Crónicas          
2 de abril de 2008

Sainete

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Lenin también pasó a la historia por ser uno de los primeros manipuladores de la publicidad política. 

En uno de los giros propios de la historia y ante la ruptura en su organización, el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), Lenin llamó a su pequeño grupo, bolchevique (la mayoría). Mientras, a la mayoría la nombró menchevique (la minoría).  De esa manera pasaron a la historia rusa y universal los bolcheviques y los mencheviques como símbolo de la desfiguración nominal de las fuerzas políticas por obra y gracia del manejo de los medios de comunicación.

Ahora el canciller cubano Felipe Pérez, el reformista Alejandro González y el conservador Carlos Zamora, aliados temporales en la chancillería, junto a los ideólogos del neo castrismo, Ricardo Alarcón, Elíades Acosta y Abel Prieto.  Acoplados a los oficiales de la Dirección General de Inteligencia (DGI), del Ministerio del Interior. Tratan como Lenin en 1903, de disfrazarnos a una minoría de la diáspora cubana y vestirla de mayoría a su favor.

Para eso, organizaron dentro del esquema de sucesión el encuentro “Cubanos residentes en el exterior contra el bloqueo y el terrorismo”, celebrado en el Hotel Nacional de Cuba entre el 19 y el 21 de marzo, al que asistieron 129 cubanos residentes en 34 países. La generalidad representantes de organizaciones de emigrantes fieles al gobierno.

Menos inteligente y más excluyente que los encuentros celebrados en 1996 y 2004, bajo el nombre “La nación y la emigración”,  esta reunión entre el Estado cubano y una minoría de los emigrantes, estaba signada por la intención clara  de imponer a los emigrados su agenda política. 

Los concurrentes a la reunión perdieron su fuerza cuando les dieron total apoyo a los espías detenidos en los Estados Unidos, y los consideraron hermanos; atacan el enfoque europeo, su posición común y lo tachan de injerencista; llaman a Fidel Castro “querido Comandante Fidel, cuyo inigualable ejemplo ha sido, es y será faro de nuestra lucha”. 
Los exiliados presentes en La Habana se prestaron a participar en un sainete donde no se expresó ni una palabra sobre los presos políticos, la constante violación de los derechos humanos, ni se mencionó la penuria económica en la que vive el pueblo que abandonaron.

La maniobra de relaciones públicas y reclutamiento de agentes fue bastante apresurada según el analista Osmar Laffita, quien apuntó. “Ella debe estar destinada a la búsqueda de un interlocutor externo, que no sean los grupos prodemocráticos de la diáspora, ante la posibilidad de cambios estructurales dentro del estado”.

La líder juvenil Mileydis Calvente, consultada por teléfono, señaló. “La conferencia pretendía ocultar tras una cortina de humo y comunicación por una parte, a la gran mayoría de nuestros compatriotas en el exilio que optan por la democracia; y por la otra, obviar el  trágico recuerdo de la Primavera Negra de 2003”. 

“La reunión –dijo la joven de Manzanillo, cayó en saco vacío y disminuyo el tamaño político de los participantes, por el esfuerzo de aparecer simpáticos a los ojos de la  dictadura, de la que huyeron, cuando enfatizaron su apoyo  a la continuidad de la revolución, bajo la certera conducción de Raúl Castro”.

La convocatoria, fue calificada por los exiliados, de excluyente, y las organizaciones participantes como cederistas del exterior, con un manifiesto vinculo con el gobierno.

 


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