Crónicas          
3 de abril de 2008

¡Pobres manatíes!

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Cuando los primeros colonizadores españoles llegaron a la isla, quedaron maravillados al descubrir en los estuarios de los ríos a una gran cantidad de manatíes, incluso hembras amamantando a sus críos. Creyeron estar en presencia de las sirenas de las antiguas fábulas.

El embrujo terminó cuando probaron la exquisita carne de manatí. La cacería del mamífero acuático, herbívoro, sería implacable desde entonces. La especie está en peligro de extinción y declarada en veda permanente.

Una triste noticia apareció en el diario Juventud Rebelde del 19 de marzo, reportando la muerte de dos manatíes en menos de dos días en la bahía Nazábal, provincia Villa Clara. También el director de la estación biológica Manatí, del refugio de Fauna Lazarillo, informa del hallazgo reciente de los restos de un ejemplar joven de unas 500 libras del que los cazadores furtivos sólo dejaron cabeza, cola y espinazo.

Cifras conservadoras –pueden ser mayores- apuntan a que desde el año 2001 a la fecha se han descuartizado once manatíes, lo que indica el destino de su apreciada carne: el mercado ilícito. Lo mismo sucede con el camarón, la langosta y otras especies marinas que no se comercializan en el mercado nacional, aunque muy ocasionalmente se puede comer langosta comprada en divisa.

Cabe el caso del extendido comercio ilícito, severamente castigado; del hurto, sacrificio y comercialización de vacunos y equinos, debido a que la carne de res desapareció de las carnicerías hace muchos años, circunstancia que incita al delito.

La empresa de flora y fauna de Villa Clara, perteneciente al “Centro de áreas protegidas”, ha prohibido el uso de redes de arrastre en el hábitat del manatí. Pero la advertencia no se aplica, y como dice la gente: “no pasa nada”, excepto el asesinato de los mamíferos.

Ese tipo de arte de pesca es una trampa mortal, porque los animales quedan atrapados y se ahogan, impedidos de aspirar oxígeno. Momentos después son rematados.

Además de Nazábal, otros siete puntos geográficos están localizados como sitios de reproducción del manatí, sobre todo donde crece el pasto marino.

Los actos vandálicos contra el manatí, la contaminación de ríos y mares, su baja tasa reproductiva, la falta de especificidad en el Código Penal condenando la depredación como crimen ecológico, y la falta de vigilancia contra los cazadores furtivos, ponen en grave riesgo la continuidad de la especie.

La ciudad marítima Manatí, en la oriental provincia las Tunas, debe su nombre a la presencia de este mamífero en su extenso litoral.

 


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