PRENSA INTERNACIONAL
Marzo 21, 2005
 

De Cuba llega el titiritero-exprés

Federico Jiménez Lozanitos / El Nuevo Herald, 20 de marzo de 2005.

Madrid -- Lo de la olla exprés es un invento menor dentro de la asombrosa historia de la tiranía castrista, a cuyo lado el Tirano Banderas de Valle-Inclán es la historia de Cincinato contada por Séneca. Desde el ''quesoducto'' para llevar miles de toneladas de gruyre a Francia, pasando por la vaca Ubre Blanca y los cerdos quirúrgicamente afónicos en el baño, el socialismo real es en Cuba una historia de la estupidez humana con manchas de sangre.

Pero hay algo que supera en miseria moral a la propia tiranía y sus asesinos de uniforme, a sus torturadores y carceleros, a sus delatores de casa, manzana y barrio, y es la cuadra de intelectuales, mayormente novelistas, cantantes y titiriteros que, antes de que pueda producirse una leve condena internacional de la cárcel más grande del mundo, se apresuran a defender al carcelero. En los últimos tiempos, la esclerotización del régimen castrista y de su legión de justificadores europeos está alcanzando, con todo, niveles artísticos en sí mismos, dentro del género grotesco, variante espasmódica.

Aún no se ha producido una votación en la ONU o en la Unión Europea (UE) sobre la falta de derechos humanos en la isla y ya tenemos en la prensa la habitual carta de los titiriteros castristas atacando a los Estados Unidos o a quien en ese momento diga la embajada, pero redactada con tal servilismo político, con tal torpeza intelectual que sólo la conjunción de un funcionario muerto de miedo y unos titiriteros comunistas muertos de aburrimiento en sus lujosas mansiones occidentales podrían producirla.

Ahora van los Sabina, Aute y demás defensores del crimen político en Cuba y dicen que no ha habido un solo caso de tortura, asesinato o desaparición en el régimen castrista. Lo dicen horas después de que la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) haya denunciado el encarcelamiento de veintitantos periodistas por el simple delito de querer serlo, tratados con la habitual delicadeza castrista desde que el carnicero Ernesto Guevara llegó a la cárcel de La Cabaña en 1959 y se puso a fusilar cubanos.

¿Que no hay desaparecidos en Cuba? ¿Y cuántos han desaparecido en el Estrecho de la Florida, a dientes de los tiburones o ametrallados en la noche, padres e hijos vilmente asesinados en transbordadores, chalupas o pateras por los esbirros de Castro? Darían risa estos abogados de la tortura, el liberticidio y el asesinato masivo si no dieran asco. Decenas de miles de fusilados, dos millones de exiliados, centenares de miles de desaparecidos en una isla de once millones y aún andan cantando las excelencias del régimen.

Una cosa hay que reconocerle al tirano del Caribe: la olla exprés no será invento suyo, pero el del titiritero-exprés, esa Barbie soviética que firma sin mirar y con mecánica precisión de autómata lo que le pongan delante siempre que sea antiamericano, sí.

www.libertaddigital.com

© Firmas Press

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