16 de noviembre de 2007
 
 
Crónica            
16 de noviembre de 2007

Cementerios cubanos

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Mientras la empresa estadounidense Space Services Inc. (SSI) se especializa en funerales espaciales, enviando las cenizas de difuntos al espacio sideral por petición de los familiares, el Cementerio de Colón, considerado uno de los más notables de América por sus numerosos monumentos de gran valor artístico, es un cementerio muerto: sus panteones estilos neoclásico, ecléctico, art decó y neorromántico, son ruinas, y de las tumbas, abiertas y rotas, parece como si sus muertos se hubieran escapado también hacia un misterioso exilio. Hasta 1957 se habían efectuado en esta necrópolis 700 mil enterramientos.

El 4 de agosto de 1961el gobierno revolucionario dispuso la intervención de todos los cementerios del país, despojando de su tutela al Arzobispado de La Habana, que los administró desde su creación. Se declaró gratuita la utilización de las parcelas de tierra a familias que no poseían panteones y todo se fue deteriorando por la falta de mantenimiento, principalmente las obras originales de artistas famosos como los escultores Juan José Sucre y Ramos Blanco; Boada, Cabarrocas y muchos otros.

No sólo el Cementerio de Colón permanece en pésimas condiciones. En marzo pasado la propia prensa oficialista reportó que un ciudadano llamado Oscar Naranjo, cuando se presentó en el camposanto de Camagüey a exhumar los restos de su padre, encontró la bóveda inundada en agua. Dio las quejas al administrador y este le prometió resolver el problema. Al año, al ver que no recibía noticias sobre la tumba de su progenitor, volvió al cementerio y la encontró en peores condiciones.

Otro caso reflejado en la prensa de Santa Clara da muestras del abandono en que se encuentra el cementerio de esa ciudad. Ricardo Pérez Santana se quejó que hay huesos regados por todas las áreas de la necrópolis, completamente a oscuras de noche, pues carece de alumbrado público que ayude a proteger las tumbas.

Otro caso, también reflejado en la prensa nacional pone los pelos de punta a cualquiera. Se trata de la denuncia de la señora Tailyn Castillo Medinilla, residente en el municipio Mariel. Ella explicó cómo los restos de su padre, dos años después de ser exhumados, andan vagando por el almacén de la necrópolis, donde se guardan los instrumentos de trabajo, y que los huesos se mezclan unos con otros, debido al deterioro y las filtraciones del local.

Las quejas que aparecen en la prensa nacional son muchas. El estado, dueño de los cementerios, nada puede hacer para evitar que las viviendas de los muertos y los restos de los cadáveres, no escapen al abandono que sufren las viviendas de los vivos en el país. Imagino que si hablaran podrían convertirse también en opositores del régimen castrista. Serían tildados de mercenarios al servicio del Imperialismo, aunque no recibieran dádiva alguna, ni siquiera de aquellos familiares que se vieron forzados a huir del comunismo y abandonar la morada de sus seres queridos fallecidos.

No puedo pasar por alto la denuncia publicada en el periódico Juventud Rebelde el pasado 23 de mayo. Era el Día de las Madres, y en la calle 12 entre Zapata y 23, a menos de cien metros de la puerta principal del Cementerio de Colón, varios grupos musicales tocaban a todo volumen música bailable, mientras los que asistían a la necrópolis, flores en mano, para visitar a sus seres queridos, se extrañaban de tanto alboroto. Por suerte, la periodista Margarita Barrio, quien pasó casualmente por el lugar, publicó el trabajo mencionado, sorprendida de haber escuchado una orquesta en la puerta del cementerio habanero, ese valioso patrimonio arquitectónico de la nación, víctima del abandono y el vandalismo.

Cabe preguntarse si realmente alberga a dos millones trescientos mil fallecidos, cifra ofrecida por la dirección de este Monumento Nacional, cuando pueden verse tantas tumbas saqueadas para la confección de amuletos, en medio del fuego fatuo y la ausencia de vigilancia.

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