28 de noviembre de 2007
 
 
Crónica            
28 de noviembre de 2007

De espaldas al pueblo cubano

Miriam Leiva


LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - La XVII Cumbre Iberoamericana efectuada en Santiago de Chile del 8 al 10 de noviembre tuvo como tema central la cohesión social y las políticas sociales para alcanzar sociedades más inclusivas en Iberoamérica. Poco se ha dicho sobre sus acuerdos, ensombrecidos por los choques durante la clausura televisada en vivo. La euforia verbal del Presidente Hugo Chávez procurando votos en Venezuela mostró cuan cerca está aún el caudillismo y lejanos el entendimiento y la cooperación entre mandatarios de las endebles democracias.

Lamentablemente, la Declaración de Santiago, el Programa de Acción y los comunicados especiales no recibieron la atención pública merecida, por la repercusión del violento y sorpresivo incidente hispano-venezolano. Se desconoce así el noble objetivo de procurar un crecimiento económico perdurable para el desarrollo humano sustentable y la capacidad del estado para implementar políticas y programas con ese fin, entre lo que sobresale la formación de empleo y la movilidad de las pensiones entre los países; la educación, la cultura y las oportunidades a la juventud. No ha recibido reconocimiento suficiente la donación de 1,500 millones de dólares para llevar el agua a los más necesitados concedida por el gobierno de España.

La necesidad de promover y respetar los derechos humanos es un enunciado ya obligado, pero no se abordaron específicamente las violaciones ni nombraron a los violadores, aparentemente para no crear fricciones y garantizar la participación de todos los gobernantes. En ese contexto, se volvió a virar la espalda a la situación imperante en Cuba, y se aprobaron los intereses fundamentales de las autoridades cubanas, incluido un comunicado especial sobre la necesidad de poner fin al bloqueo de Estados Unidos y la Ley Helms-Burton, absurdos que le sirven de coartada, pero no se analizó el bloqueo interno del totalitarismo a su pueblo desde hace casi 50 años.

Del Plan de Acción, el gobierno de Cuba, que lo suscribió, es flagrante desconocedor en muchos aspectos. Entre ellos sobresalen los puntos 1, para asegurar un crecimiento económico perdurable, y 4, para promover el cumplimiento de las normas internacionales del trabajo, la creación de mayores oportunidades de empleo productivo, decente y de calidad, con remuneraciones justas, el diálogo social amplio, democrático e inclusivo entre gobiernos, empleadores y trabajadores.

En la isla existe una profunda crisis por el voluntarismo económico y la incompetencia; el único empleador es el estado, que determina hasta a los empresarios extranjeros a quienes puede contratar y les cobra lo que después no entrega a los trabajadores; el salario promedio mensual oscila alrededor de los 16 dólares; no hay sindicatos autónomos ni derecho a huelgas.

Insulta a los cubanos el punto 10 para una Sociedad de la Información donde la información es totalmente censurada y manipulada, y sólo accede a Internet una minoría controlada, se viola totalmente el objetivo de “crear la sociedad de la información centrada en la persona, inclusiva y orientada al desarrollo”.

Los niños en Cuba pierden el derecho a tomar leche a los 7 años y los demás alimentos vendidos por el racionamiento no cubren las necesidades básicas, de manera que existen serios déficit nutricionales, por lo que el punto 19 sobre la erradicación de la desnutrición infantil está disfrazado por la supuesta garantía alimentaria.

El punto 29 respecto a la consagración del derecho a la ciudad mediante la generación de políticas públicas que aseguren el acceso al suelo, a viviendas adecuadas, infraestructuras, equipamiento social y los mecanismos y fuentes de financiamiento, suficientes y sustentables, no se cumple. En el archipiélago cubano nadie puede mudarse sin permiso, comprar terrenos, construirse viviendas ni acceder a financiamiento para esos fines; ni siquiera las personas que las han perdido por los desastres naturales frecuentes. Muchos miles esperan desde hace años a que el estado determine a quien y cuando corresponde recibir una vivienda o repararla, lo cual se complicaba durante la celebración de la Cumbre debido que las fuertes lluvias e inundaciones en las provincias orientales, fundamentalmente, que destruyeron decenas de miles de viviendas y la infraestructura.

Tampoco el punto 30 sobre el turismo se cumplirá, pues el estado lo ha desarrollado controladamente por la crisis económica cubana, pero recela de su incremento precisamente para que no tenga influencia política, económica y cultural sobre el pueblo.

El punto 44 para el mejoramiento de la productividad de las Pymes es un contrasentido, ya que no están permitidas en la isla. Una ofensa al sentido común es el punto 49 para “impulsar procesos de diálogo social y participación ciudadana…que refleje el compromiso entre las fuerzas políticas, sociales y económicas”. Aquí la sociedad civil está amordazada y opinar puede conducir a la cárcel; sólo existe un partido, las fuerzas sociales son dirigidas por él y la economía es patrimonio del grupo gobernante.

Un comunicado especial sobre los desastres naturales ocurridos durante el año incluye a Cuba, por los daños en las provincias orientales. Pero las autoridades cubanas siguen renuentes a solicitar o aceptar ayuda internacional, sin que tengan recursos para atender efectivamente las necesidades de miles de damnificados.

Esta Cumbre demostró cuan insensibles son los dignatarios de Iberoamérica ante el irrespeto de los derechos humanos en Cuba. Quien ha perdido el miedo y disiente pacíficamente es hostigado por la Seguridad del Estado e injuriado en los medios de divulgación. La Primavera Negra de 2003 sigue vigente: 59 de los 75 prisioneros de conciencia padecen en las crueles cárceles, y los presos políticos en total llegan a unos 250.

En el último año y medio no han existido cambios en Cuba, aunque muchos gobiernos, personalidades y empresarios parecen esperar que emerjan los nuevos dirigentes, y tratan de posicionarse y no entorpecer sus posibles negocios. Mientras, la Cumbre Iberoamericana de Viña del Mar en 1996 y la actual de Santiago de Chile apostaron por el totalitarismo y olvidaron al pueblo cubano.

 

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