¿Se
desatarán los nudos?
Jorge Olivera Castillo, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - En apariencias, los
amarres del fidelismo presumen de una eficacia excepcional. Tienen
el destino de Cuba atado al socialismo real con su estela de contingencias
y fugaces razones para colocarlo bajo el prisma de la dialéctica.
Entre nudo y nudo sobresale el capricho y la vanidad, la tozudez
y los mismos polvos que pueblan el espacio de las ruinas arqueológicas.
Es reveladora la observación de las
ataduras, sus vueltas en derredor de presentes y futuros escenarios
más allá de la volubilidad de las presunciones. Se
evita, a toda costa, el avance natural de la historia. El único
país posible, es el de los racionamientos, el discurso ultra
nacionalista, la mordaza y el dogal, el garrote y el narigón,
los fuegos artificiales del triunfalismo y el cortante filo de las
realidades. No se habla de amnistía ni indultos, sólo
de otros anudamientos que impidan el avance de una nación
hacia zonas donde la racionalidad sea un espacio de tierra firme
y no una entelequia cercana a la estratosfera.
Así es el panorama que pugna por establecer un pacto con
el infinito. La tónica que rige el concierto de discursos
y arranques “patrióticos” dados en formalizar
la banda sonora de una tragicomedia.
Sin dudas, el fidelismo insiste en dejar sus huellas. Ya los herederos
delinean las coordenadas para añadirle tramos al desastre
con estrategias plagadas de zigzags y mimetismos de la mejor factura.
No quieren aceptar que el brillo de sus bayonetas, la dureza de
las cachiporras, el ruido de los candados y los rayos de una ideología
retorcida, son hechos con mejor nitidez que los alardes humanitarios
y el intento de imitar los oficios de un monje.
“Hubiese preferido ser una vaca, a fin de cuentas me evitaría
las agonías del razonamiento humano en un país en
que de alguna manera hemos sido y somos tratados como un rebaño
de reses”, en estos términos hizo explícitos
sus deseos una vieja amiga saturada de problemas y necesidades,
al margen de su condición de médica.
En medio de incertidumbres, planes de eternizar el legado del convaleciente
líder de la fallida revolución continental y vigencia
de los viejos problemas en intramuros, aparece un signo de aliento
para los más optimistas y una especie de cambio de vasija,
pero con el mismo contenido para el grupo que reúne a los
escépticos.
Raúl Castro sería, de acuerdo a una parte de los que
se atreven a adelantar ideas sobre venideros diseños políticos,
el abanderado de un castrismo light.
Una discreta apertura en la esfera económica, la ampliación
del margen de tolerancia siempre sujeto a controles que eviten la
posibilidad de excesos, medidas de carácter social que mejoren
el nivel de vida de la población, acercamiento táctico
a los Estados Unidos, la recomposición de las relaciones
con la Unión Europea y el mantenimiento del partido comunista
como única entidad política, son algunas de las avanzadillas
que analistas y también personajes de la cúpula de
poder inscriben periódicamente en el éter y hasta
en las cuartillas, estos últimos bajo el amparo de galimatías
y otros camuflajes que aumentan el universo de las dudas en torno
a posibles desenlaces.
Suponer una Cuba democrática en el corto plazo, es un acto
de inocencia difícil de sacar de su sublimidad sentimental.
Lo que sí es casi cierto, aunque no verificable en toda su
dimensión, es la confrontación en la nomenclatura
por la adopción de estrategias para administrar el manicomio
que el fidelismo logró forjar o en cambio ir sentando las
bases de un sistema viable y sostenible, sin el fardo de la extrema
ideologización y ajustado a cierta línea pragmática
que sirva para apropiarse de cuotas de legitimidad en lo interno
y en lo concerniente al campo de las relaciones internacionales.
Los funerales podrían ser el detonante de serias contradicciones
entre los llamados “talibanes” (fidelistas) y moderados
(raulistas) por agenciarse el protagonismo en el curso de los acontecimientos.
No hay que ser un experto para saber que Hugo Chávez trata
y tratará de mantener su capacidad de influencia para que
Cuba no se salga de su esquema napoleónico.
¿Estaría dispuesto Raúl a embarcarse en un
proyecto que guarda mayor relación con el delirio que con
la cordura?
A estas alturas, más que un salvador, Chávez es la
piedra de tropiezo para los que piensan en eliminar gradualmente
o modificar el fidelismo desde el poder.
El embalaje de las sogas para atar el futuro de Cuba a la visión
de Fidel Castro indica que los envíos proceden del Palacio
de Miraflores.
Francisco Franco en su lecho de muerte predijo algo similar. España
llegó a convertirse en su coto privado. Más allá
de su presidencia vitalicia y su finitud humana, creía en
la perpetuidad de su ideario.
Apenas cerró los ojos los nudos fueron cediendo y hubo oportunidad
para fundar una república sobre los pilares de la democracia.
Es posible que las gradaciones del raulismo contemplen enfoques
que vayan de la cautela a pretensiones más dinámicas
y abarcadoras.
Realmente no creo que alguien que se estime sensato y lúcido
opte por apretar los nudos. El futuro debe atarse a lo que decidan
sus habitantes en las urnas bajo procedimientos legales y transparentes.
Mantener los actuales amarres es inútil. Es mejor zafarlos
a tiempo antes que se quiebren.
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