20 de noviembre de 2007
 
 
Crónica            
20 de noviembre de 2007

La conspiración de los rayos y soles de Chávez

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.orgde Ciencias), el Palacio Presidee La Habana, a la entrada de la Bah (sede actual de la Academia de Ciencias), el Palacio Preside) - Dos patrias tenemos nosotros: Cuba y la noche. Y dicen que tres presidentes. Uno convaleciente, otro indefinidamente provisional, y el tercero, en Caracas.

El vicepresidente Carlos Lage ha dicho dos veces que Cuba tiene dos presidentes, Fidel Castro y Hugo Chávez. Parece que para Lage, el General Raúl Castro es sólo el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Segundo Secretario del Partido Comunista.
Seguro que al canciller Felipe Pérez Roque, tan dispuesto a ceder la soberanía nacional en aras de la confederación bolivariana, le encanta la idea de tener a Chávez como presidente paralelo.

El temperamental mandatario venezolano, durante su más reciente gira imperial por Cuba, se comportó como si ya estuviera al mando en La Habana. Listo a recoger el legado del Comandante, incluida la isla, con sus museos y mausoleos.

Hay una legión de guatacas, alucinados por el petróleo de Maracaibo, que a eso lo llama “solidaridad”.

A fuerza de tanto que repiten lo de los dos presidentes que tiene Cuba, estoy al creérmelo. Obviamente, no me gusta para nada la idea. Está por ver si es bueno lo de la integración latinoamericana bajo tales auspicios. De cualquier modo, me resulta deprimente que la estrella solitaria vaya a parar a otra bandera y Cuba sea poco más que la isla Margarita.
Supongo que menos aún debe gustar la idea a los comandantes de la Sierra Maestra. ¡Tanto batallar durante medio siglo para terminar convertidos en humillados segundones de un payaso que, para colmo, se parece a Batista!

Pero hay talibanes y calibanes que ya se calaron las boinas, se pusieron la camisa roja y se preparan para el socialismo del siglo XXI. Se disponen a cambiar la Guantanamera por “Alma llanera”. Con igual gusto, corearán la primera ranchera que se le ocurra cantar al desafinado nuevo capitán de la revolución latinoamericana.

Lo más preocupante es la mentalidad de jineteros que han desarrollado algunos que dicen ser cubanos. Ahora que ven el horizonte negro y con pespuntes grises, están dispuestos a todo con tal de mantener sus privilegios. ¡Y todavía se atreven a llamar anexionistas a los que no comulgan con sus ideas!

La manía de que vengan los extranjeros a ponernos en orden la casa no es nueva en Cuba.
José Francisco Lemus se hizo oficial del ejército de Bolívar para conspirar contra España. Magnates del azúcar del siglo XIX quisieron convertir a Cuba en un estado norteamericano con tal de mantener la esclavitud. Algún prócer nos quiso uncir al México del dictador Porfirio Díaz.

Los plattistas de la república aconsejaban a los cubanos portarse bien para evitar la intervención de los marines americanos. La Constitución Socialista de 1976 juró amor eterno a la Unión Soviética.

Todavía hay quienes esperan que venga la 82 División Aerotransportada a derrocar a Fidel Castro. O los que aspiran a que acuda Hugo Chávez, con su billetera y vestido de rojo como la caperucita, a eternizar el socialismo en su versión bolivariana-socialista del siglo XXI.

Suena a disparate, a cuento de camino, pero cuidado. La conspiración de los soles y rayos de Chávez está en marcha.

El comandante Hugo se cree el médium exclusivo e infalible de Simón Bolívar. Le sobran megalomanía y petrodólares para intentar extender su confuso proyecto a todo el continente. Y en Cuba, por desgracia, hay unos cuantos indignos y sinvergüenzas dispuestos a dejarse comprar.

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