Crónicas          
7 de abril de 2008

Cuito Cuanavale 20 años después (final)

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - El carácter de la victoria cubana en Cuito Cuanavale se hace cuestionable si se revisan las bajas de ambos bandos. En todo caso, hay que admitir que fue una muy costosa victoria para el ejército cubano. 

Sólo hasta abril de 1988, dos meses antes de la retirada sudafricana, las FAPLA tuvieron 4 785 muertos. Se desconoce la cifra de bajas mortales cubanas. Las fuerzas cubano-angolanas perdieron 94 tanques, cientos de carros blindados y 9 Migs-23.

Por la parte sudafricana, las pérdidas fueron 31 muertos, 3 tanques y 11 blindados destruidos y un Mirage derribado.

 Los acuerdos de paz de diciembre de 1988 tampoco son un buen indicador para determinar vencedores.

El gobierno sudafricano, enfrentado a una crítica situación doméstica, se mostró sumamente ansioso por salir de su guerra no declarada en Angola. Impedir el envío de nuevos refuerzos cubanos se convirtió en su principal preocupación.

 Altos funcionarios sudafricanos alertaron sobre “el riesgo muy real de una guerra convencional de mayor envergadura con los cubanos”. No costó mucho esfuerzo a los negociadores que Sudáfrica cejara en su demanda de un retiro sincronizado de Angola de las tropas cubanas y sudafricanas.

Sudáfrica se vio obligada a aceptar la Resolución 435 del Consejo de Seguridad de la ONU. Luego de los ataques aéreos contra Calueque y Rucaná, fuerzas combinadas cubanas, de las FAPLA y de la SWAPO avanzaron hacia el límite entre Angola y Namibia, pero no lo cruzaron. Se detuvieron a 20 kilómetros de la frontera para reforzar su posición en las negociaciones.
 
Por su parte, Cuba condicionó su salida  de Angola a que garantizaran a sus tropas una retirada honorable. Generalmente, la garantía para una retirada honorable no suele ser la condición que exige un ejército victorioso.

De cualquier modo, el gran vencedor de Cuito Cuanavale fue Fidel Castro, que al fin consiguió que los norteamericanos tuvieran que sentarse a negociar con él.

El 29 de enero de 1988, la parte norteamericana aceptó que Cuba se incorporara a las negociaciones (hasta entonces tripartitas), para alcanzar la paz en Angola y Namibia.

En medio de la grave situación de Cuito Cuanavale en enero de 1988, la aceptación por el Departamento de Estado norteamericano de la incorporación de Cuba a las negociaciones de paz en Angola fue la mejor noticia que pudo recibir Fidel Castro en su puesto de mando habanero.

Desde 1982, Estados Unidos intentaba infructuosamente negociar la paz con Angola y Sudáfrica. El gobierno norteamericano  condicionó su respaldo a la Resolución 435 de la ONU (que preveía la celebración de elecciones libres en Namibia bajo supervisión internacional) a la retirada de las tropas cubanas y a un acuerdo de paz entre Luanda y los rebeldes de la UNITA.

 Más que por el resultado de la batalla de Cuito Cuanavale, los Estados Unidos aceptaron la participación de Cuba en las conversaciones debido a la peligrosa situación  creada en el sudeste africano por el poderoso despliegue militar cubano en el sur de Angola.

En Angola, Fidel Castro siguió la máxima del emperador romano Augusto: aventurar mucho en la guerra y pescar con anzuelo de oro. Su carrera hacia delante en el sur de Angola, logró algo que tenía gran valor para él en su obsesivo enfrentamiento a su mega enemigo, los Estados Unidos.

 26 años después que norteamericanos y soviéticos lo excluyeran de las conversaciones que condujeron al retiro de los misiles nucleares soviéticos del Caribe y apenas 4 años después del desastre cubano en Granada, Fidel Castro consiguió que  Cuba se  pudiera sentar en una mesa de negociaciones, codo a codo con los Estados Unidos.

 

 


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