Crónicas          
3 de abril de 2008

La papa ayuda

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Un viejo refrán, de esos que eternizan la sazón criolla, dice que “la papa ayuda a comer”. Existen quienes erotizan la frase con ese doble sentido que nos caracteriza.

El tubérculo está tan ligado a nuestra cultura culinaria que hoy auxilia con doble ración el más suculento plato de su recetario.

Es a través de la cartilla de racionamiento, ese diminuto emblema de la equidad en peligro de extinción, que cada consumidor puede adquirir dos o cuatro libras del tubérculo. Considerándose esta la única vía de distribución en cuatro décadas de subsidios, no debemos olvidar que también está al margen de una periodicidad que se estira y encoge.

Según datos oficiales, la producción de papa en el periodo 2006-2007, disminuyó en un 35 y 40 por ciento, pero se espera que cierre el año 2008 con cinco millones de quintales acopiados a escala nacional.

Los vecinos del Consejo Popular Eléctrico, en el municipio capitalino Arroyo Naranjo, quedaron atónitos porque en el mes de marzo se distribuyó la papa normada en dos ocasiones. En buen momento llegó la doble ración de vianda. Días antes, en ese mismo Consejo Popular se repartieron en mal estado las diez onzas por personas de frijoles negros, correspondientes al mes de marzo. Tenían gorgojos. 

Haciendo gala de ese viejo refrán, “la papa ayuda a comer” pregunto: ¿A dónde va la papa? ¿A donde va la ayuda?

La Habana, provincia limítrofe con la capital del país, es la mayor productora de papas del archipiélago. Le siguen Villa Clara y Cienfuegos. En la primera quincena de marzo, la Habana cosechó 200 mil quintales y espera cerrar el año con dos millones y medio.

Fui uno de los estudiante de nivel medio que alternaban el estudio con el trabajo forzado en las extinguidas escuelas secundarias básicas en el campo (ESBEC). Participé en varias “zafras de la papa” en el municipio habanero Gűines, el mayor productor de la provincia. Escuché decir que eran las mejores papas de Cuba y que la cosecha se destinaba a la exportación.

Hace 24 años que no participo en una de estas “zafras”, de las que conservo gratos recuerdo de la adolescencia y una que otra guerrita en la que nos lanzábamos papas y turrones de tierra a la hora del receso.

Hoy es la misma fuerza laboral atrincherada en los rojizos surcos de Gűines. La integran estudiantes universitarios, de nivel medio, reclutas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ejercito Juvenil del Trabajo (EJT), encargados todos de cosechar los siete mil quintales previstos por caballería. Es la mano de obra barata que el gobierno aprovecha en Gűines o en Melena del Sur, de donde salen “las mejores papas”.

El economista Ariel Terrero Font dijo, en su habitual espacio de la tele revista Buenos Días, correspondiente al 25 de marzo, que la mitad de lo cosechado en la provincia Habana se destinaba a los frigoríficos para su posterior distribución en los restantes meses del año.

No fue lo que me dijeron mis “tíos de campo”, como le decíamos a los habituales que trabajaban las tierras aledañas a la ESBEC. Tampoco me interesa saber las maniobras de acopio y distribución del tubérculo. Basta con saber que se venden en los mostradores estatales unas cuantas veces al año y que en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), las patatas fritas se ponen zocatas dentro de los estuches de nylon.

Pude enterarme que le incrementaron el pago por quintales a los habituales. Otra vez la machacada “estrategia de cambio”. Antes recibían 13 pesos y 20 centavos en moneda nacional por quintal. Ahora se les paga 25 ó 30.

Dicen que la Habana es puntera en la cosecha de 2008 y que se restableció la distribución de papas en la capital. Espero que suceda lo mismo en otras provincias, municipios o bateyes. A fin de cuenta las papas, fritas en moneda convertible o normada en moneda nacional, ayudan a comer.

 


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