Crónicas          
9 de abril de 2008

Pactos y policías

Juan González Febles

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - El primero de marzo de 2008, con la tinta húmeda aún por la firma reciente de compromisos sobre Derechos Políticos, Económicos, Sociales con la Organización de Naciones Unidas (ONU), los agentes de la Seguridad del Estado golpearon a un grupo de opositores políticos en La Habana.

Los policías, entre los que se contaba uno de sus jefes más conspicuos, me refiero al coronel jefe del Departamento 21 de la Seguridad del Estado, actuaron con distanciamiento.

Según relató posteriormente el periodista Guillermo Fariñas, dijeron cumplir órdenes. “Nada personal”-dijo el coronel. Intrigado, Fariñas quiso saber más. Preguntó:

-¿Y los pactos firmados?

-Los pactos son cosas de políticos, jueces y abogados, los militares cumplimos órdenes y punto.

Además de la novedad de saber que los policías políticos son militares y no policías, está el elemento inquietante de la existencia de militares que son capaces de dar órdenes más allá de la ley y los pactos.

Estos nuevos militares con grado, uniforme y todo lo demás, parece que eventualmente también clasifican para la medalla de Héroe de la República de Cuba. En su caso, por dirigir batallas callejeras contra civiles desarmados, tanto hombres como mujeres. A fin de cuentas, también estas son batallas.
Cada quien dirige las que puede. Ochoa lo hizo a su manera, el coronel a la suya. Si las cosas se mantienen como están, el coronel siempre tendrá un mejor futuro que el finado Ochoa. Cuestión de estilo, tiempo y calidad humana.

El caso es que nadie puede apostar porque los pactos recién firmados vayan a ser cumplidos por el trío de la cúpula. Me refiero al compañero Fidel, al presidente Raúl y al vicepresidente Machado. Apuesto que de uno de los tres salió la orden que cumplió solícito el coronel, tan pundonoroso como militar.

De alguna forma, el policía dejó implícito que cumplía órdenes y que no hay nada personal en ello. Esto vale para no buscarse problemas y hasta para ganar un ascenso; el problema será mañana. Hoy por hoy, hay demasiados policías al servicio de cualquier orden que alguien se sienta acreditado para dar. Es el alto precio que se paga por no vivir en un estado de derecho.

El pueblo de Cuba tendrá que lidiar con estas personas extravagantes. No del todo malas, sólo patéticas. En su momento habrá que perdonarles. Total, los pobrecillos cumplen órdenes y nada más. No hubo nada personal nunca. Sólo trabajo…sucio.

No se hace leña del árbol caído y el coronel es leña cortada y seca, al menos en el terreno moral. No es más que un pobre tipo ocupado de privar de su libertad y de su decoro a los suyos. Pronto, nadie se acordará de él. Será cuando llegue el tiempo de rendir tributo a los que desafiaron, y para entonces seremos tan libres y tan felices que no recordaremos a esos policías atados a su miedo y al compromiso asumido.

Guillermo Fariñas dice que comprende y perdona, y creo que al final todos terminaremos por hacer lo mismo. Con este policía y con todos los que se envilecen al cumplir órdenes criminales o inmorales. Esperemos a que en su momento sus conciencias y sus corazones les  concedan paz y perdón. Yo aprendí a desearlo, o al menos voy bastante adelantado en el intento, que ya es algo.

 

 


CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.