31 de octubre de 2007
 
 
Comentarios/Opiniones             VOLVER AL INICIO
31 de octubre de 2007

Los viajeros sin destino

Rafael Ferro Salas, Abdala Press

PINAR DEL RÍO, octubre (www.cubanet.org) - La policía aumenta por día los registros a la población. Viajar de un sitio a otro es un reto que pocos se atreven a enfrentar. Las autoridades anunciaron la entrada en servicio de un lote de ómnibus marca Yuton, de fabricación China. Serían utilizados para reforzar las rutas de viajes hacia La Habana. Al principio todos se alegraron, pero después surgieron los inconvenientes.

Los pasajes cuestan 33 pesos. Cuando hay necesidad de viajar se puede llegar a ese precio haciendo un esfuerzo y teniendo en cuenta el salario que uno gana. Pocas veces el viajero logra obtener en las ventanillas de ventas de pasajes los boletos al precio oficial. Nunca hay pasajes, pero aparece el boleto cuando uno paga un precio por encima del estipulado. Esta es una situación que se presenta en todas las terminales de ómnibus cubanas.

Pero los viajeros cubanos enfrentan un inconveniente mayor y de alto riesgo: los registros policiales a toda hora y en todas las rutas de viajes. Todo el mundo es registrado y todos llevan la categoría de sospechosos. En un día de viaje hacia La Habana usted puede ser sometido a tres o cuatro registros policiales en diferentes tramos de la ruta. Muchos de los registrados no llegan al final del viaje, son detenidos por la más leve sospecha y llevados a las estaciones de la policía.

La categoría de sospechoso la alcanza el viajero por las más disímiles razones. Desde un bulto con dulces en conservas hasta un caja con alimentos. El delito mayor es que le localicen al viajero un paquete con productos del mar o carne de res. En una isla le han prohibido a los habitantes consumir productos del mar como langosta, bonito, pargo y otros. El consumo de carne de res está estipulado como delito mayor y las condenas a los implicados pueden llegar hasta los 25 años de cárcel.

Cuando los uniformados detectan en las pertenencias de un viajero uno de estos productos no investigan. De nada le sirve al implicado dar explicaciones que demuestren el origen legal de su mercancía. En el mejor de los casos el viajero está obligado a pagar altas sumas de dinero por concepto de multas; en el peor es llevado a la cárcel por un tiempo prolongado.

Casi siempre el destino de estas mercancías ocupadas son las mismas estaciones de la policía. La mayoría de las veces los gendarmes consumen en esos lugares los productos que les fueron quitados a los ciudadanos. Es muy famoso algo ocurrido a una periodista un 31 de diciembre. Al padre de la periodista en cuestión le fue ocupado un pavo durante un viaje, y confiscado. En horas de la noche la comunicadora se personó en la estación de policía y reclamó el ave. Le devolvieron el pavo, pero ya lo tenían adobado y listo para la cena policial. Por razones obvias la reportera no hizo denuncia alguna y todo quedó en familia.

También se dan los casos de viajeros que llevan medicamentos a familiares en otras localidades y les son ocupados sin darles ninguna explicación. Sacando la cuenta, siempre lleva las de perder el ciudadano común. Viajar es una pesadilla, súmele entonces el costo de un pasaje pagado a sobreprecio y agregue la pérdida de sus productos más la multa impuesta o el posible encarcelamiento. Desde que usted entra a un ómnibus en Cuba se está metiendo en la piel de un condenado, conectado a un itinerario con destino incierto

 






CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente

 
 
 
 
 
 
 
 
Archivos
 
CubaNet no se responsabiliza por el contenido de las páginas externas