21 de noviembre de 2007
 
 
Opinión            
21 de noviembre de 2007

Elecciones municipales en Cuba. Cronología del maquillaje.

Miguel Saludes.

MIAMI, noviembre (www.cubanet.org) -Entre las acostumbradas críticas al sistema electoral norteamericano y los elogios al implementado en Cuba, quedó conformado el nuevo mandato de las estructuras locales en 169 municipios de la Isla. No obstante la propaganda desarrollada durante la celebración de estos comicios, la diafanidad de los mismos quedó una vez más en evidencias.

Los resultados primarios ofrecidos por la Comisión Electoral Nacional a las 3 de la tarde (15 horas) del día 21 de octubre, señalaba que más de 7 millones de electores habían participado en las votaciones municipales. Al cierre definitivo de los colegios (6 de la tarde) en la misma jornada, el secretario de la Comisión Electoral Nacional (CEN), Tomás Amarán, comunicaba que un 90,32 por ciento, de aproximadamente 8 millones 300 mil empadronados, ejercieron su derecho al voto. Por su parte María Esther Reus, presidenta del CEN, afirmó que las elecciones se distinguieron por la masiva y entusiasta participación popular. La funcionaria dijo que todos los datos y resultados estarían disponibles durante un encuentro programado en el Centro de Prensa Internacional de La Habana.

El 22 de octubre la prensa cubana reseñó que el porcentaje de asistencia a las urnas ascendía al 95,44 por ciento. Por si las cosas, Reus aclaró que todavía estos números eran preliminares. No obstante el incremento, el resultado seguía siendo inferior respecto a anteriores elecciones del 2005 con 96,66 según datos oficiales.

El 23 de octubre la cifra se acercaba al record anterior cuando Granma notificó 8 millones de asistentes. La Presidenta del CEN continuaba alertando a la opinión pública las variaciones ligeras con tendencia al alza, que algunos dígitos aún podían sufrir. Tres días después los resultados electorales eran dados a conocer en la Mesa Redonda. Sin la presencia incomoda de reporteros acreditados se proclamaba un éxito rotundo. El 96,49 por ciento había votado. Las boletas válidas significaron un 92,99 por ciento, mientras que el 3,93 quedó sin marcar y el 3,08 fueron nulas.

Algunos datos suministrados por la Comisión Electoral en la primera vuelta indican que Ciudad de La Habana e Isla de la Juventud aportaron el menor por ciento participativo con 94,52 y 93,78 respectivamente. Es de destacar la casilla ocupada por la región pinera, que también ocupó el sitial de honor de las dejadas en blanco con el 5,19 por ciento, seguida por Pinar del Río con 5,15. La Habana se llevó las palmas en boletas anuladas con el 5,13. Su más cercano seguidor fue Ciudad de La Habana. En la tabla comparativa publicada por el órgano oficial del Partido Comunista se constata que a pesar del esfuerzo realizado para lograr el levantón, estas elecciones fueron las segundas de menor nivel participativo, superadas por las de 1976 cuando el por ciento solo llegó al 95,2. Aquel resultado se justificó por la falta de experiencia y desorganización del proceso.

Ahora en 2007 según las mismas fuentes oficiales, de 8 473 833 electores, 297,748 no votaron. Otros 320,981, fueron ante las urnas pero dejaron las planillas en blanco, mientras 251,959 las anularon. La suma de los que de alguna manera u otra afectaron los resultados electorales llegó a 870,688 algo que provocó una segunda vuelta en más de 3 mil circunscripciones.

Una particularidad a destacar en estas elecciones fue la acción civilista de varios grupos opositores. La exhortación a no participar se complementó con una efectiva labor de verificación para poner en evidencia la falsedad del mecanismo electoral. En vísperas del 20 de octubre en Santa Clara, diez disidentes recibieron un taller sobre monitoreo de elecciones. El mismo fue dirigido por Petr Novotny de la Red Europea de Organizaciones de Monitoreo Electoral y Pavel Res, colaborador de People in Need. Ambos fueron detenidos por la policía de inmigración en las primeras horas de las votaciones. La operación pretendía frustrar el ejercicio de revisión.

Pero el esfuerzo de los órganos represivos no pudo impedir que el Movimiento Cristiano Liberación realizara un plan piloto de comprobación en 14 provincias del país. La metodología impartida por Novotny días antes de su detención era su herramienta. Firmantes del Proyecto Varela se dieron a la tarea de presenciar el conteo en 56 circunscripciones. Se escogieron por provincia dos municipios con mayor población urbana y dos con mayor población rural. La selección se completó con la misma cantidad de territorios pero con los menores índices de esos tipos poblacionales. Los datos obtenidos fueron llevados a una proyección geométrica que arrojó una diferencia apreciable en todos los aspectos informados por la Comisión Electoral como resultados finales.

Decir que las boletas en blanco es producto del desconocimiento de los electores o que las nulas se debieron a la incapacidad de los votantes no es argumento serio. No se entiende como esto puede ocurrir en la población más culta del mundo con 12 elecciones de experiencia. Además la discapacidad es un elemento sin sostén pues los ciudadanos deben estar en plenitud mental para ejercer el derecho al voto. Pero si alguien quiere seguir apoyando estas tesis justificativas, queda una consideración inobjetable en el hecho que 300 mil ciudadanos no acudieran a los colegios. Aunque no se comente por los medios, dejar de asistir a este evento en Cuba se considera un gesto de desafección y una postura política negativa. Es llamativo que un número elevado de ciudadanos hayan decidido no participar a pesar de los inconvenientes que ello puede suponerles. Son 300 mil cubanos que optaron por no seguir dando credibilidad a un sistema electoral falso. Duro tuvieron que trabajar las comisiones gubernamentales para maquillar los desperfectos en el rostro electoral castrista. Al final la mentira se reveló como un pésimo material para cubrir la verdad.

Nota/ Este trabajo contó con la colaboración de Julio Rodríguez, miembro del Partido Demócrata Cristiano de Cuba.

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