23 de noviembre de 2007
 
 
Crónica            
23 de noviembre de 2007

Nefasto y el ET de los Rejondones

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press


LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – Las bondades de la revolución son infinitas. Nacer en Ciudad de La Habana es un privilegio sólo vedado a los dioses, los provincianos y los totíes.

¡Hasta los extranjeros pueden sentirse dueños de cuanto bache, derrumbe, hospital u hotel de lujo necesite en la capital de todos los cubanos capitalinos!

Si el ET de Spielberg en vez de aterrizar en los Estados Unidos lo hubiera hecho en Cuba, de seguro su inscripción como huésped ilustre en el Registro de Direcciones de la capital no habría tenido contratiempo, pues el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), y el comité de arrastrados, guatacas, obscenos, nulos y estúpidos, serían los encargados de babosearse en su atención.

Y no es por discriminación con los nacionales de otras naciones dentro del país, sino por patriotismo y pachanga geográfica.

Eso de que a una madre cubana proveniente de la loma de los Rejondones, en la provincia Holguín, le vengan los antojos de parir en la capital, me suena a componenda, a querer colapsar los solares, las barbacoas, los camellos y las inexistentes tuberías del agua contaminada que disfrutan y consumen los habaneros.

Es decir, a cometer un acto violatorio del Decreto Ley 217 que prohíbe a los cubanos de regiones fuera de la capital asentarse o permanecer en la misma si no es muerto y se haya listo su cadáver para ser trasladado al municipio donde aparece registrada su dirección.

Nadie que no sea mexicano, hondureño, guatemalteco o de Senegal tiene el derecho a vivir en otro territorio que no sea el nativo.

A joder en su casa, como dijera el sabio Trotamundos del Zarzal en su libro sobre demografía y marginalidad social, Prohibido trasladarse ni de cuarto en su casa, por eso del control de cada ciudadano, el conteo de los granos de arroz y las onzas de frijoles que les corresponde.

Por eso considero un abuso que una mujer conocedora de las bondades de la revolución, de su ansia por el bienestar de un niño, nos venga con eso de que desde junio su bebé, nacido en la capital, anda encuero, se alimenta con agua de azúcar comprada en bolsa negra, y se haya a punto de ser extraditado hacia el lugar de origen de sus progenitores.

No importa que su padre se encuentre trabajando en una micro social de Habana Vieja, ni que su madre carezca de recursos para regresar, pues la disciplina y la justicia imponen y el niño ET de los Rejondones (nombre provisional hasta que lo inscriban en Holguín), llore a grito pelado por un biberón, una palangana-cuna, un mosquitero azul, cuatro pañales y 10 compotas que le corresponden por la canastilla y la libreta de racionamiento a cada bebé cubano nacido en la revolución.

Los órganos competentes de la localidad están claros de que el menos, de acuerdo con las leyes, debe ser inscripto en Holguín, y no tomar leche evaporada, ni bañarse con jabón Bebito hasta no legalizar su situación, y aún más cuando desde su nacimiento el 3 de junio tuvo tiempo suficiente para regresar.

Un país donde los niños nacen para ser felices no puede admitir que cualquier mujer cubana venga a parir aquí, a la capital, a menos que se haga súbdita extranjera y desee que le hagamos el favor de reconocerla a ella y a su criatura como ciudadana de nuestro país.

ET de los Rejondones no quedará desamparado. Eso sí, sin nombre, compotas, leche y dirección hasta que no llegue a Holguín.

A ET de los Rejondones no se le puede autorizar la inscripción en la capital aunque fuera con un carné de tránsito para ilegales, pues de lo contrario, cuanta holandesa, española, francesa, norteamericana o francesa salgan en estado vendrían a dar a luz a la ciudad apagón.

ET de los Rejondones no probará una compota, un pomo de leche ni se pondrá un pañal hasta ser investido de un nombre oficioso que haga firme su derecho a ser un ciudadano de Cuba, aunque nunca de la capital.

Eso se los aseguro yo, Nefasto “El Registrado”.

 

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