Mi
amigo Jorge
DOMINGO MOREIRA / El Nuevo Herald
Se cumplen en este mes diez años
de la muerte de un amigo. Según pasa el tiempo, se pierden
en la memoria y en el recuerdo algunos detalles de lo vivido, pero
lo esencial que une a las personas y a las familias sigue intacto.
Son las ideas y los principios lo que perdura y sirve de ejemplo
para continuar luchando por el derecho de los hombres a elegir su
propio destino.
Conocí a Jorge Mas Canosa a finales de los
años 60 cuando él viajaba por Centroamérica
buscando apoyo para la libertad de Cuba. Participé en una
reunión donde, con su habilidad y sus palabras, electrificó
aquel ambiente. No volví a verlo por varios años.
Fue a principios de los 80 cuando recibí una llamada de mi
padre pidiéndome que asistiera a una reunión para
conversar de una nueva estrategia sobre Cuba. Confieso que en el
trayecto pensé en todas las excusas posibles para no participar.
Al llegar me encontré a Jorge acompañado de Frank
Calzón. Después de escuchar el planteamiento, que
resultó en la creación de la FNCA, se me olvidaron
todas las excusas y con gran entusiasmo comencé conjuntamente
con un dedicado grupo de hombres y mujeres a trabajar para el futuro
de Cuba.
Comenzaron los viajes a Washington. Allí aprendimos
a cabildear al poder legislativo. Nuestro primer proyecto fue el
establecimiento de Radio Martí. Gracias al liderazgo de Jorge,
a otros buenos cubanos que pasaron años viajando casi semanalmente
a Washington y también de amigos, notablemente los de la
comunidad hebrea, se logró el 20 de mayo de 1985 --con la
presencia de Jorge y su esposa Irma-- escuchar las palabras de apertura:
``Buenos días, Cuba...''
A este triunfo siguió la creación del
Programa del Exodo. Fue la primera vez que los Estados Unidos autorizaban
un programa de refugiados financiado privadamente. Gracias a esta
iniciativa, más de diez mil cubanos que se encontraban en
terceros países están hoy en Estados Unidos. Siguieron
años de intensa actividad política: TV Martí,
la ley Torricelli, la Helms-Burton, numerosas reuniones en el Congreso,
en la Casa Blanca, con Boris Yeltsin, visitas a la Unión
Soviética, a Europa Oriental --reuniéndose allí
con Lech Walesa y Vaclav Havel entre otros--, viajes a América
Latina, Angola y otras tantas iniciativas que sería imposible
enumerar en tan corto espacio.
En todo ese tiempo nunca observé a Jorge Mas
Canosa flaquear o dudar sobre el futuro. Sólo hubo un instante,
al finalizar una reunión con Oswaldo Payá y ya con
la enfermedad que causaría su muerte reflejada en el rostro,
me llevó a un lado y me preguntó angustiado: ''¿Qué
más puedo hacer?'' La vida se le terminaba y sabía
que, en este mundo, no vería a Cuba libre. En ese momento
me faltaron las palabras; sólo pude darle un abrazo y asegurarle
que su sacrificio personal no sería en vano.
Mucho ha sucedido desde su fallecimiento. Desafortunadamente
el régimen comunista sigue en el poder en Cuba. Sin embargo,
cambios pequeños aunque inciertos se ven en la isla. Las
nuevas generaciones saben que hay una mejor alternativa que la que
están viviendo y no pasará mucho tiempo sin que el
sueño de una Cuba libre se haga realidad. Cuando ese cambio
llegue, el legado de Radio Martí y de las bases democráticas
que sentó Jorge Mas Canosa tendrán en ese desenlace
una influencia mucho mayor que la que podemos percibir hoy en día.
Decía José Martí que ''la muerte
no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida''. Jorge,
tú cumpliste la obra de la vida y tu sacrificio no fue en
vano. Todos te estamos profundamente agradecidos no solamente por
tu dedicación, sino también por tu ejemplo. Ese es
el legado que dejaste para tus amigos, para tu familia y para tu
pueblo. Que Dios te tenga a su lado.
Vicepresidente de la Fundación Nacional Cubano Americana.
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