Cinco
palabras tiene el eslogan
GINA MONTANER
Cuando el rey Juan Carlos le soltó a
Chávez la ya célebre frase de ''Por qué no
te callas'' no pudo imaginar que ésta se convertiría
en el eslogan que tanto necesitaba la oposición venezolana.
No hizo falta recurrir a prestigiosas firmas publicitarias como
Ogilby o John & Rubicam para dar con el lema perfecto que describe
la hartura y preocupación de los demócratas frente
al delirio totalitario del oficial golpista. Bastó con el
gesto humano de un monarca que no pudo más con las groserías
de quien, sin pizca de gracia, se autoproclama ``macaco mayor''.
En efecto. En esta última cumbre borrascosa
el inefable Hugo Chávez se comportó como una criatura
recién escapada del zoo. Desatado, insolente y enredado en
esa jerigonza populista que se le sube a la boca como quien tiene
atravesada una bola de pelos en el estómago. Y allí,
en medio del estupor de políticos de bien como la Bachelet,
Saca, Arias o Rodríguez Zapatero, una vez más el tipo
se comportó como el invitado indeseable cuyos inexplicables
eructos desconciertan al resto de los comensales.
Lástima que la excepción en este encuentro
poco fructífero fuese la actuación de la delegación
española, encabezada por un jefe de Estado que acabó
hasta la mismísima corona de la cantaleta del victimismo
indigenista que entona Chávez acompañado de Daniel
Ortega y Evo Morales. Porque, se mire como se mire, lo del venezolano
es verdaderamente impresentable y por mucho menos te expulsan de
un colegio. Pero no hay que olvidar que ya desde la primera cumbre
celebrada en Guadalajara en 1991 se plantó la semilla del
pecado original cuando, a partir de entonces, se le permitió
a un dictador como Castro --la madre de todos los ``macacos''--
firmar documentos que ratificaban el valor sagrado de la democracia.
O sea, papeles mojados. Porque ni una sola de estas reuniones ha
servido para que se ventile un resquicio de apertura en Cuba. A
nadie debe extrañarle ahora que el relevo del comandante
sea su discípulo bolivariano.
Como la memoria suele ser frágil y caprichosa
hay quien está cayendo en la tentación de deformar
el recuerdo de las nefastas intervenciones a las que nos tenía
acostumbrados Castro cuando él era la vedette de estas fallidas
cumbres. Ahora se escuchan comentarios del tipo de ''A diferencia
de Chávez, él sí conocía los límites
y nunca fue tan incorrecto''. Qué observación más
ligera e inexacta. Si de alguien ha aprendido el milico golpista
a soltar patadas y ejercer la intimidación verbal es de su
maestro Castro. Otro gángster de barrio que siempre ha repartido
insultos y calumnias a todo político que cortésmente
se haya atrevido a decirle a la cara lo marrullero y abusador que
ha sido y es con su pueblo. Otra cosa es que este decrépito
''Yoda'' del mal tenga el barniz de una educación universitaria
mientras que el nuevo aspirante a príncipe de las tinieblas
no sea más que un cadete de quinta categoría.
Sin proponérselo Juan Carlos I --a quien los
españoles le están eternamente agradecidos por haberlos
salvado de otro militar golpista en 1981-- les ha regalado a los
jóvenes venezolanos una respuesta contundente a los deseos
absolutistas de Chávez. Para que luego digan que este rey
no está al servicio del pueblo.
Imprimir
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores,
y autoriza la reproducción de este material, siempre que
se le reconozca como fuente. |