25 de noviembre de 2007
 
 
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25 de noviembre de 2007

Cuando el chocolate creó un pueblo modelo

WILFREDO CANCIO ISLA / El Nuevo Herald

Si la legendaria firma Hershey hubiera encargado un material cinematográfico sobre su legado en Cuba, tal vez las imágenes no serían tan convincentes como las que presenta el documental Model Town, realizado por un joven cineasta de la isla.

Model Town, un cortometraje de 15 minutos filmado este año por Laimir Fano Villaescusa, recupera a través del testimonio de vecinos del poblado de Hershey, en Matanzas, el espíritu de una época de fundación y bienestar ciudadano que ha terminado en una estampa de desolación para los residentes del lugar.

''Es un documental nostálgicamente subversivo'', comentó el crítico Alejandro Ríos, quien conduce cada domingo, a las 6 p.m., el espacio La Mirada Indiscreta en AmericaTeVe (Canal 41). ``El chocolate es la metáfora de bienestar y riqueza de un tiempo perdido que parece irrecuperable''.

Ríos presentará hoy ModelTown en La Mirada Indiscreta, junto al documental Margarita (2007), del realizador alemán Florian Borchmeyer.

La nostalgia por el chocolate sirve como hilo conductor para evocar la época prerrevolucionaria y compararla con la desolación del presente en Hershey, el único pueblo modelo instaurado en Cuba y el último en construirse en todo el mundo.

Fue en 1916 cuando el célebre magnate y filántropo estadounidense Milton S. Hershey (1857-1945) viajó a Cuba y compró un central azucarero en la zona limítrofe de La Habana y Matanzas, con el propósito de garantizar el abastecimiento de azúcar de su fábrica de chocolates de Pennsylvania.

La compra del pequeño central fue sólo el primer paso. El empresario compró allí tierras para establecer otra industria azucarera de mayor magnitud, comenzó la construcción de un ferrocarril que uniera directamente La Habana con el lugar y forjó la visión de una nueva comunidad modelo.

Pronto comenzó a levantarse el ''batey'' del central, terminado en 1918. Pero el concepto de vida pública en torno al central resultó totalmente diferente. Además de casas confortables, Hershey ofreció a los pobladores un buen sistema de atención médica, construyó una escuela pública, un orfelinato y varias instituciones para la recreación, incluyendo un estadio de béisbol y un club deportivo.

Todavía hoy permanece en uso el ferrocarril eléctrico que desde 1922 une a Casablanca con Hershey, en las cercanías de Santa Cruz del Norte.

El equipo de béisbol del Central Hershey hizo historia en la liga amateur de Cuba desde 1932, cuando obtuvo el primero de sus varios títulos nacionales.

A diferencia de otros inversionistas y negociantes despreocupados por la suerte del país, Hershey se ganó la admiración popular y mereció reconocimientos estatales como la Orden Nacional Carlos Manuel de Céspedes, entregada por el presidente Gerardo Machado en 1926.

Cuando el emporio Hershey fue vendido a la Cuban Atlantic Sugar Co. en 1946, sus operaciones incluían 60,000 acres de tierra, cinco centrales azucareros, una planta de aceite de maní, una fábrica de henequén, cuatro plantas eléctricas y 251 millas de vías ferroviarias.

La imagen del americano generoso y sencillo que caminaba por el pueblo como uno más permanece aún entre los más veteranos testimoniantes.

El realizador Fano Villaescusa, de 26 años, no conocía la historia del lugar y llegó hasta Hershey buscando un relato cinematográfico atractivo que le sirviera para cumplir su primer trabajo como estudiante de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, en La Habana.

El Nuevo Herald envió un mensaje electrónico al cineasta con preguntas sobre su obra, pero no recibió respuesta.

En el documental aparecen entrevistados el primer habitante y la primera persona que nació en Hershey.

''Laimir Fano figura entre los jóvenes realizadores que están haciendo un cine comprometido con los latidos del presente en Cuba'', dijo Ríos. ``El cine del ICAIC [Instituto de Cine] está definitivamente muerto''.

Model Town se estrenó el pasado febrero en la VI Muestra de Jóvenes Realizadores, en La Habana.


 

 

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