El
vals de Mazacote
Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org)
- Mazacote gira y se desplaza en la ambigüedad de sus pasos
por las calles de Mariel. Su mente flota en una danza imprecisa,
en un vals que solo está a merced de la creatividad de los
dementes.
Dice un viejo proverbio que en pueblo chiquito, infierno grande.
La historia sobre la demencia de Mazacote en el municipio costero
Mariel, crea temores que dejan atónitos a sus pobladores.
Mazacote es un individuo que ha sufrido los embates del ineficiente
sistema de seguridad social cubano.
El ciudadano Arsenio Álvarez Izquierdo, alias Mazacote o
el Niño, como suelen llamarle en el pueblo, vive próximo
a la unidad militar El Castillito, antigua Academia Naval de Mariel.
Reside en una de las casuchas llamadas “llega y pon”.
Las habitan personas con problemas económicos o que simplemente
emigran desde el interior del país y se establecen sin autorización.
El asunto llama la atención. Arsenio es un ciudadano que
cometió numerosos delitos: robo, violación y otras
indisciplinas sociales. Nunca ha cumplido condena debido a los trastornos
mentales que invalidan sus acciones.
Estas indisciplinas, propias de un sujeto demente, dan al traste
con la percepción de las personas y las verdaderas causas
de su sintomatología y su pasado.
Con estos antecedentes comencé a indagar sobre el delicado
asunto con sus vecinos y parientes más cercanos. Me comentan
que ha sido atrapado muchas veces robando prendas de vestir de las
tendederas y que pocas veces ha salido ileso.
Siempre está expuesto a las agresiones por parte de sus victimas.
Cuando ingiere bebidas alcohólicas es un peligro social.
Se involucra en pleitos y trifulcas con personas que no toleran
sus insultos.
El incidente más grave cometido por Mazacote fue la violación
de una mujer llamada Suzi. En reiteradas ocasiones, la victima había
presentado denuncias a la Policía Nacional Revolucionaria
(PNR) sobre las amenazas por parte de este individuo. Las autoridades
hicieron caso omiso sobre los incidentes. Tal despreocupación
fue causa de un trauma que acompañó a la afectada
para toda la vida.
Las verdaderas secuelas del cuadro clínico actual de Arsenio
Álvarez tuvieron sus orígenes en la adolescencia.
Arsenio procede de una familia humilde, cuyo entorno no constituyó
la cuna ideal para su desarrollo y estabilidad psíquica.
El y su hermana se criaron bajo la tutela de su padre, Andrés
Álvarez, un alcohólico crónico que los maltrataba
con frecuencia. Nunca le interesó la vida llevada por sus
hijos, quienes poco a poco siguieron sus pasos.
Después de la muerte de Andrés, los hermanos Álvarez
Izquierdo se establecieron en un albergue provisional donado por
bienestar social. Mazacote y su hermana se fueron introduciendo
en el mundo del alcohol y surgieron las contradicciones que dieron
lugar a la ruptura familiar.
Es necesario obstaculizar el camino de la intolerancia social hacia
los dementes. Analizar con sensibilidad la situación de los
hermanos Álvarez Izquierdo, quienes en realidad son victimas
de la exclusión social y no victimarios. Casos como éstos
son muy comunes en nuestros tiempos.
Las personas que sufrieron las agresiones de Mazacote tienen todo
el derecho de reclamar y que se haga justicia.
La justicia debe valorar también la falta de voluntad de
las autoridades de Mariel para que personas como Arsenio reciban
el tratamiento adecuado en un sanatorio.
Arsenio es una página en blanco dentro del sistema de seguridad
social cubano, paradigma del capital humano ante el mundo.
Lo tildan de “elemento delictivo”, calificativo perenne
ante la falta de voluntad de las autoridades y vecinos.
En el Gran Diccionario de la Lengua Española, Mazacote significa
persona molesta y pesada. En el argot criollo se traduce como detestable,
excluido.
Aprovechando este episodio, al compás del vals de Mazacote,
me pregunto: ¿Arsenio Álvarez Izquierdo es victima
o victimario?
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