Hay que apoyar la convocatoria
del 20 de mayo
Ernesto F. Betancourt, El
Nuevo Herald, 5 de marzo de 2005.
La Asamblea para Promover la Sociedad Civil ha
convocado a un congreso en La Habana el 20 de
mayo al cual ya han accedido a asistir Havel,
Gorbachev, Walesa y otras figuras internacionales.
Sin embargo, Oswaldo Payá ha indicado que
el Movimiento Cristiano Liberación no va
a asistir, lo cual divide a la disidencia y debilita
el llamado de la oposición. Por su parte,
Vladimiro Roca, sí va a asistir. Carlos
Alberto Montaner también ha expresado su
apoyo.
Cuando Payá lanzó el Proyecto Varela,
lo apoyé, a pesar de que tenía dudas
en cuanto a su factibilidad. Y compartía
las serias reservas que tenían muchos sobre
legitimar la actual constitución. Cuando,
posteriormente, Payá lanzó el Diálogo
Nacional, de nuevo apoyé se discutiera.
Opino que el texto propuesto para ese Diálogo
Nacional es demasiado detallista, estatista y
rígido y me sumo a los comentarios de René
Gómez Manzano, Alberto Luzárraga
y Alfredo Cepero sobre el mismo. Opino sería
prudente hacer un documento de principios más
breve. Para ello, en una columna anterior, sugerí
como texto para discusión un Decálogo
de la Liberalización [Perspectiva, 22 de
enero]. Hace falta una alternativa coherente a
la asfixiante centralización que está
imponiendo el régimen, no tan sólo
en materia monetaria y empresarial, sino hasta
en los contactos con turistas.
Igualmente, apoyo la convocatoria al congreso
de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil
que han hecho Martha Beatriz Roque Cabello, René
Gómez Manzano y Félix Antonio Bonne
Carcassés. Creo que es urgente el iniciar
un diálogo sobre la transición en
Cuba y el congreso ofrece una excelente oportunidad
para hacerlo. Estoy de acuerdo en que hay que
tomar en cuenta a la gente dentro del actual régimen
que son partidarios de una apertura. Pero discrepo
de Payá en lo de los dialogantes secretos.
Reconozco que muchos de los que dentro del régimen
son receptivos a una apertura, no pueden hacerlo
abiertamente. Como ya planteara antes, la Cuba
futura tiene que reconciliar los intereses de
todos. Por eso, he manifestado mi apoyo a que
se tomen en cuenta los intereses y preocupaciones
de los militares del MINFAR y miembros del MININT
durante la transición. Es más, al
depender Cuba del turismo, la necesidad de mantener
el orden durante la transición es de primera
prioridad.
Pero, dada la pérdida masiva de opinión
pública por el colosal fracaso del régimen,
que hizo crisis en el 2004, los disidentes dentro
del régimen tienen que quitarse la careta
y dar un paso al frente, apoyando públicamente
una posición reformista que lleve a una
transición pacífica. Hay que deslegitimar
a Castro y sus secuaces. La reunión del
20 de mayo es el agente catalítico para
hacerlo. La hora de definirse ha llegado. Como
llegó en Ucrania, en Irak, en Palestina
y ahora en el Líbano, Egipto y Arabia Saudita...
y se acerca en Siria e Irán.
La tolerancia de las opiniones de otros es uno
de los principios en que hay que basar el futuro
democrático de Cuba. El anuncio de Payá
de no participación del Movimiento Cristiano
Liberación se puede interpretar como un
intento de veto del Congreso o al menos de falta
de tolerancia. Esa posición sólo
beneficia a los talibanes alrededor de Castro
que no quieren hacer concesión o reforma
alguna. Por tanto, me sumo al pedido que le hiciera
el comandante Húber Matos a Payá
de que reconsidere su posición, como ya
ha hecho en ocasiones anteriores, y acceda a participar.
Es urgente que toda la oposición, que
está muy atomizada por la política
de infiltración y divisionismo que ha seguido
el régimen a través del MININT,
se ponga de acuerdo en cuanto a un marco institucional
que establezca las reglas del juego para la transición.
Los promotores del Diálogo Nacional tienen
el derecho de presentar sus puntos de vista en
este Congreso. Es más, han sido invitados
al mismo, lo que de hecho les reconoce ese derecho.
Ha llegado la hora de que todos contribuyan a
encontrar un consenso sobre la mejor manera de
volver a encauzar la vida política de Cuba
por senderos que lleven al país a la convivencia
democrática y a la prosperidad bajo una
economía de mercado.
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