Cabrera Infante, un
espíritu libre marcado por la dictadura cubana
Más de treinta años
de exilio forzoso marcan la personalidad de cualquiera,
sobre todo cuando quieres tanto a tu tierra como
la quiso Cabrera Infante. El mago de las palabras
afirmó que sólo volvería
a Cuba cuando saliera Fidel Castro. Su viuda,
la actriz cubana Miriam Gómez ya ha anunciado
que las cenizas del escritor volverán a
su amada Cuba cuando ésta recupere la libertad.
El tirano todavía no le ha ganado la batalla
ya que sigue vivo en el corazón y la mente
de muchos cubanos.
El
Diario Exterior. 27 de febrero de 2005.
El pasado lunes moría Guillermo Cabrera
Infante. Se trata de una de las voces más
críticas contra la dictadura cubana, de
hecho, vivía en Londres desde el año
1965 ya que no soportaba ver cómo su país
era dirigido por los designios del tirano Castro.
En realidad Cabrera Infante era un espíritu
libre que, por desgracia, vivió siempre
bajo el yugo de la falta de libertad en su tierra.
Primero fue crítico con el gobierno de
Baptista, de hecho estuvo encarcelado por su postura
opositora al régimen.
El triunfo de la Revolución Cubana lo
llevó a dirigir el Concejo Nacional de
Cuba y a dirigir la publicación Revolución.
Además de sus actividades periodísticas,
continúa con la literatura de ficción
y en los siguientes años gana premios y
menciones con sus cuentos.
Participa de manera muy activa en vida intelectual
del país; funda la Cinemateca de Cuba,
que presidirá de 1951 a 1956, y en 1959
es nombrado directivo del Instituto del Cine.
Por otro lado, ocupará el cargo de director
en el magazine literario "Lunes de Revolución"
desde su fundación hasta la clausura de
ésta en 1961.
La ruptura total y el exilio
En 1962 viajó como agregado cultural en
Bruselas, pero luego rompió relaciones
con el gobierno de Fidel Castro y se instaló
definitivamente en Londres, donde vivió
hasta su muerte y mantuvo una posición
crítica al régimen castrista.
Desde entonces ha sido un escritor exiliado.
Aunque, como comentaba en una entrevista concedida
en 2003, para él esta condición
significó "algo muy bueno porque me
he permitido convertirme en escritor profesional.
Es decir, yo vivo de lo que escribo, no como antes,
que publicaba esporádicamente". Sin
embargo no pudo ocultar la cara amarga del exilio,
esa que le hizo perder a su lector natural que
es, "por supuesto, el cubano y si es posible
el habanero".
Con pocos escritores el régimen de Castro
se ha portado de manera tan farfullera. Desde
los años 60 sus libros están prohibidos
en la isla, algo que le dolía, que le dolió
hasta el momento final. "No poder escribir
para mi público ha sido para mí
un conflicto -comentaba hace poco- porque mis
libros están prohibidos en Cuba. Ni siquiera
se pueden tener en la casa. Hace poco descubrieron
a una maestra que tenía un ejemplar de
mi libro "La Habana para un infante difunto"
y la llevaron presa. La juzgaron por tener "literatura
subversiva", cosa que es verdaderamente tener
ganas de acusar a alguien por algo que no existe,
y la multaron en 500 pesos, que para una persona
en Cuba es bastante dinero".
En Cuba no ha muerto
Paradójicamente, en Cuba, Cabrera Infante
no ha muerto nunca. Eso es lo que se deduce de
la falta de noticias sobre su fallecimiento en
los medios oficiales. Es más, los cubanos,
se enteraron del triste suceso por el boca a boca.
En contraste con esta situación, Miami,
la segunda ciudad con más cubanos en el
mundo, llora la muerte del escritor. "Cabrera
Infante seguirá siendo por siempre orgullo
cubano por su postura, perseverancia y paciencia
para defender la verdad de una manera clara, valiente
y extraña a la agresividad", afirma
Luis Montoto, subdirector de la Fundación
Nacional Cubano Americana.
"Fue y seguirá siendo el icono del
exilio por su ´cubanía´ en
la que expresó una convicción política
inalterable al lado de su nostalgia poética",
agrega.
Así, de esta manera, Fidel le negó
el pan y la sal a esta mente privilegiada que
tenía un modo tan especial de contar sus
historias, unas historias que reflejan de manera
sumamente nítida la realidad cubana "de
manera que ni siquiera puedo tener ese tipo de
lector ocasional. Y esto es lo que a mí
en realidad más me toca de mi exilio. Conozco
a los otros escritores sudamericanos que empezaron
a publicar junto conmigo y todos, no solamente
pueden regresar a sus países de origen,
sino que sus libros son celebrados, acogidos y
leídos en sus países respectivos".
Pero lo que le negó su país natal
se le reconoció fuera, así en 1997
recibió el premio Cervantes, galardón
que concede el Ministerio de Cultura. Por cierto,
que ese mismo organismo, ahora dirigido por Carmen
Calvo no ha publicado ni siquiera una nota de
condolencia por la muerte del insigne escritor.
También gano el Premio Biblioteca Breve
de Seix Barral en 1964 por "Vista del amanecer
en el trópico".
Bibliografía
Su primer libro publicado fue Así en la
paz como en la guerra (1960), pero alcanzó
su mayor reconocimiento con Tres tristes tigres
(1967), novela ganadora del Premio Biblioteca
Breve, y La Habana para un infante difunto (1979).
En ambas obras se evidencia la presencia de la
ciudad, evocada desde el pasado y la distancia.
Además de sus trabajos como crítico
y guionista de cine, publicó también
el libro de cuentos Vista del amanecer en el trópico
(1974), O (1975), de carácter experimental
y los ensayos Exorcismos de esti(l)o (1976), Arcadia
todas las noches (1978), Mea Cuba (1993), Delito
por bailar chachachá (1995), Ella cantaba
boleros (1996) y Vidas para leerlas (1998), además
de un texto en inglés, Holy Smoke (1985)
y El libro de las ciudades (1999), donde oficia
de guía turístico e historiador
de distintas ciudades del mundo. También
son obra suya, Un oficio del siglo XX (1963),
Cuerpos divinos (1979), La próxima luna
(1990), Mi música extremada (1996), Cine
o sardina (1997) y Todo está hecho con
espejos (1999).
El futuro de Cuba
Su viuda, la actriz cubana Miriam Gómez
ya ha anunciado que las cenizas del escritor volverán
a su amada Cuba cuando ésta recupere la
libertad. Y el lo tenía claro en vida,
para volver, "tendría, primero que
nada, que desaparecer del gobierno Fidel Castro,
de la forma en que fuera posible, es decir, si
renunciaba o si se moría o si lo sacaban
del poder. Tendría que ser un país
en democracia. De otra manera, yo no podría
regresar. Porque yo estoy muy bien en Londres.
Estoy viviendo en la democracia inglesa, y estoy
viviendo muy bien en el sentido de que tengo completa
libertad para hacer lo que yo quiera, para escribir
lo que yo quiera y para leer lo que yo quiera".
En este sentido, y preguntado por el futuro del
país, Cabrera Infante consideraba que "el
futuro para Cuba es uno sólo. El futuro
ideal es el mismo que el futuro real, es decir
una democracia. Yo creo en la democracia y una
de las cosas que más me gusta de Inglaterra
es la permanencia de su democracia, de su constitución
no escrita, y un parlamento independiente, y una
prensa libre. Todo eso viene con la democracia.
No hay otra forma de alcanzarla. Todo lo demás
que se diga del gobierno del proletariado y toda
esa serie de engañifas, no tienen ningún
sentido para mí. Yo creo que el gobierno
único de un país tiene que ser un
gobierno democrático, elegido por la mayoría,
en voto secreto y universal, y eso es lo que yo
aspiro que ocurra en Cuba".
La pasión del cine
Su pasión fue el cine. Le gustaba decir
que lo que hacía eran libros, que él
no escribía novelas. Cada rato hablaba
de ´contar cuentos´. Y así
es su obra, un paseo por todos los grandes temas.
La amistad, la noche, los viejos afanes para
salir de la miseria y cambiar de vida, las pequeñas
traiciones que llenan la memoria de heridas, la
alegría de pasarlo bien, el placer de tantas
y tantas anécdotas y situaciones, el amor
y los infinitos juegos que ponen en marcha hombres
y mujeres para seducirse, el desarraigo, la muerte.
Guillermo Cabrera Infante fue un nostálgico.
Sus libros de cine y sus relatos dieron cuenta,
a través de los años, de una marcada
debilidad por los buenos viejos tiempos y precisamente
uno de sus últimos trabajos es de este
calibre. Se trata del guión de la película
The Lost City, filme producido, dirigido y protagonizado
por el actor estadounidense de origen cubano Andy
García.
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