Crónicas          
9 de abril de 2008

Se nos fue la vieja laguna

Tico Morales, APLA

CIEGO DE ÁVILA, Cuba, abril (www.cubanet.org) -  Cuba es un país con los mayores y mejor conservados humedales del Caribe. Esos ecosistemas sirven de equilibrio biológico a numerosas especies endémicas  en la mayor de las Antillas.

El hombre posee todos los récords y medallas en el registro de la destrucción del entorno.

Al noroeste de la ciudad de Morón, situada entre las conocidas Lagunas de La Leche y La Redonda -muy afectadas por la contaminación-
existió un pequeño paraíso nombrado popularmente como Laguna de las Jicoteas, un pequeño embalse natural de unos 2 metros de profundidad, capaz de encantar a los mas avezados ecologistas del mundo.


Santuario de aves y pequeños quelonios que un día dieron nombre al lugarpor la gran cantidad de ejemplares, y hasta sustento de
nuestros antepasados indígenas que poblaron sus cercanías.

La Laguna de las Jicoteas fue dragada en su totalidad por fuerzas del contingente de la construcción Ho Chi Min, radicado en la ciudad, y luego rellenada con hormigón fundido y asfalto para convertir el lugar en una base de camiones pesados que sirven como puente abastecedor de mercancías para el tercer polo turístico de la Isla, Jardines del Rey, que abarca los cayos Coco y Guillermo.

Así, lo que hoy pudo ser fuente de atracción para los miles de visitantes extranjeros  por su belleza natural, quedó sepultada para siempre.
En la Laguna de las Jicoteas se preparaban uno de los más conocidos platos de la región: arroz con jicotea y tostones.

Hoy cualquiera se estuviera chupando los dedos; pero eso es historia antigua. Las generaciones que vengan no conocerán la Laguna de las Jicoteas, otra flor del sistema ecológico nacional deshojada impunemente ante la mirada de la población.

 

 


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