2 de noviembre de 2007
 
 
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2 de noviembre de 2007

La Covadonga perdió su orgullo

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - En 1886, cuando los asturianos fundaron su propio centro de salud en la barriada habanera del Cerro, no imaginaron jamás que aquel hospital, llamado originalmente Quinta Covadonga (uno de los más famosos de Cuba) perdería su orgullo en los primeros años del siglo XXI.

En 1917 el Libro de Oro Hispano-Americano describía al hospital Covadonga de este modo: “En medio de bellos jardines que recuerdan los clásicos de Roma, se levantan los 18 modernos pabellones que componen este soberbio hospital”.

A lo largo del siglo XX, el hospital Covadonga contó con importantes remodelaciones y ampliaciones. En 1905, por ejemplo, se inauguró una moderna sala de hidroterapia y electroterapia y en 1921 un gran reloj lumínico sobre el edificio de la dirección. Puede decirse que durante la primera mitad de este siglo no cesaron las reparaciones, reconstrucciones y modernizaciones, así como arreglos de sus extensos jardines y calles interiores.

Fue en este histórico hospital donde el destacado científico cubano doctor Orfilio Peláez Molina, recientemente fallecido, inició sus estudios sobre la Retinosis Pigmentaria.

En días pasados estuvo ingresado en ese centro hospitalario un vecino del municipio Playa. Quedó horrorizado con la experiencia. El hospital Covadonga, a pesar de que hace pocos años el gobierno del Principado de Asturias apoyó con financiamiento y recursos materiales la reconstrucción y modernización de este centro, hoy es uno de los más deteriorados del país.

Quienes lo visitan pueden comprobar que los baños están en muy malas condiciones, así como el suministro de agua y la higiene. La comida es de pésima calidad, las ventanas están rotas, así como las camas y los colchones. La asistencia médica no se considera buena porque está en manos principalmente de alumnos, aunque supervisados por los profesores.

Nadie se explica por qué el hospital Covadonga, con más de dos mil trabajadores, adolece de un abandono total desde el punto de vista ambiental. La higiene y el ornato público no pueden encontrarse en peores condiciones.

Pero Covadonga no es la excepción. También el hospital Calixto García, construido en 1914, adolece de los mismos males.

Actualmente (es una verdad de Perogrullo) los enfermos preferirían morir en casa que en un centro hospitalario cubano, y se preguntan, entre sorprendidos y molestos, cómo es que el gobierno es capaz de regalar hospitales a países latinoamericanos, teniendo los propios en tan pésimas condiciones.


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