Prostitución en Cuba
Manu García, Noticias.com,
14 de marzo de 2005.
Jineteras, pingueros y turipepes
El fenómeno del turismo sexual en Cuba
arrancó a principios de los noventa. El
régimen castrista, perdidos los fondos
que anualmente enviaba la recién desaparecida
Unión Soviética y con una zafra
azucarera incapaz de satisfacer las mínimas
necesidades de la inexistente infraestructura
económica cubana, puso los ojos en el turismo
como piedra angular de la nueva economía.
Y fue el propio régimen quien estimuló,
como un encanto más de la isla junto a
sus playas y su clima, la "hospitalidad"
de la mujer cubana. Apoyado en inversionistas
ávidos de beneficios rápidos, en
su mayor parte españoles, los hoteles proliferaron
en la otrora "Perla del Caribe" y, a
sus puertas o en sus discotecas, comenzaron a
aparecer jóvenes muchachas que en muchos
casos ni alcanzaban la mayoría de edad.
"Otras prostitutas en el mundo se escandalizarían
al saber que una jinetera cubana entrega su cuerpo
por un blue jean (pantalones vaqueros) o por un
plato de comida en un restaurante de segunda categoría.
Son jovencitas que sueñan hallar en la
promiscuidad callejera a un príncipe azul
que las libre de los apagones y el potaje de chícharos
sin carne", escribía Jesús
Zúñiga, periodista independiente
de La Habana. En España, la voz se corrió
rápidamente, hasta el punto de que se fletaron
vuelos chárter ocupados por "hombres
de negocios" y que podían comprar
en un pueblo de Guadalajara lo que se conocía
como el "paquete cubano": jabón
de tocador, medias de cristal, productos higiénicos....
Todo preparado por 5.000 pesetas. Los "turistas"
de mediana edad, solos y ávidos de sexo
fácil y exótico se hicieron parte
del cuadro habitual en el aeropuerto José
Martí hasta el punto de que se inventó
una palabra para denominarlos: los "turipepes".
Pero el negocio del sexo se le fue de las manos
a Fidel Castro. Lo que empezó como la aventura
de unas jóvenes que buscaban "resolver"
(aliviar las necesidades diarias) de ellas y de
todas sus familias acostándose por unos
dólares se convirtió en un negocio
por cuenta propia que se ramificaba sin cesar:
las "jineteras" comenzaron a necesitar
chulos para protegerse, y casas de alquiler por
horas, "paladares" (restaurantes privados
de pocas mesas) donde cenar con el "turipepe"...
Y aparecieron las navajas por controlar el negocio,
las drogas, algún turista murió
y el régimen que veía que le entraba
el capitalismo por entre las piernas de las "jineteras",
que cada vez eran más y hasta dejaban sus
trabajos como enfermeras, profesoras o secretarias,
donde apenas ganaban 200 pesos en un mes, por
unas cuantas noches con los "turipepes",
que les reportaban fácilmente 200 "fulas"
(dólares) con los que mantener a varias
familias en la Cuba de Castro...
OPERATIVO LACRA
Y como dice la canción, "en éstas
llegó Fidel, y mandó parar".
En 1998, tras un incendiario discurso denunciando
lo que su régimen había promovido,
lanza el "Operativo Lacra": redadas
masivas contra "jineteras" y "pingueros"
(chaperos) que se habían sumado al paisaje
del atardecer del Malecón o la Quinta Avenida.
Las principales discotecas y locales son cerradas
y se les conmina a "reorientar el enfoque"
de la diversión. En octubre de 1998 son
cerradas las discotecas del Comodoro, el Café
Cantante y el Palacio de la Salsa, y se restringe
el uso "sólo para clientes" en
las salas de los hoteles Marina Hemingway, Copacabana
o Habana Libre.
La "Operación Lacra" consiguió
dos cosas: por un lado, que la prostitución
en Cuba se ejerza de manera discreta, sin perturbar
la imagen de tranquilidad que pretende el régimen,
y, por otro, que se desarrolle bajo su control.
En la actualidad, las "jineteras" ya
no tienen que mostrarse por el Malecón
ni prostituirse por una pastilla de jabón.
Ahora, según las informaciones de la prensa
idenpendiente en La Habana, las tarifas oscilan
entre los 35 y los 80 dólares, los chulos
ofrecen a sus muchachas por Internet (totalmente
controlado su acceso por el régimen) y
son los empleados de los hoteles, contratados
directamente por entidades del Estado, los que
"ofertan" las "jineteras"
y "pingueros" a los "turipepes"
que allí se hospedan.
El local especializado hoy en "sexo para
turistas" es "El Túnel",
en el habanero municipio 10 de Octubre. Según
María Elena Rodríguez, de la Agencia
Cuba-Verdad, "El Túnel es visitado
a diario por un promedio de 60 muchachas cuyas
edades oscilan entre los 16 y los 25 años,
(...) y por hombres de entre 25 y 35 años
que son sometidos a investigación policíaca
dado que el salario promedio en Cuba, alrededor
de 220 pesos,no les permite tener acceso a dicho
lugar pues sólo la entrada cuesta 5 dólares
(100 peso)". Los extranjeros entran sin problemas,
"aunque a ellos les pueden cobrar hasta 20
dólares por la entrada".
En esa discoteca todo se vende en dólares,
a precios imposibles para la población
cubana, y allí se establecen los contactos
entre los "turipepes" con "pingueros"
y "jineteras". Éstas, aún
sueñan con que alguno se enamore de ella,
vuelva en otro vuelo y se la lleve a España.
Por 500 dólares, lo que cuesta el papeleo,
la "jinetera" olvidará su pasado
e intentará rehacer su vida lejos de Cuba.
Aunque, eso sí, en el aeropuerto, antes
de partir, seguramente verá llegar nuevas
remesas de "turipepes" ávidos
de sexo fácil, como el que la lleva agarrada
del brazo.
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