PRENSA INTERNACIONAL
Marzo 7, 2005
 

Cabrera Infante, un espíritu libre marcado por la dictadura cubana

Más de treinta años de exilio forzoso marcan la personalidad de cualquiera, sobre todo cuando quieres tanto a tu tierra como la quiso Cabrera Infante. El mago de las palabras afirmó que sólo volvería a Cuba cuando saliera Fidel Castro. Su viuda, la actriz cubana Miriam Gómez ya ha anunciado que las cenizas del escritor volverán a su amada Cuba cuando ésta recupere la libertad. El tirano todavía no le ha ganado la batalla ya que sigue vivo en el corazón y la mente de muchos cubanos.

El Diario Exterior. 27 de febrero de 2005.

El pasado lunes moría Guillermo Cabrera Infante. Se trata de una de las voces más críticas contra la dictadura cubana, de hecho, vivía en Londres desde el año 1965 ya que no soportaba ver cómo su país era dirigido por los designios del tirano Castro.

En realidad Cabrera Infante era un espíritu libre que, por desgracia, vivió siempre bajo el yugo de la falta de libertad en su tierra. Primero fue crítico con el gobierno de Baptista, de hecho estuvo encarcelado por su postura opositora al régimen.

El triunfo de la Revolución Cubana lo llevó a dirigir el Concejo Nacional de Cuba y a dirigir la publicación Revolución. Además de sus actividades periodísticas, continúa con la literatura de ficción y en los siguientes años gana premios y menciones con sus cuentos.

Participa de manera muy activa en vida intelectual del país; funda la Cinemateca de Cuba, que presidirá de 1951 a 1956, y en 1959 es nombrado directivo del Instituto del Cine. Por otro lado, ocupará el cargo de director en el magazine literario "Lunes de Revolución" desde su fundación hasta la clausura de ésta en 1961.

La ruptura total y el exilio

En 1962 viajó como agregado cultural en Bruselas, pero luego rompió relaciones con el gobierno de Fidel Castro y se instaló definitivamente en Londres, donde vivió hasta su muerte y mantuvo una posición crítica al régimen castrista.

Desde entonces ha sido un escritor exiliado. Aunque, como comentaba en una entrevista concedida en 2003, para él esta condición significó "algo muy bueno porque me he permitido convertirme en escritor profesional. Es decir, yo vivo de lo que escribo, no como antes, que publicaba esporádicamente". Sin embargo no pudo ocultar la cara amarga del exilio, esa que le hizo perder a su lector natural que es, "por supuesto, el cubano y si es posible el habanero".

Con pocos escritores el régimen de Castro se ha portado de manera tan farfullera. Desde los años 60 sus libros están prohibidos en la isla, algo que le dolía, que le dolió hasta el momento final. "No poder escribir para mi público ha sido para mí un conflicto -comentaba hace poco- porque mis libros están prohibidos en Cuba. Ni siquiera se pueden tener en la casa. Hace poco descubrieron a una maestra que tenía un ejemplar de mi libro "La Habana para un infante difunto" y la llevaron presa. La juzgaron por tener "literatura subversiva", cosa que es verdaderamente tener ganas de acusar a alguien por algo que no existe, y la multaron en 500 pesos, que para una persona en Cuba es bastante dinero".

En Cuba no ha muerto

Paradójicamente, en Cuba, Cabrera Infante no ha muerto nunca. Eso es lo que se deduce de la falta de noticias sobre su fallecimiento en los medios oficiales. Es más, los cubanos, se enteraron del triste suceso por el boca a boca. En contraste con esta situación, Miami, la segunda ciudad con más cubanos en el mundo, llora la muerte del escritor. "Cabrera Infante seguirá siendo por siempre orgullo cubano por su postura, perseverancia y paciencia para defender la verdad de una manera clara, valiente y extraña a la agresividad", afirma Luis Montoto, subdirector de la Fundación Nacional Cubano Americana.

"Fue y seguirá siendo el icono del exilio por su ´cubanía´ en la que expresó una convicción política inalterable al lado de su nostalgia poética", agrega.

Así, de esta manera, Fidel le negó el pan y la sal a esta mente privilegiada que tenía un modo tan especial de contar sus historias, unas historias que reflejan de manera sumamente nítida la realidad cubana "de manera que ni siquiera puedo tener ese tipo de lector ocasional. Y esto es lo que a mí en realidad más me toca de mi exilio. Conozco a los otros escritores sudamericanos que empezaron a publicar junto conmigo y todos, no solamente pueden regresar a sus países de origen, sino que sus libros son celebrados, acogidos y leídos en sus países respectivos".

Pero lo que le negó su país natal se le reconoció fuera, así en 1997 recibió el premio Cervantes, galardón que concede el Ministerio de Cultura. Por cierto, que ese mismo organismo, ahora dirigido por Carmen Calvo no ha publicado ni siquiera una nota de condolencia por la muerte del insigne escritor. También gano el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral en 1964 por "Vista del amanecer en el trópico".

Bibliografía

Su primer libro publicado fue Así en la paz como en la guerra (1960), pero alcanzó su mayor reconocimiento con Tres tristes tigres (1967), novela ganadora del Premio Biblioteca Breve, y La Habana para un infante difunto (1979). En ambas obras se evidencia la presencia de la ciudad, evocada desde el pasado y la distancia.

Además de sus trabajos como crítico y guionista de cine, publicó también el libro de cuentos Vista del amanecer en el trópico (1974), O (1975), de carácter experimental y los ensayos Exorcismos de esti(l)o (1976), Arcadia todas las noches (1978), Mea Cuba (1993), Delito por bailar chachachá (1995), Ella cantaba boleros (1996) y Vidas para leerlas (1998), además de un texto en inglés, Holy Smoke (1985) y El libro de las ciudades (1999), donde oficia de guía turístico e historiador de distintas ciudades del mundo. También son obra suya, Un oficio del siglo XX (1963), Cuerpos divinos (1979), La próxima luna (1990), Mi música extremada (1996), Cine o sardina (1997) y Todo está hecho con espejos (1999).

El futuro de Cuba

Su viuda, la actriz cubana Miriam Gómez ya ha anunciado que las cenizas del escritor volverán a su amada Cuba cuando ésta recupere la libertad. Y el lo tenía claro en vida, para volver, "tendría, primero que nada, que desaparecer del gobierno Fidel Castro, de la forma en que fuera posible, es decir, si renunciaba o si se moría o si lo sacaban del poder. Tendría que ser un país en democracia. De otra manera, yo no podría regresar. Porque yo estoy muy bien en Londres. Estoy viviendo en la democracia inglesa, y estoy viviendo muy bien en el sentido de que tengo completa libertad para hacer lo que yo quiera, para escribir lo que yo quiera y para leer lo que yo quiera".

En este sentido, y preguntado por el futuro del país, Cabrera Infante consideraba que "el futuro para Cuba es uno sólo. El futuro ideal es el mismo que el futuro real, es decir una democracia. Yo creo en la democracia y una de las cosas que más me gusta de Inglaterra es la permanencia de su democracia, de su constitución no escrita, y un parlamento independiente, y una prensa libre. Todo eso viene con la democracia. No hay otra forma de alcanzarla. Todo lo demás que se diga del gobierno del proletariado y toda esa serie de engañifas, no tienen ningún sentido para mí. Yo creo que el gobierno único de un país tiene que ser un gobierno democrático, elegido por la mayoría, en voto secreto y universal, y eso es lo que yo aspiro que ocurra en Cuba".

La pasión del cine

Su pasión fue el cine. Le gustaba decir que lo que hacía eran libros, que él no escribía novelas. Cada rato hablaba de ´contar cuentos´. Y así es su obra, un paseo por todos los grandes temas.

La amistad, la noche, los viejos afanes para salir de la miseria y cambiar de vida, las pequeñas traiciones que llenan la memoria de heridas, la alegría de pasarlo bien, el placer de tantas y tantas anécdotas y situaciones, el amor y los infinitos juegos que ponen en marcha hombres y mujeres para seducirse, el desarraigo, la muerte.

Guillermo Cabrera Infante fue un nostálgico. Sus libros de cine y sus relatos dieron cuenta, a través de los años, de una marcada debilidad por los buenos viejos tiempos y precisamente uno de sus últimos trabajos es de este calibre. Se trata del guión de la película The Lost City, filme producido, dirigido y protagonizado por el actor estadounidense de origen cubano Andy García.

IMPRIMIR



PRENSAS
Independiente
Internacional
Gubernamental
IDIOMAS
Inglés
Francés
Español
SOCIEDAD CIVIL
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
DEL LECTOR
Cartas
Opinión
BUSQUEDAS
Archivos
Documentos
Enlaces
CULTURA
Artes Plásticas
El Niño del Pífano
Octavillas sobre La Habana
Fotos de Cuba
CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Eléctronico

DONACIONES

In Association with Amazon.com
Busque:


CUBANET
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887

CONTACTOS
Periodistas
Editores
Webmaster