Entrevista a Benito Zambrano
"Quiero lo mejor para Cuba, que no pierda su alegría,
pero que haya más libertad" El director sevillano regresa, cinco
años después de "Solas", con un melodrama musical ambientado
en la isla caribeña HABANA BLUES.- Estreno:
Viernes 18 de marzo de 2005. Director: Benito Zambrano. Intérpretes: Benito
Joel García, Roberto Sanmartín, Yailene Sierra, Margarita Calvó
y Roger Pera. Alejandra Yáñez Velasco.
El Mundo, España, 16 de marzo de 2005.
Cinco años después de arrasar con premios y méritos
por su ópera prima', 'Solas', Benito Zambrano trae de Cuba su segundo trabajo
cinematográfico, 'Habana Blues'. Espera mucho de ella y se le nota cierto
vértigo cuando habla del filme. Es inevitable: seguramente es consciente
de que hay mucho público ansioso por ver lo que ha hecho. La cinta no está
muy relacionada con la primera, después de todo, como él dice, "no
puedo estar toda la vida haciendo 'Solas'". PREGUNTA.- La pregunta
que nadie le ha hecho: ¿por qué ha tardado tanto en volver? RESPUESTA.-
Lo que me ocurrió, después de 'Solas,' y no sé si eso le
ocurre a todo el mundo, fue que pasé del más absoluto anonimato,
con una película de director desconocido y que no se preveía que
fuera lo que fue, a una situación que me superaba. Me quedé desconcentrado.
En aquel momento tenía un preguión de 'Habana Blues', pero no me
sentía ni con ganas ni con valor para llevarlo a cabo y decidí aceptar
el encargo de 'Padre Coraje'. Una vez superado aquel bache, ya podía hacer
mi segundo trabajo para el cine y retomamos el proyecto. P.- ¿Y de
dónde surge la idea? R.- De manera inesperada. Escuchando un concierto
de cantautor cubano Gerardo Alfonso, que es negro, me dije: "¡Ostras!
ya está. Quiero contar la historia de un joven músico cubano y negro."
Corría 1994 y era una idea puramente creativa. En un plano más general,
surge de mi deseo de hacer un filme en Cuba desde el mismo día en que pisé
la isla. P.- Entonces, ¿trata de la vida de este músico? R.-
Ni lo conozco. Estaba en su concierto escuchándolo y se me ocurrió.
Me podía haber pasado ahí, fregando los platos o en un bar tomando
algo. Casi siempre, las ideas vienen de una manera sorpresiva. 'Solas' se me ocurrió
medio durmiendo en la cama. P.- Háblenos de cómo fue rodar
en Cuba... R.- Complicado. Si los cubanos quieren que vayamos a rodar allí,
creo que tienen que cambiar su manera de trabajar, la estructura de producción,
la consolidación de equipos y la preparación. Lo definiría
como: "¿Quieres venir a rodar? Vale ven y ya veremos qué hacemos,
todo se resolverá" y, al final, no es así. Se pasa muy mal
y se invierte el triple de dinero. Eso no quiere decir que no haya gente que se
lo haya tomado en serio, trabajando por la película, a muerte, y dándolo
todo. A ellos les estoy muy agradecido. P.- Con ese panorama, ¿cuál
es la clave para que este trabajo saliera adelante? R.- Lo más importe
es siempre el guión, la historia. Eso y los actores. Tiene que estar todo
clarito, como cuando se hace una casa: el guión es el plano del arquitecto
que debe estar perfectamente medido para que la casa no se caiga. Todo lo demás
se hace en función de que la historia surja con la fuerza que mana del
guión y de los actores. P.- El espectador no encuentra aquí
ni son ni salsa. ¿Por qué eligió música 'underground'? R.-
Primero, yo no quería meterme en los tópicos de lo que es la música
en Cuba. Me gusta, pero no, no era algo que me interesara. A través de
estos dos jóvenes músicos marginales quería entrar en un
mundo que me resultaba más interesante. La verdad es que el de los salseros
es distinto al de los rockeros o de la gente que hace música 'underground',
que era la que a mí me interesaba, que está más al margen
de lo que es la revolución. Y quería contar eso, como se vive en
Cuba desde esa perspectiva. Era una llave para entrar en unas profundidades diferentes. P.-
¿Es esta película un reflejo de la isla? R.- Creo que bastante.
Aunque imagino que son los cubanos los que tienen que decir algo, los que están
allí y los que están en Miami. Hasta ahora los que la han visto
no me han dicho que ésa no es su Cuba. De hecho, se han emocionado, han
visto reflejado un país que no creo que sea una mentira. P.- ¿Qué
es lo que quiere para Cuba, lo que se ve en el filme u otras cosas? R.-
Obviamente, yo quiero lo mejor. No quiero que pierda su alegría, no quiero
que jamás pierda su ternura, su color, su energía, sus ritmos...
Pero que funcione, que haya mayor libertad, que no tenga que estar la gente prostituyéndose
para conseguir algo. Quiero para Cuba y Latinoamérica que vivan lo mejor
posible. La desgracia de los gobernantes en América Latina es que se convierten
en chorizos, ladrones o dictadores. P.- ¿Ha hecho 'Habana Blues'
para competir con Hollywood? R.- El cine español o el 'no Hollywood'
no tiene que competir con ellos, somos para otro público. El cine que hacemos
nosotros o, mejor dicho, el que yo pretendo hacer, no quiero que tenga nada que
ver con el de Hollywood. Sin embargo, estoy seguro de que hay gente que va a ver
'Habana' 'Blues' y va a ver esas otras películas. Debemos hacer un cine
nuestro, con buenas historias y personajes, películas que el espectador
acuda a la sala y no tenga la sensación de que ha perdido el tiempo. P.-
Finalmente, ¿qué puede esperar un espectador de 'Habana Blues'? R.-
Yo quisiera que cuando vaya a verla se olvide de 'Solas' y de Benito Zambrano,
que vaya abierto, sin ningún tipo de prejuicios, ni con Cuba ni conmigo
ni con nada. Si al final no le gusta, que no la recomiende. Si no le ha interesado,
lo sentiré mucho; porque una de las cosas que a mí más me
dolería, como el contador de historias que me considero, es que la gente
se aburra, que la gente cuando salga del cine diga: "Vaya dos horas de mi
vida he perdido". Yo creo que van a ver una 'peli' muy fresca, muy dinámica,
rica en color y estilo y con personajes muy atractivos, que trasciende del hecho
puramente cubano. 'Solas' ya está hecha y no voy a estar haciendo 'Solas'
toda mi vida. No quiero que las comparen. La otra Cuba Corina Román.
16 de marzo de 2005. Con Cuba pasa un poco como con el Vietnam, la imagen
deglutida que llega del cine y del periodismo ha hecho que más de uno piense
que es un país lleno de prostitutas y poco más. Se ha hablado tanto
del turismo sexual de la isla, de las jineteras y del cubano que complace a famosos,
que alguno termina pensando que si va allí eso es lo único que encontrará.
Para el que no ha ido y no tiene elementos de juicio, al menos, se debe
tener en cuenta que la realidad nunca fue una. Consideraciones políticas
y sociales aparte, en 'Habana Blues' Zambrano trata de mostrar una historia muy
humana y, sobre todo, a la Cuba que él conoce. Dos músicos,
Ruy y Tito, fuera de la onda musical típica -son y salsa a tutiplén-,
llenos de rock y rodeados de colegas que se abren a todos los estilos -bossanova,
death metal, hip hop o reagge-, sueñan con convertirse en estrellas de
la canción. Sin embargo, en una tierra donde no hay infraestructuras
de producción -y menos para sonidos poco ortodoxos -, del que no se puede
salir sin autorización y donde sobrevivir cada día es una lucha,
el tema no se les presenta fácil. El azar quiere que conozcan a unos productores
españoles que puede que les abran esas puertas que siempre pensaron que
estarían cerradas para ellos. Un golpe de suerte. El camino de la
fama les llevará a tomar decisiones sobre su vida, qué quieren ser,
qué pueden ser y a qué están dispuestos a renunciar por ello.
Ruy y Tito son la cara y la cruz de lo que uno espera y lo que está dispuesto
a sacrificar por ello y sus vivencias están bañadas de la mejor
música alejada del circuito convencional de la isla. En esa selección
musical, que han supervisado los productores José Luis Garrido, Juan Antonio
Leyva Ordóñez y Jorge Martín Romero, han entrado intérpretes
de lo más variado: Wena Onda, Boudet, Cubanos en la red, Pablo Milanés
y Los Van Van, Kelvis Ochoa, Equis Alfonso, Escape, Porno para Ricardo, Free Hole
Negro, Cuba Libre y claro, Habana Blues. ©
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