25 de noviembre de 2007
 
 
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25 de noviembre de 2007

Un proyecto del pueblo


Por Armando Añel / Diaro Las Américas


En Cuba no sólo se requiere valentía, sino mucha imaginación para hacer política. Es decir, para hacer oposición a la política totalitaria del castrismo. La iniciativa “Con la misma moneda”, como parte de la cual representantes de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR-Cuba) entregaron este miércoles a la “Asamblea Nacional del Poder Popular” cerca de once mil firmas -la Constitución castrista exige diez mil para considerar una iniciativa de ley-, es un ejemplo de proyecto inteligente, imaginativo, puesto al servicio de la embrionaria sociedad civil de la Isla o, más sencillamente, del pueblo cubano.

“Con la misma moneda” es un proyecto encaminado a exigir la eliminación de la doble moneda en Cuba. Ya se sabe que en la Isla el peso cubano juega un papel meramente simbólico en buena parte de las compras, transacciones y operaciones monetarias al uso. La población, salvo excepciones muy puntuales, cobra en pesos cubanos sus servicios al Estado –prácticamente el único empleador y propietario en la Isla-, mientras, contradictoriamente, el Estado cobra a la población una considerable porción de sus servicios, desde los trámites migratorios hasta la venta de ropa y productos de primera necesidad, en pesos convertibles.

Esta última moneda, creada en 1994, tiene un valor 24 veces superior al peso común, con el que los atribulados cubanos de a pie apenas si pueden adquirir los productos alimenticios básicos que consumen durante una semana. El resto del mes dependen del peso convertible, o su equivalente en la desvalorizada moneda tradicional, para alimentarse.

“Reclamamos para toda la nación la aceptación del peso cubano (no convertible) como forma de pago en todos y cada uno de los establecimientos de la Isla, sin excepción de ningún tipo”, se señala en el anteproyecto de ley entregado por las mujeres de FLAMUR-Cuba a la Asamblea Nacional, junto a las miles de firmas antes mencionadas. “Queremos que acabe el apartheid económico que existe en este país”, exigió María Antonia Hidalgo, una de las miembros de la organización que viajó desde la provincia de Holguín, en el extremo oriental de la Isla, hasta La Habana, para entregar las rúbricas.

Claro que el hecho, trivial en el Occidente civilizado, de entregar un pedido ciudadano a organismos gubernamentales, no es cosa de coser y cantar en Cuba. Allí las instituciones creadas por el castrismo tienen como objetivo fundamental controlar y/o reprimir a la población, no satisfacer sus necesidades e intereses. De manera que la noticia de que al menos cinco mil firmas se perdieron o fueron requisadas por la policía política durante la campaña “Con la misma moneda”, no deja de resultar un lugar común.

FLAMUR-Cuba, fundada hace más de diez años, es una organización disidente enfocada en mejorar las condiciones de vida de las mujeres cubanas, desarrollar la iniciativa individual y combatir la violencia de género. Cuenta con varios miles de miembros y 17 sedes en todo el país. La institución, en palabras de su directiva, fue creada además “con el objetivo de insertarnos e interesarnos por la problemática de Latinoamérica, para que ella a su vez se interese por la nuestra”.

En un país como Cuba, en el que décadas de totalitarismo han desactivado los mecanismos estructurales y sicológicos de participación ciudadana, fomentando una cultura de la desidia y el relativismo, iniciativas de esta clase pueden sustituir con ventaja propuestas opositoras más politizadas, o de naturaleza más conceptual. La campaña de FLAMUR-Cuba tiene un carácter marcadamente social, más apremiante y concreto que el de sus parientes tradicionales. Corteja a los incrédulos y los invita a participar de un proyecto común. No aboga por los derechos humanos en abstracto –concepto que la mayoría de la población cubana, nacida en el marco de una sociedad secuestrada por el Estado, apenas si maneja-, sino por derechos tan comprensibles como el de poder subsistir en moneda corriente: en la moneda en que percibe sus salarios el pueblo.

“Con la misma moneda” es un proyecto eminentemente popular. Probablemente sea por ese camino que la oposición cubana logre conectar con el grueso de la población, o al menos con sus estamentos más resueltos y desinhibidos.


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