Crónicas          
14 de abril de 2008

Rebeldes a la vista

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - En su afanoso wishful thinking por atisbar el final de la dictadura cubana, algunos cubanólogos y cierta prensa extranjera hablan de una aguda rebeldía juvenil en Cuba.

Discrepo de la opinión de Brian Latell y otros cubanólogos. Que me perdonen la mala noticia, pero yo, que vivo aquí, no la veo por ninguna parte. Al menos, no en la forma y magnitud que la ven ellos.

En su lugar, veo una masa de muchachas y muchachos aburridos, desorientados, con pocas esperanzas y demasiadas frustraciones, que buscan desesperadamente vivir. Sólo eso. Vivir. Por desgracia, suelen no conseguirlo del modo más aconsejable.

Sucede que la vida choca con los intereses de un sistema tan cerrado como el que impera en Cuba y eso provoca inevitables encontronazos. Con los jóvenes, que rebosan de energías, los choques suelen ser más agudos.

Siempre fue así. Cada vez es peor. En diciembre de 2005, el canciller Felipe Pérez Roque se quejó y advirtió del peligro que representaban para el sistema la apatía y la alienación de una parte de la juventud cubana.

Absurdo sería imaginar que las expectativas de los jóvenes cubanos coinciden con las de los septuagenarios y octogenarios que los gobiernan, Pero no hay que magnificar la importancia del conflicto generacional.

Los jóvenes son rebeldes por naturaleza, pero que no me vengan con el cuento de la rebeldía juvenil de los energúmenos que apedrean guaguas, vociferan palabrotas a cada paso que dan, se emborrachan a ritmo de reggaeton porque no hay más nada y le roban al estado si los fuerzan a trabajar.

En el desierto, es frecuente ver espejismos. Aunque Cuba lentamente se esté pareciendo más a una estepa pos-totalitaria del Asia Central que a un desierto propiamente dicho, el oasis repleto de jóvenes que se enfrentan al régimen no deja de ser otro espejismo más.

Los jóvenes cubanos crecieron repitiendo en los patios de las escuelas, hambreados y con los zapatos rotos, que serían como Ché. Hoy, cínicos y hedonistas, rechazan los mitos y los valores de un sistema  que no respetan, pero  temen. Tienen motivos. La mayoría de los presos en las más de 200 cárceles del país son menores de 30 años.

 La falta de miedo del grupo de jóvenes que participaron desde un lugar indeterminado de La Habana en la video-conferencia con la Universidad de Miami, no es representativa del temor paranoico de los jóvenes cubanos por “el aparato” o la Gestapo, como suelen denominar a la policía política. Son pocos los que se unen a la disidencia. Prefieren enfrentar los tiburones o la Corriente del Golfo que la llamada a la puerta de los segurosos.  

El fenómeno de los bloggeros es otra señal del malestar juvenil para los analistas. ¡Atención! La mayoría de los inter nautas, aunque coinciden en la urgencia de los cambios, dicen ser revolucionarios y partidarios de perfeccionar el socialismo. Prefieren no revelar su verdadera identidad. Escogen ser Chuncha, Peter, Floreal, Jovellanos o sencillamente “un cubano de a pie”.

 El incidente de Ricardo Alarcón con los estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas fue una muestra del descontento estudiantil, pero no nos engañemos. Allí no matricula cualquiera. La UCI no es el hervidero de ciber disidentes que algunos suponen. Además de materiales contrarios al régimen, lo que más descargan  de Internet los chicos son películas, música y pornografía. Generalmente, para vender.

Los jóvenes cubanos, aunque los autoricen ahora a comprar cacharros que no tienen con qué pagar, están perdiendo el miedo a quejarse de cómo viven. De ahí a rebelarse frontalmente contra el régimen, va un tramo.
 
A este paso, puede ser que pronto los cubanólogos presenten las “fiestas house”, donde con bastantes cuc, confraternizan en la recholata, los hijos de los funcionarios con los de los macetas, también como otra muestra de rebeldía juvenil.  

 

 


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