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Cumbres vergonzosas
ALEJANDRO GOMEZ
Chile sufrió una de las dictaduras más
largas y crueles del continente. Durante 17 años, Augusto Pinochet
gobernó a sangre y fuego. Uno de los miles de muertos por sus
sicarios fue el general Alberto Bachelet, padre de la actual presidenta.
Pocas veces la comunidad internacional fue tan solidaria
con un pueblo oprimido como lo fue con Chile. Pinochet viajó
a España para el sepelio de Francisco Franco y el protocolo
le pidió que se fuera antes de la asunción del rey Juan
Carlos. Invitado a Filipinas, la propuesta fue suspendida con el avión
en el aire y debió retornar a Chile con la cola entre las piernas.
Cosas similares les sucedieron a los uniformados que
asolaron Argentina, Brasil, Uruguay y Bolivia, entre otros países.
En el caso argentino, la excepción a la solidaridad fueron
Rusia, Cuba y los Estados Unidos cuando asumió Ronald Reagan.
Entre otros bofetones recibidos desde Cuba, está
la negativa al pedido del presidente Kirchner para que la doctora
Hilda Molina pueda viajar a Buenos Aires para conocer a sus nietos.
Brasil tuvo lo suyo cuando La Habana negó visas
a los diplomáticos que querían ver en qué situación
están los boxeadores que fueron regresados a la isla desde
Sao Paulo. México recibió insultos al presidente Vicente
Fox por parte de Fidel Castro.
La soberbia de La Habana sólo ve ante sí
cabezas gachas o loros al servicio del imperio, modalidad a la que
se ha sumado Hugo Chávez.
España ha legislado sobre lo criminal del franquismo
del pasado, pero mira hacia otro lado cuando tiene que enfrentar a
los criminales de nuestros días.
Pese a todo, el canciller chileno Alejandro Foxley
ha dicho que los temas de Cuba y Venezuela no estarán en la
Cumbre y que la delegación encabezada por Carlos Lage es bienvenida
en Chile.
Entre los temas importantes está el inconducente
apoyo a la Argentina por las islas Malvinas, tan sólido como
lo sería el apoyo a España por Gibraltar. El hecho de
que todos estos participantes sean tan adictos a los discursos sobre
democracia y derechos humanos solo es indicio de su hipocresía.
Si les importara de verdad se ocuparían de los presos que se
pudren en las mazmorras cubanas y los desesperados que se lanzan al
estrecho de la Florida en una balsa.
Todos ellos saben lo que es sufrir dictaduras, policías
políticas --se llamen DINA o Seguridad del Estado-- émulos
de Trujillo como Pinochet y Fidel Castro. Si insisten en creer que
hay dictaduras buenas y dictaduras malas, es porque son oportunistas
del poder. La defensa de Castro y Chávez no puede estar basada
en cuestión de principios, simplemente porque son repugnantes
a cualquiera de ellos.
Un documento elaborado por los cancilleres habla del
irrestricto respeto a los derechos humanos. En su intervención,
Carlos Lage dijo que Cuba avanzo y mucho en materia de democracia
y libertad de expresión. Se refería tal vez a la libertad
de expresión del Gurú, queal no poder hablar se ha dedicado
a escribir interminables e incoherentes reflexiones en la prensa escrita.
En un orden lógico, a estas afirmaciones deberieron
sucederles Gaby, Fofó y Miliki o Los Tres Chiflados.
El hijo de la doctora Molina, las Damas de Blanco
y los estudiantes venezolanos seguirán golpeando puertas y
experimentando lo que ya dijo el tango: ``Cuando estén secas
las pilas de todos los timbres que vos apretás/buscando un
pecho fraterno, para morir abrazado''.
Y hablando de música y democracia, ¿no
hubiera sido honorable que, habiéndosele prohibido el Poliedro
de Caracas a Alejandro Sanz por sus opiniones sobre Chávez,
Serrat y Sabinas, dos antifranquistas de siempre, se negaran a actuar
allí en solidaridad con él?
Cuba y Venezuela han entrado en la Cumbre Iberoamericana
y la democracia ha salido por la puerta de atrás. Pero no lo
hizo sola: iba de la mano con la vergüenza que han perdido los
participantes.