de los cubanos es suficiente para quemarles las ilusiones en torno a un mejoramiento del nivel de vida. En el estallido, también desaparecen las imágenes de una existencia menos dramática y puedo retratar en el aire la vergüenza.
       
Definitivamente no era un arma para acabar con la miseria y otras cuestiones que marcan la vida de millones de coterráneos. El hecho de que se autorice la adquisición de un teléfono celular, de que se hayan levantado las prohibiciones que impedían hospedarse en los hoteles, antes solo a disposición del turismo internacional y la posibilidad de adquirir una computadora o un equipo de DVD, es para la mayoría de los cubanos una humillación con espoleta nueva y uranio empobrecido.
       
¿Por qué lo digo?  A golpe de interrogantes respondo: Si el salario promedio en Cuba es de alrededor de 17 pesos convertibles, unos 21 dólares al mes, ¿cuál es el mecanismo para sufragar un servicio de telefonía móvil al costo de 111 pesos convertibles y después afrontar unas tarifas de lujo? ¿Qué trabajador podría pasar tan siquiera un fin de semana en la habitación de un hotel a precios que oscilan entre 50 y 200 dólares el día? ¿Para qué una computadora sin acceso a Internet, ni servicios de correo electrónico? ¿No es un bochorno que haya habido que esperar hasta bien entrado el siglo XXI para levantar algunas prohibiciones absurdas? ¿Quedaría margen para creer en el eslogan que cita a Cuba como uno de los países pobres con mejores índices de desarrollo y perspectivas de futuro?
        
Que Haití y muchos de los países africanos adelanten a Cuba en varios rubros asociados a la tecnología y su incidencia per cápita, es señal de un atraso que echa por tierra la veracidad de las estadísticas. ¿Cómo lograr una cultura sólida y generalizada manteniendo a la población al margen de los principales adelantos de la ciencia y la técnica?
           
A Cuba se le ha sobredimensionado. Un país no puede crecer con marginaciones y decretos irracionales. Más allá de la labor publicitaria se esconde una realidad plagada de torpezas, profundas deficiencias y arraigadas tribulaciones.

Hay quien alega que es el comienzo de la transición. “Por algo hay que empezar”, me dijo recientemente un amigo en referencia a las tímidas liberalizaciones.
           
No tengo ánimos para sumarme a esta corriente de pensamiento. Prefiero esperar a ver qué pasa durante los meses venideros.
            
Me ha sido imposible borrar de mi memoria la expresión de un grupo de personas frente a la vitrina de una tienda de efectos electrodomésticos. La vista arrobada, amontonados en la acera frente al cristal, a un metro de varios equipos de DVD, soñando con un disfrute imposible. ¿Precio? 140 pesos convertibles. ¿Cómo eran la miradas? Como de pescados en congelación. Sin lugar a dudas, sus esperanzas estaban muertas. 

 


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