Crónicas          
21 de abril de 2008

¿El abuelo ha enloquecido?

Kallan Poe, APLA

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Todos en la familia de los Bravos de Louvre, poblado del municipio avileño Florencia, pensaban que el Abuelo - como todos le llaman - iba a ser la excepción de la regla, y se iría al otro mundo ileso de sufrir alteraciones mentales. Y es que por herencia unos y necesidades otros, esta familia ha dado de que hablar entre los pobladores de la zona montañosa, dicen algunos que peinan canas, que el mismísimo Mario Bravo, uno de los alzados anticomunistas más connotados en la región, fue el loco más notorio de los Bravos.

El Abuelo, residiendo en Morón, y alejado de los suyos, siempre se las ha ingeniado para alimentarse como Dios manda. Su carretilla carga cada mañana sendos sacos de latas de aluminio bien aprisionadas, para luego ser cambiadas en la tienda recuperadora de materias primas, donde usualmente obtiene objetos que vende para su subsistencia. Sin embargo, con la llegada de un frente frío inesperado en este mes de abril, muchos pensaron que el vejestorio había perdido una tuerca, porque en horas tempranas de la madrugada se le vio  sudado con una carrilera de pequeños carros transportando todo tipo de latas y botellas vacías, y a una velocidad nunca antes vista.

Nadie mostró interés en preguntarle, porque el Abuelo es de esas personas que habla poco. Sin embargo, con paciencia descubrí uno de los planes mejores diseñados por una persona de la tercera edad que no se da por vencida.

Al Abuelo se le metió en la cabeza ser el primero de su edad en pagarse un viaje a Cayo Guillermo -ahora que los nacionales pueden ir a los cayos si tienen dinero -, sin ayuda familiar ni de bienestar social. Él sabe, porque lo calculó como todo un economista, que con la venta de los productos obtendrá los 10 pesos convertibles que necesita para disfrutar de "las tranquilas aguas que aun recuerdo cuando junto a mi amigo navegamos en el yate Media Luna, por aquel entonces propiedad de Batista. Pensé que me iba a morir sin ver nuevamente ese mar; pero no es así, y cuando regrese de allá sin un quilo prieto, a jugársela de nuevo, de todas formas ya estoy cumplío".

Para quienes desconozcan estos hechos el Abuelo ha enloquecido; para quienes vivan la experiencia tendrán ante sí al primer Abuelo que por sus propios medios logró pasar la "frontera" hacia los cayos y regresar a su Cuba para, saco al hombro, recolectar toda la materia prima posible que le permita sobrevivir y ahorrar para volver al mar, lo que es, sin dudas, otro logro de la revolución.

 


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