Catástrofe
en el este de Cuba
Miriam Leiva
LA HABANA,Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Espeluznante
es el panorama en las provincias orientales de Cuba, donde las lluvias
desde el 27 de octubre hasta el 6 de noviembre saturaron el manto
freático, desbordaron los ríos y colmaron los grandes
embalses que comenzaron a aliviar las aguas. Cientos de poblados
quedaron inmersos en la marea y aislados por carreteras destruidas,
puentes caídos y vías férreas destrozadas.
Según información del periódico
Juventud Rebelde, la zona de mayor afectación es Río
Cauto, un pequeño caserío de la provincia Granma,
próximo a la desembocadura de la vía fluvial más
extensa de Cuba que lleva ese nombre y desbordada por el aumento
de las aguas de los afluentes Salado y Naranjo. La presa Cauto El
Paso vertió abundantemente, lo cual complicó los problemas.
La situación es crítica en Bayano, Yara, Manzanillo
y Campechuela, donde se estima que había 62 comunidades incomunicadas
y unas 7 000 viviendas bajo el agua. Debe tenerse en cuenta que
las edificaciones son muy endebles y antiguas, sin mantenimiento
durante muchos años, por lo que las pérdidas serán
considerables.
Por su parte la provincia de Santiago de Cuba tiene
afectadas unas 20 000 viviendas, con alrededor de 1 000 derrumbes
totales; 4 000 kilómetros de viales afectados (el 50 por
ciento de los existentes), fundamentalmente en las montañas
y las áreas agrícolas y cañeras, así
como 142 fábricas y 24 puentes.
Se han reportado 1 400 interrupciones de electricidad
y más de 1 200 afectaciones telefónicas. En plena
cosecha de café se estima la pérdida de 89 000 latas,
que unidas a las 104 000 caídas con las precipitaciones de
inicio del mes de octubre crea una situación crítica.
En la provincia Las Tunas sobresale el poblado de
Maniabón del municipio Puerto Padre, donde cayeron más
de 300 milímetros de agua en pocas horas. En total se contabilizan
averías en 22 puentes, 187 kilómetros de vías
pavimentadas y 2 345 kilómetros de terraplenes. La agricultura
ha sido arrasada. 2 500 viviendas están dañadas parcial
o totalmente, con mayores afectaciones en los municipios de Jesús
Menéndez, Puerto Padre y Manatí.
Hay filtraciones de agua en el hospital provincial
Ernesto Guevara y 19 farmacias estaban incomunicadas.
Sobre las provincias de Guantánamo y Holguín
aún no se han reportado en detalle las pérdidas, pero
se auguran enormes. Las imágenes mostradas en la televisión
cubana son realmente impresionantes, particularmente en la provincia
de Granma. No se ha conocido de pérdidas de vidas humanas
y decenas de miles de personas han sido evacuadas hacia albergues
del gobierno, pero fundamentalmente para viviendas de familiares,
amigos y personas de gran valor humanitario.
Cuando vuelvan a sus lugares de residencia, esos
cubanos deberán enfrentar el impacto de haber perdido sus
pobres hogares y todas sus pertenencias en la mayoría de
los casos. Sin recursos financieros ni oferta en las tiendas para
reconstruir sus hogares y reponer los escasos equipos electrodomésticos
y muebles; sin cultivos para contribuir a su alimentación
ni para criar los animales que les queden, la tragedia humana se
tornara terrible. Téngase en cuenta que ya los limitados
productos vendidos por el sistema de racionamiento no alcanzan para
comer más de 10 días, y para adquirir lo indispensable
se requieren divisas, que gran parte de la población no posee..
Cuba enfrenta desde hace más de una década
la crisis económica y social más profunda de su historia.
Por tanto, no cuenta con los recursos necesarios para ayudar a la
población damnificada, al tiempo que las pérdidas
y las imprescindibles reparaciones, fundamentalmente de infraestructura,
demandarán grandes inversiones que afectarán aún
más el nivel de vida de la población del país
en su conjunto. También, debe tenerse en cuenta que durante
años se han acumulado destrucciones ocasionadas por otros
desastres naturales, y no se ha invertido en la reposición
y reparaciones de viviendas, calles, redes eléctrica e hidráulicas.
No obstante, las autoridades cubanas continúan
aferradas al capricho de no solicitar ayuda internacional, desconociendo
las ingentes necesidades y sufrimiento del pueblo. La diferencia
ahora radica en que existe un límite a la resistencia, cuando
la situación del país es radicalmente diferente a
la existente durante los anteriores 49 años.
Es un imperativo de elemental sensibilidad humana
facilitar la llegada de asistencia de los cubanos que en el exilio
deseen contribuir con quienes sufren las calamidades, así
como de los gobiernos y organizaciones no gubernamentales.
El Presidente Fidel Castro no se ha apreciado desde
hace muchos días, ni siquiera en sus “Reflexiones”
publicadas por la prensa. Tan sólo el vicepresidente Carlos
Lage expresó que el Comandante estaba al tanto de lo que
ocurría, durante una visita a Santiago de Cuba. El nuevo
estilo de trabajo de Raúl Castro parece reflejarse en que
los dirigentes provinciales han tomado el mando efectivo de las
situaciones, de acuerdo a lo apreciado en los reportes de la televisión,
fundamentalmente.
Debe suponerse que las tensas circunstancias
surgidas en las provincias del oriente de Cuba logren que por fin
se desencadenen los cambios imprescindibles.
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