Cuba: "peligroso" reguetón
Fernando Ravsberg, BBC,
La Habana. 15 de marzo de 2005. El reguetón (o reggaeton),
ritmo que está causando furor entre los jóvenes y adolescentes cubanos,
parece haber despertado la suspicacia de las autoridades de la isla por su lenguaje
y el mensaje implícito en sus letras. El periódico Juventud
Rebelde, portavoz de la Unión de Jóvenes Comunistas, llama a estar
atentos porque si en vez de mejorar humanamente a los jóvenes el reguetón
llama "solapadamente a la chabacanería, el lujo, la lujuria, el vicio,
el consumo de tóxicos...entonces hay que hacer algo". Este
ritmo, considerado como la fusión del rap con el reggae y aparentemente
cargado de pecados capitales, está siendo sutilmente limitado en los medios
de prensa; se aconseja que no se utilice en fiestas de centros de enseñanza
y se filtra en las discotecas. Sin embargo, a pesar de todo, es en este
momento el ritmo más bailado por los jóvenes y adolescentes cubanos
que a falta de lugares públicos organizan fiestas privadas en las que disfrutan
a plenitud del reguetón. Haciendo "el amor con ropa" Juventud
Rebelde lanzó recientemente una andanada contra el reguetón en la
que se pide emprender acciones contra un género al que vinculó con
la "banalidad, lo cursi, la quincalla y el atuendo exagerados, la bagatela".
Aunque expresamente se plantea que la solución no es prohibirlo,
se acusa al reguetón de promover graves vicios y se asegura que está
probado en otros países que promueve la violencia. En el periódico
se reconoce que en el reciente congreso de la juventud comunista cubana se abordó
el tema y se alertó: "Ojo...con tanto reguetón lamentable".
El diario también critica la forma de bailar el ritmo - cita a quienes
lo consideran un "estilo musical descarado"- con movimientos extremadamente
sensuales y los cuerpos muy pegados, "como hacer el amor con ropa".
Por supuesto que los músicos que hacen reguetón se defienden.
"Mi música no promueve lo mal hecho ni la contrarrevolución",
nos dice Oneilys Hevora integrante del grupo habanero "Los 3 Gatos".
Hevora afirma que no entiende por qué se ha desatado esta guerra
contra ellos: "Mi música es para bailar, para disfrutar, para que
muchos se diviertan; yo no motivo a nadie a la violencia con mi música".
Sin embargo, las limitaciones que se están imponiendo al reguetón
se hacen sentir en casi todas las áreas incluyendo los centros de diversión,
de enseñanza y todas las llamadas Casas de la Cultura, según nos
explico Gilberto Rupert. Rupert es promotor de reguetón y disk jockey
de un centro cultural y se queja de que "de arriba" le impiden poner
reguetón cubano argumentando que "lleva siempre un poco de malas palabras".
Bonches Mientras este debate se desarrolla en las alturas, los jóvenes
cubanos continúan bailando su reguetón. El mismo Juventud Rebelde
reconocía que de 35 jóvenes consultados sólo uno dijo que
no le gustaba ese ritmo. Ante las limitaciones oficiales se organizan "bonches",
fiestas de reguetón en las que decenas de jóvenes se reúnen
frente a la casa de uno de ellos, bailando en plena calle con faldas cortísimas
y pantalones anchos. "Las letras son malinterpretadas", nos dice
un chico en uno de estos "bonches" mientras una adolescente indignada
expresa que "no todos los reguetones pervierten a la juventud como dicen
por ahí". Un periodista cubano, Alcides García, afirmaba
que "existe una cruzada nacional contra el reguetón". Tal vez
tenga razón y se esté repitiendo la intolerancia cultural que en
la década de los años 60 proscribió, por ejemplo, al grupo
musical británico Los Beatles. |