Elecciones
municipales en Cuba. Cronología del maquillaje.
Miguel Saludes.
MIAMI, noviembre (www.cubanet.org) -Entre las acostumbradas
críticas al sistema electoral norteamericano y los elogios
al implementado en Cuba, quedó conformado el nuevo mandato
de las estructuras locales en 169 municipios de la Isla. No obstante
la propaganda desarrollada durante la celebración de estos
comicios, la diafanidad de los mismos quedó una vez más
en evidencias.
Los resultados primarios ofrecidos por la Comisión
Electoral Nacional a las 3 de la tarde (15 horas) del día
21 de octubre, señalaba que más de 7 millones de electores
habían participado en las votaciones municipales. Al cierre
definitivo de los colegios (6 de la tarde) en la misma jornada,
el secretario de la Comisión Electoral Nacional (CEN), Tomás
Amarán, comunicaba que un 90,32 por ciento, de aproximadamente
8 millones 300 mil empadronados, ejercieron su derecho al voto.
Por su parte María Esther Reus, presidenta del CEN, afirmó
que las elecciones se distinguieron por la masiva y entusiasta participación
popular. La funcionaria dijo que todos los datos y resultados estarían
disponibles durante un encuentro programado en el Centro de Prensa
Internacional de La Habana.
El 22 de octubre la prensa cubana reseñó
que el porcentaje de asistencia a las urnas ascendía al 95,44
por ciento. Por si las cosas, Reus aclaró que todavía
estos números eran preliminares. No obstante el incremento,
el resultado seguía siendo inferior respecto a anteriores
elecciones del 2005 con 96,66 según datos oficiales.
El 23 de octubre la cifra se acercaba al record anterior
cuando Granma notificó 8 millones de asistentes. La Presidenta
del CEN continuaba alertando a la opinión pública
las variaciones ligeras con tendencia al alza, que algunos dígitos
aún podían sufrir. Tres días después
los resultados electorales eran dados a conocer en la Mesa Redonda.
Sin la presencia incomoda de reporteros acreditados se proclamaba
un éxito rotundo. El 96,49 por ciento había votado.
Las boletas válidas significaron un 92,99 por ciento, mientras
que el 3,93 quedó sin marcar y el 3,08 fueron nulas.
Algunos datos suministrados por la Comisión
Electoral en la primera vuelta indican que Ciudad de La Habana e
Isla de la Juventud aportaron el menor por ciento participativo
con 94,52 y 93,78 respectivamente. Es de destacar la casilla ocupada
por la región pinera, que también ocupó el
sitial de honor de las dejadas en blanco con el 5,19 por ciento,
seguida por Pinar del Río con 5,15. La Habana se llevó
las palmas en boletas anuladas con el 5,13. Su más cercano
seguidor fue Ciudad de La Habana. En la tabla comparativa publicada
por el órgano oficial del Partido Comunista se constata que
a pesar del esfuerzo realizado para lograr el levantón, estas
elecciones fueron las segundas de menor nivel participativo, superadas
por las de 1976 cuando el por ciento solo llegó al 95,2.
Aquel resultado se justificó por la falta de experiencia
y desorganización del proceso.
Ahora en 2007 según las mismas fuentes oficiales,
de 8 473 833 electores, 297,748 no votaron. Otros 320,981, fueron
ante las urnas pero dejaron las planillas en blanco, mientras 251,959
las anularon. La suma de los que de alguna manera u otra afectaron
los resultados electorales llegó a 870,688 algo que provocó
una segunda vuelta en más de 3 mil circunscripciones.
Una particularidad a destacar en estas elecciones
fue la acción civilista de varios grupos opositores. La exhortación
a no participar se complementó con una efectiva labor de
verificación para poner en evidencia la falsedad del mecanismo
electoral. En vísperas del 20 de octubre en Santa Clara,
diez disidentes recibieron un taller sobre monitoreo de elecciones.
El mismo fue dirigido por Petr Novotny de la Red Europea de Organizaciones
de Monitoreo Electoral y Pavel Res, colaborador de People in Need.
Ambos fueron detenidos por la policía de inmigración
en las primeras horas de las votaciones. La operación pretendía
frustrar el ejercicio de revisión.
Pero el esfuerzo de los órganos represivos no pudo impedir
que el Movimiento Cristiano Liberación realizara un plan
piloto de comprobación en 14 provincias del país.
La metodología impartida por Novotny días antes de
su detención era su herramienta. Firmantes del Proyecto Varela
se dieron a la tarea de presenciar el conteo en 56 circunscripciones.
Se escogieron por provincia dos municipios con mayor población
urbana y dos con mayor población rural. La selección
se completó con la misma cantidad de territorios pero con
los menores índices de esos tipos poblacionales. Los datos
obtenidos fueron llevados a una proyección geométrica
que arrojó una diferencia apreciable en todos los aspectos
informados por la Comisión Electoral como resultados finales.
Decir que las boletas en blanco es producto
del desconocimiento de los electores o que las nulas se debieron
a la incapacidad de los votantes no es argumento serio. No se entiende
como esto puede ocurrir en la población más culta
del mundo con 12 elecciones de experiencia. Además la discapacidad
es un elemento sin sostén pues los ciudadanos deben estar
en plenitud mental para ejercer el derecho al voto. Pero si alguien
quiere seguir apoyando estas tesis justificativas, queda una consideración
inobjetable en el hecho que 300 mil ciudadanos no acudieran a los
colegios. Aunque no se comente por los medios, dejar de asistir
a este evento en Cuba se considera un gesto de desafección
y una postura política negativa. Es llamativo que un número
elevado de ciudadanos hayan decidido no participar a pesar de los
inconvenientes que ello puede suponerles. Son 300 mil cubanos que
optaron por no seguir dando credibilidad a un sistema electoral
falso. Duro tuvieron que trabajar las comisiones gubernamentales
para maquillar los desperfectos en el rostro electoral castrista.
Al final la mentira se reveló como un pésimo material
para cubrir la verdad.
Nota/ Este trabajo contó con la colaboración de Julio
Rodríguez, miembro del Partido Demócrata Cristiano
de Cuba.
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