Machetazos
y pedradas en las escuelas
Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - La
violencia sigue en aumento en las calles y en las escuelas de ciudad
de La Habana. Los protagonistas son adolescentes y jóvenes.
Las autoridades y la prensa no mencionan y mucho menos dan soluciones
al asunto. Por el contrario los medios de difusión no dejan
de mencionar casos ocurridos en Finlandia, o en Estados Unidos y
enmudecen ante lo que acontece en nuestro propio patio.
La marginalidad se ha transformado en una norma de
mala educación bajo el régimen cubano. Esta fue la
idea planteada por el escritor y poeta Miguel Barnet ante las cámaras
de la televisión cubana. Y las palabras textuales de una
madre que no sabía qué hacer ante un acto de violencia
que pudo comprometer la vida de su pequeña hija y la de otros
niños de entre seis y 11 años que asisten a la escuela
Manuel Valdés Rodríguez en el Vedado.
Dos jóvenes de 17 y 18 años se fueron
a las manos en la mencionada escuela. La bronca culminó entre
piedras, machetazos, palos y la inútil intervención
de profesores. Uno de los muchachos resultó herido en la
trifulca.
Niños más pequeños y algunos
padres se vieron en la necesidad de guarecerse en el interior del
inmueble. Esta escena es el pan nuestros de cada día en varios
centros estudiantiles y no en pocas oportunidades culminan en derramamiento
de sangre. Es más impactante un machetazo que la herida producida
por un arma de fuego, por lo que muchos se preguntan por qué
no se combaten estos episodios.
Tal vez a algún sesudo del Ministerio de Educación
(MINED) se le ocurrió unir en el mismo centro docente a muchachos
de diferentes edades. En la escuela Valdés Rodríguez
sesionan al mismo tiempo una primaria (6 a 11 años) y una
escuela politécnica de profesores de educación física
(15 a 19 años), algunos de ellos con problemas de conducta.
Asimismo, hay otros centros educativos donde se adiciona
la confluencia de alumnos secundarios (12 a 14 años de edad)
y universitarios (desde jóvenes a adultos mayores); lo cual
forma parte del proyecto de municipalización de la enseñanza
universitaria. Esta mezcla de edades complica el panorama. Se debe
en parte a la escasez de inmuebles y al deterioro en que se encuentran
muchos recintos de la Universidad de La Habana (actualmente en reparación).
Esta misma violencia es extensiva a las calles. Los
muchachos abandonan los centros docentes. No son pocos los actos
delictivos que se derivan de la conducta agresiva de los infantes.
Asaltos a mujeres y a otros jóvenes, hurtos de cadenas y
otras prendas, maltrato a la propiedad pública y privada.
En días pasados a un adolescente se le amputó
una pierna luego de recibir una puñalada que le propinó
otro muchacho. La herida le interesó el nervio ciático.
Otros tantos han fallecido a consecuencia de viajar sobre los ómnibus
urbanos, colgados en sus y patines.
El opositor Silvio Benítez Márquez, residente en la
localidad Punta Brava, La Lisa, comunicó a este reportero
que un joven perdió la vida en otro incidente violento en
una rotonda próxima a ese municipio. Benítez Márquez
recalcó que es penoso que la policía se dedique a
hostigar a los que disienten del gobierno, mientras ocurren actos
delictivos en la ciudad.
“No es del todo culpa de los jóvenes.
Esta generación creció apreciando que la sociedad
roba para sobrevivir, en medio de la pobreza económica impuesta
por el gobierno” –enfatizó un hombre a este reportero.
Los padres han acudido a denunciar muchos de
estos hechos a las diferentes instancias del Ministerio de Educación,
no son pocos los llamados que han hecho a otras autoridades. Sería
penoso que no se tomara conciencia para empezar a solucionar el
problema.
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