De
espaldas al pueblo cubano
Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - La XVII Cumbre Iberoamericana
efectuada en Santiago de Chile del 8 al 10 de noviembre tuvo como
tema central la cohesión social y las políticas sociales
para alcanzar sociedades más inclusivas en Iberoamérica.
Poco se ha dicho sobre sus acuerdos, ensombrecidos por los choques
durante la clausura televisada en vivo. La euforia verbal del Presidente
Hugo Chávez procurando votos en Venezuela mostró cuan
cerca está aún el caudillismo y lejanos el entendimiento
y la cooperación entre mandatarios de las endebles democracias.
Lamentablemente, la Declaración de Santiago,
el Programa de Acción y los comunicados especiales no recibieron
la atención pública merecida, por la repercusión
del violento y sorpresivo incidente hispano-venezolano. Se desconoce
así el noble objetivo de procurar un crecimiento económico
perdurable para el desarrollo humano sustentable y la capacidad
del estado para implementar políticas y programas con ese
fin, entre lo que sobresale la formación de empleo y la movilidad
de las pensiones entre los países; la educación, la
cultura y las oportunidades a la juventud. No ha recibido reconocimiento
suficiente la donación de 1,500 millones de dólares
para llevar el agua a los más necesitados concedida por el
gobierno de España.
La necesidad de promover y respetar los derechos
humanos es un enunciado ya obligado, pero no se abordaron específicamente
las violaciones ni nombraron a los violadores, aparentemente para
no crear fricciones y garantizar la participación de todos
los gobernantes. En ese contexto, se volvió a virar la espalda
a la situación imperante en Cuba, y se aprobaron los intereses
fundamentales de las autoridades cubanas, incluido un comunicado
especial sobre la necesidad de poner fin al bloqueo de Estados Unidos
y la Ley Helms-Burton, absurdos que le sirven de coartada, pero
no se analizó el bloqueo interno del totalitarismo a su pueblo
desde hace casi 50 años.
Del Plan de Acción, el gobierno de Cuba, que
lo suscribió, es flagrante desconocedor en muchos aspectos.
Entre ellos sobresalen los puntos 1, para asegurar un crecimiento
económico perdurable, y 4, para promover el cumplimiento
de las normas internacionales del trabajo, la creación de
mayores oportunidades de empleo productivo, decente y de calidad,
con remuneraciones justas, el diálogo social amplio, democrático
e inclusivo entre gobiernos, empleadores y trabajadores.
En la isla existe una profunda crisis por el voluntarismo
económico y la incompetencia; el único empleador es
el estado, que determina hasta a los empresarios extranjeros a quienes
puede contratar y les cobra lo que después no entrega a los
trabajadores; el salario promedio mensual oscila alrededor de los
16 dólares; no hay sindicatos autónomos ni derecho
a huelgas.
Insulta a los cubanos el punto 10 para una Sociedad
de la Información donde la información es totalmente
censurada y manipulada, y sólo accede a Internet una minoría
controlada, se viola totalmente el objetivo de “crear la sociedad
de la información centrada en la persona, inclusiva y orientada
al desarrollo”.
Los niños en Cuba pierden el derecho a tomar
leche a los 7 años y los demás alimentos vendidos
por el racionamiento no cubren las necesidades básicas, de
manera que existen serios déficit nutricionales, por lo que
el punto 19 sobre la erradicación de la desnutrición
infantil está disfrazado por la supuesta garantía
alimentaria.
El punto 29 respecto a la consagración del
derecho a la ciudad mediante la generación de políticas
públicas que aseguren el acceso al suelo, a viviendas adecuadas,
infraestructuras, equipamiento social y los mecanismos y fuentes
de financiamiento, suficientes y sustentables, no se cumple. En
el archipiélago cubano nadie puede mudarse sin permiso, comprar
terrenos, construirse viviendas ni acceder a financiamiento para
esos fines; ni siquiera las personas que las han perdido por los
desastres naturales frecuentes. Muchos miles esperan desde hace
años a que el estado determine a quien y cuando corresponde
recibir una vivienda o repararla, lo cual se complicaba durante
la celebración de la Cumbre debido que las fuertes lluvias
e inundaciones en las provincias orientales, fundamentalmente, que
destruyeron decenas de miles de viviendas y la infraestructura.
Tampoco el punto 30 sobre el turismo se cumplirá,
pues el estado lo ha desarrollado controladamente por la crisis
económica cubana, pero recela de su incremento precisamente
para que no tenga influencia política, económica y
cultural sobre el pueblo.
El punto 44 para el mejoramiento de la productividad
de las Pymes es un contrasentido, ya que no están permitidas
en la isla. Una ofensa al sentido común es el punto 49 para
“impulsar procesos de diálogo social y participación
ciudadana…que refleje el compromiso entre las fuerzas políticas,
sociales y económicas”. Aquí la sociedad civil
está amordazada y opinar puede conducir a la cárcel;
sólo existe un partido, las fuerzas sociales son dirigidas
por él y la economía es patrimonio del grupo gobernante.
Un comunicado especial sobre los desastres naturales
ocurridos durante el año incluye a Cuba, por los daños
en las provincias orientales. Pero las autoridades cubanas siguen
renuentes a solicitar o aceptar ayuda internacional, sin que tengan
recursos para atender efectivamente las necesidades de miles de
damnificados.
Esta Cumbre demostró cuan insensibles son
los dignatarios de Iberoamérica ante el irrespeto de los
derechos humanos en Cuba. Quien ha perdido el miedo y disiente pacíficamente
es hostigado por la Seguridad del Estado e injuriado en los medios
de divulgación. La Primavera Negra de 2003 sigue vigente:
59 de los 75 prisioneros de conciencia padecen en las crueles cárceles,
y los presos políticos en total llegan a unos 250.
En el último año y medio no han
existido cambios en Cuba, aunque muchos gobiernos, personalidades
y empresarios parecen esperar que emerjan los nuevos dirigentes,
y tratan de posicionarse y no entorpecer sus posibles negocios.
Mientras, la Cumbre Iberoamericana de Viña del Mar en 1996
y la actual de Santiago de Chile apostaron por el totalitarismo
y olvidaron al pueblo cubano.
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