Crónicas          
17 de abril de 2008

¡Y dale con el cable!

José Hugo Fernández 

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - "El pueblo está de luto: ha muerto UNIVISIÓN". Con esta frase, escrita para un cartel anti-régimen que fue colgado hace poco en el barrio habanero La Lisa, la gente se burlaba del último operativo llevado a cabo por la policía contra el cable, sistema de servicio clandestino para ver la televisión de Miami.

En lo que parece haber sido su fase final, el operativo alborotó especialmente la zona de Punta Brava el pasado viernes 11 de abril, con un despliegue de agentes uniformados y de civil que mantuvieron a la localidad en tensión durante todo el día y que provocó más de un encontronazo de sus vecinos con las autoridades.

Por suerte la sangre no llegó al río, sobre todo porque los representantes del régimen asumieron con evasivas y contestaciones vagas las protestas populares, algunas en términos comedidos aunque firmes, pero otras en tono airado y de abierto desafío. Hubo quienes se negaron a permitir el acceso de los agentes del a sus hogares, exigiéndoles orden judicial de registro, y también hubo quienes les lanzaron piedras cuando subieron a los techos con el propósito de detectar y retirar los cables.

Punta Brava es una de las muchas zonas de la periferia habanera donde apenas se sintoniza la televisión de la Isla. La generalidad de sus televidentes se la pasa viendo culebrones mediante el cable, que muy bien debieran contemplar entre sus planes los programadores de la Florida, por aquello del rating.  

Al anochecer del 11 de abril, el silencio del poblado era sobrecogedor, con todos los conductos del cable desactivados y con la gente resistiéndose a sintonizar no ya el Noticiero Nacional de Televisión, que a nadie interesó nunca como no fuese para seguir las incidencias del parte meteorológico, sino incluso las telenovelas cubanas y brasileñas, que los puntabravenses se negaban a ver tal vez como prueba de fidelidad a Juan Querendón. 

Anécdotas a un lado, lo cierto es que estas nuevas maniobras policiales, tan ridículas e intimidantes como las anteriores, aun cuando menos violentas, parecen dar respuesta a uno de los reclamos del recién finalizado Congreso de la UNEAC, donde la crema y nata de nuestra intelectualidad hace mención a lo que considera un desfase entre “el proyecto cultural de la revolución y los referentes que establecen para sí mismos amplios sectores del pueblo”.

Es curiosa tal aseveración de la UNEAC, pues quienes la sustentan, cuestionando tales referentes del pueblo, son exactamente los mismos que han dispuesto de cincuenta años, sin resultados sustanciales, para ofrecer al televidente (o al lector) otras opciones más atractivas que las del pedestre Show de Cristina o los pintorescos culebrones. Y resulta que ahora se caen de la mata

 

 


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