Cuba
en el informe de desarrollo humano 2007-2008 (I parte)
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - En
los últimos años se intensifica la práctica
de efectuar evaluaciones mundiales sobre una gran diversidad de
aspectos económicos, sociales, políticos, culturales
y tecnológicos, que usualmente reflejan las ubicaciones de
los países. Estos informes son realizados anualmente por
prestigiosos organismos y renombradas revistas temáticas.
Posiblemente uno de los trabajos más completos
es el efectuado por el Programa para el Desarrollo de las Naciones
Unidas (PNUD), denominado Informe sobre Desarrollo Humano, que abarca
múltiples aspectos por países como el estado de la
economía, situación de la salud, la educación,
asuntos sociales, energía, medio ambiente, igualdad de géneros
y otros. A fines de noviembre se presentó el correspondiente
al período 2007-2008, dedicado a la lucha contra el cambio
climático.
En esta ocasión Cuba ocupa el nivel 51 a nivel
mundial, descendiendo un escalón respecto a la evaluación
del pasado año. Como en ocasiones anteriores, por encima
están 6 países de América Latina y del Caribe:
Barbados, Argentina, Chile, Uruguay, Costa Rica y Bahamas; mientras
México le pisa los talones.
Según informaran altos funcionarios del PNUD,
la posición de Cuba está muy relacionada con los proclamados
avances en educación y salud. En cuanto a los aspectos económicos
el desempeño es incierto, pues los datos brindados por las
estadísticas oficiales cubanas no son tomados en consideración
al carecer de suficiente credibilidad. Esto coincide con el criterio
de otros importantes organismos de ONU como la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL). Desde hace años
el gobierno cubano anuncia crecimientos del PIB de dos dígitos,
sin sustentación alguna y en absoluta contradicción
con el deprimido nivel de vida de la población y el lamentable
estado de la economía
Indudablemente, en la educación y la salud
Cuba alcanzó niveles relativamente altos para un país
del Tercer Mundo. Esto en parte es consecuencia de los avances existentes
antes de 1959 cuando, según los datos de entonces, la mayor
de las Antillas ya ocupaba un puesto relevante en la región
a pesar de la existencia de problemas por resolver. Además,
con posterioridad al triunfo de la revolución, las nuevas
autoridades realizaron considerables inversiones en ambas actividades,
lográndose adicionales progresos, aunque debe subrayarse
que con rasgos negativos, como una excesiva politización
y el mantenimiento de concepciones dogmáticas en la educación.
Esos logros también se debieron a la
fuerte subvención proveniente de la Unión Soviética
y sus aliados de Europa del Este durante decenios. A partir de los
años 1990, al terminar la “ayuda”, la educación
y la salud pública han sufrido fuertes embates, por la disminución
de los recursos disponibles, así como por la pérdida
por distintas vías de parte del personal calificado. Esto
ha provocado un proceso involutivo esencialmente en la calidad del
servicio prestado en ambos sectores, agravado por la masiva exportación
de maestros, profesores y especialistas de la salud. Esta crisis
se ha querido paliar mediante la improvisación de fuerza
de trabajo calificada, en cursos de sólo meses – maestros,
personal paramédico y enfermeras emergentes, etc.- lo cual
en modo alguno ha sido una solución, reconocido hasta por
los controlados medios de información oficiales. Por tanto,
pudiera haber una contradicción entre las evaluaciones cuantitativas
del informe del PNUD y los servicios reales recibidos por la población.
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