Zapatero, Castro y Sharansky
GEES. Libertad
Digital, España, 18 de marzo de 2005.
Lo malo no es que Moratinos no haya conseguido
arrancar ninguna excarcelación de cubanos
demócratas de las cárceles de Castro,
sino que Zapatero y su gobierno acepten negociar
con la vida de esos presos y se sometan al chantaje
de Pérez Roque Es bien sabido que Rodríguez
Zapatero lee muy poco o nada, pero debería
poner remedio a ese defecto. Comenzando, por ejemplo,
con el libro de Natan Sharansky, The case for
democracy. No vamos a decir aquí y ahora
que el presidente del gobierno socialista se convierta
de pronto a la tesis de que la democracia es un
valor universal que debe ser expandido por el
mundo de todas las maneras posibles. No es el
momento para eso. Pero sí de llamar la
atención sobre un pasaje de la obra de
Sharansky. Como es bien sabido, Natan Sharansky
permaneció injusta y brutalmente encarcelado
por el régimen soviético durante
trece años. Y nos cuenta en su libro lo
importante que fue para la disidencia soviética
que el presidente americano de entonces, Ronald
Reagan, llamara por su nombre al régimen
que le estaba condenando de por vida de manera
absoluta y arbitraria: el "imperio del mal".
Sharansky cuenta cómo ese día los
disidentes encarcelador comprendieron que la ayuda
exterior, el apoyo a su causa, la presión
sobre sus dictadores y carceleros, acabaría
por poner fin a sus días de sufrimiento.
La batalla política se juega también
en el terreno moral, de los símbolos y
de los gestos. Por eso le dedica un extendido
capítulo de su libro a explicar cómo
las democracias liberales -y occidentales- pueden
contribuir positiva y decisivamente a acabar con
las tiranías.
Y Rodríguez Zapatero debería leer
este libro para dar se plenamente cuenta de lo
que está haciendo con Cuba. Lejos de promover
una mayor decencia del régimen brutal de
Castro, recibiendo a su ministro de exteriores,
Pérez Roque, y promoviendo el levantamiento
de sanciones por parte de la UE, lo que está
consiguiendo es hacer de los disidentes cubanos
una pieza de mercadería en las manos del
dictador de Cuba y sus acólitos. Lo malo
no es que Moratinos no haya conseguido arrancar
ninguna excarcelación de cubanos demócratas
de las cárceles de Castro, sino que Zapatero
y su gobierno acepten negociar con la vida de
esos presos y se sometan al chantaje de Pérez
Roque. O cambian de política o no habrá
más liberaciones. Conociendo la maldad
del "comandante", lo que puede muy bien
ocurrir es todo lo contrario, que encarcele a
más disidentes para luego negociar con
ellos. Eso no es ninguna actitud moral.
Y algo de eso debe olerse el actual presidente
español. Por qué si no, ¿por
qué no se ha dejado fotografiar con el
canciller cubano? La foto la ha permitido con
su ministro Moratinos, grave, pero lógico
y, en todo caso es una figura ya perdida políticamente.
Pero Rodríguez Zapatero ha cometido una
irresponsabilidad imperdonable permitiendo que
Su Majestad el Rey Juan Carlos quedara como la
imagen pública de lo que no es más
que su particular opción política,
personal y partidista, sobre el régimen
de Castro. ¿Por qué le desea a Su
Majestad lo que él no quiere para sí
mismo?
Lo que se merece Castro en sentir la condena y
el aislamiento internacional. Cuando un régimen
es percibido por todos como un paria o un delincuente,
las cosas acaban por cambiar. Lo estamos viendo
de manera virulenta en Oriente Medio. El Caribe
no tienen por qué ser diferente. Castro
es un fósil conservado hoy por el petróleo
que le da su aprendiz de brujo el venezolano Chávez.
Otro de las amistades de Rodríguez Zapatero.
¿Por qué será que el presidente
socialista siempre prefiere escuchar a quienes
oprimen que a los oprimidos? Le va a costar explicarle
a su descendencia que eso es el socialismo real.
GEES, Grupo
de Estudios Estratégicos.
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