Con
los mismos males a cuestas
Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Revisando
la prensa nacional de los años cincuenta del siglo pasado,
nos vemos forzados a aceptar que, irremediablemente, andamos con
los mismos males económicos a cuestas.
Todo periodista preocupado por su país escribió
en más de una ocasión cómo Cuba hubiera podido
poner en cultivo miles de caballerías de tierra, si los productos
agrícolas que se compraban a los Estados Unidos se hubieran
producido en la Isla, y se señaló muchas veces que
Estados Unidos tuviera que cultivar miles y miles de acres de frutas,
cereales, vegetales, maíz, heno, pastos, etc., para atender
la demanda de productos agrícolas a Cuba.
En 1955 el país vecino sembró más
de cuatro millones de acres para venderle productos agrícolas
a Cuba, y que la Isla dejó de sembrar 130 mil caballerías
de tierra para comprar dichos productos.
La prensa libre de aquellos años estaba bien
informada. Insistía que Cuba, un país atrasado económicamente,
con un grado muy bajo de industrialización, ni siquiera podía
abastecer su propia demanda interna agrícola. Se le echaba
la culpa al latifundio.
Actualmente, a pesar de que no existe el latifundio,
la Isla importa el 90% de los productos correspondientes a la alimentación
básica de los cubanos. Igual o peor que ayer, y ni siquiera
los colegas oficialistas conocen cuántas caballerías
de tierra se han dejado de sembrar en Cuba, para hacer lo mismo
que se hacía antes del triunfo castrista: comprar productos
del agro a Estados Unidos y a otros países.
Algunos ejemplos demuestran en qué condiciones
de desarrollo permanece Cuba después de medio siglo de socialismo.
A partir de 2001 el estado de Dakota del Norte vendió al
país más de treinta millones de dólares en
granos de arvejas, garbanzos, lentejas, semillas de papas, etc.,
y se compraron, además 40 mil toneladas de papas a Canadá
y Holanda.
La venta de arroz en 2004 proveniente de Estados Unidos ascendió
a 132 mil toneladas métricas. En 2005, disminuida en un 50%
dichas compras a causa de las restricciones aplicadas por el gobierno
estadounidense, Cuba adquirió arroz en otros mercados extranjeros,
algo que demuestra que en la Isla existen enormes extensiones de
tierra que permanecen ociosas y llenas de marabú, como expresó
Raúl Castro.
En los últimos años y en varias ocasiones,
el gobierno cubano y empresas de Estados Unidos han firmado numerosos
contratos para la adquisición de productos norteamericanos.
La firma estadounidense Holstein Association envió en 2004
a la Isla cien cabezas de ganado lechero de alta calidad y otras
firmas han enviado trigo, cerdo y pollo. Ese año, según
informaciones ofrecidas a la prensa extranjera por la Empresa Cubana
Alimport, presidida por el señor Pedro Álvarez, se
compraron a los Estados Unidos 3.8 millones de toneladas de productos
del agro.
El señor Álvarez, en la información,
se lamenta de que a más de 13 compañías estadounidenses
les hayan denegado los permisos para vender productos a Cuba y no
que estas importaciones contribuyen al subdesarrollo de la agricultura
nacional.
Quiere esto decir que padecemos del mismo mal
respecto a la organización económica. Lo mismo que
padeció la república antes de 1959.
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