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Tiempo de Nostalgia
Por Pablo Alfonso / Diario Las Américas
Confieso que extraño las reflexiones del Comandante en Jefe.
Lo digo en serio. Ya casi me había acostumbrado a leer esas
disquisiciones, publicadas con cierta periodicidad, en la primera
página del Granma.
No es que fuera una lectura profunda ni mucho menos; pero quizás,
por eso mismo, uno se entretenía, con esos relatos de tiempos
pasados en pose de líder mundial; con sus llamados a salvar
a la humanidad del desastre ambientalista; o con la simple exposición
de teorías tremendistas que anunciaban el derrumbe de la civilización
occidental y del capitalismo moderno.
Las reflexiones del Comandante en Jefe podrían ser, incluso,
divertidas. La senilidad tiende también a ser candorosa. Hasta
tiene su lado feliz. Semejante a la ingenuidad infantil.
Por eso reitero sin sonrojo que extraño las reflexiones del
Comandante en Jefe. La última la escribió un día
después que el presidente de Estados Unidos, George W Bush,
pronunció su discurso sobre Cuba, en un ambiente solemne, desde
la sede del Departamento de Estado en Washington. Eso fue el pasado
24 de octubre.
Bush coronó su discurso con un: Viva Cuba Libre!, pronunciado
en español. Castro lo acusó de apropiarse de una consigna
mambisa. Días después el canciller cubano Felipe Pérez,
reivindicó la frase en la tribuna de Naciones Unidas en New
York. Fue algo así como un rescate de la soberanía nacional,
según dijo.
Aceptemos, por ahora, que el Comandante en Jefe tiene mucho trabajo.
Confiemos en las declaraciones de Mongo, su hermano mayor, quien aseguró
que al hombre “hay que aguantarlo, para que no trabaje tanto”.
Mongo puede, a veces, parecer gracioso. Tiene la pinta de ese campesino
amable, bonachón y pícaro, que resume le esencia del
guajiro cubano. Allí estaba en la Feria Internacional de La
Habana, como un hacendado de los viejos tiempos; enfundado en su guayabera
blanca de hilo y tocado con un sombrero tejano, que hacía juego
con el de su amigo, el ganadero floridano John P. Wright.
Wright parece ser también un personaje de los viejos tiempos.
Sus padres fueron propietarios de latifundios ganaderos en el oriente
cubano, confiscados por la revolución castrista. Pero el tiempo
pasa y las nostalgia y añoranzas quedan. Al calor de las mismas
hace ya algunos años que Wright, comenzó a venderle
a Cuba vacas Holstein, para mejorar su “pie de cría”
y recorre con su amigo Mongo, las fincas ganaderas del país.
En fin que la historia no solo es compleja sino también casquivana,
dicho con todo respeto para los historiadores que se ocupan de ella.
Si lo duda no tiene más que leer una información publicada
en Granma el pasado jueves. El órgano oficial del Partido Comunista
de Cuba dio cuenta de un acto conmemorativo que es toda una pieza
arqueológica. Fue casi un canto a la nostalgia, más
que al acontecimiento histórico.
Resulta que el régimen quiso recordar, con toda devoción,
el aniversario de la Revolución de Octubre, la asonada dirigida
por Vladimir Ulianov Ilich Lenin, contra el Palacio de Invierno de
la Rusia imperial zarista que dio inicio a la revolución bolchevique.
Algo así como el parto de la revolución marxista-leninista
y de lo que fue la Unión Soviética.
Hace quince años que aquel experimento terminó en fracaso.
Para la mayoría de los cubanos, que luchan con intensidad por
la sobrevivencia cotidiana, la fecha no les dice mucho. Las dictaduras
no se caracterizan por mantener viva la memoria histórica.
Es casi seguro que solo los cubanos que sobrepasan la treintena de
años recuerdan el paso de los soviéticos por Cuba. Es
posible que no puedan reconocer la huella que dejaron los comunistas
soviéticos en la isla, aunque todavía la tengan que
sufrir y soportar. homenaje por el 90 aniversario de la revolución
socialista de Lenin, fue realizado en la Sala Universal de las Fuerzas
Armadas.
“Cuba nunca olvidará la solidaridad y la ayuda prestada
por la Unión Soviética”, afirmó el general
de división Samuel Rodiles Planas, miembro del Comité
Central del Partido, al inaugurar la ceremonia.
Fue una afirmación digna de la más genuina nostalgia.
El general Rodiles siguió con un cántico a la ayuda
recibida de la Unión Soviética, en armas, petróleo,
técnicos y un largo etcetera.
El general habló siempre en tiempo presente. Se le olvidó
señalar en su discurso que la Unión Soviética
no existe. Se esfumó hace tres lustros.
pabloalfonso@comcast.net