Ricos, famosos y todo el glamour en el VII Festival del
Habano en Cuba
Milagros López de Guereño. La Habana. Especial
para Clarin. Cuidado con no
fumar! Esa parecería ser la clave del VII Festival Internacional del Habano
que se llevó a cabo en la capital cubana a pesar de que, desde el pasado
día 7, se han prohibido los humos de cigarro en lugares cerrados. Entre
el 21 y el 25 de febrero, el glamour (generalmente escaso en la capital de la
mayor de las Antillas) se impuso. Las damas lucían finas galas de cóctel
y los caballeros sus mejores trajes. Desde la inauguración hasta la clausura,
invitados famosos -entre ellos el actor británico Jeremy Irons- paseaban
por el Museo de Bellas Artes sede del gran festival. El plato fuerte fue la cena
de gala del cierre en la que actuaron el maestro Chucho Valdés, el bailarín
español Joaquín Cortés y el sorprendente y versátil
cuarteto vocal Sexto Sentido. Los organizadores consiguieron de las autoridades
un permiso especial para que la celebración en La Habana no quedara deslucida
por la nueva ley antihumo. Cerca de 1.000 participantes de 52 países hicieron
negocios y se deleitaron con los tabacos más famosos del mundo. Empresarios,
distribuidores, amantes del "buen fumar" y profesionales relacionados
con la industria del tabaco han visitado las plantaciones donde se cultiva, se
recoge, se seca, se selecciona y se "tuerce" el tabaco, en un proceso
similar al seguido en la elaboración de los mejores vinos. La exportación
de habanos asciende a 300 millones de dólares anuales, cifra que los responsables
del sector esperan aumentar. Una feria comercial expone desde encendedores,
simples cajas de madera, a humidificadores de lujo o con diseños especiales
como uno que tiene una reproducción de la famosísima fábrica
Partagás que este año conmemora su 160 aniversario. Otro humificador
-una caja que una vez abierta permite guardar a la temperatura adecuada una buena
cantidad de cigarros- es una réplica de la maqueta del coche del ex primer
ministro británico Winston Churchill, gran fumador de habanos, Como
la mayoría de los participantes extranjeros que llegaron al festival tienen
la billetera muy abultada no faltó la comercialización de colecciones
de cajas tabaqueras antiguas, ni de objetos centenarios empleados en los rituales
relacionados con el puro. En el rincón del recuerdo estaban expuestas
fotografías del presidente cubano, Fidel Castro, puro en mano, afición
que mantuvo hasta hace unos años, y de los revolucionarios Ernesto "Che"
Guevara y Camilo Cienfuegos, que en vida no se privaron de las delicias de los
habanos. La fiesta fue realmente internacional. Sin perder el glamour,
se veían extranjeros -mujeres y varones- con un buen "robusto"
entre los labios. El cubierto costaba 500 dólares, pero según los
organizadores la alta demanda les obligó a buscar un recinto mayor para
atender todas las solicitudes. Los empresarios y coleccionistas esperaban con
mucho interés la subasta de 4 humidificadores de diseño único
y firmados por Fidel Castro. En otras ediciones se ha llegado a pagar hasta
300.000 dólares por las exclusividades. Lo recaudado -5 millones desde
el inicio de las subastas- se destinó a la sanidad cubana. Los organizadores
de este festival, el Grupo Tabacuba y Habanos, S.A. -esta última, empresa
mixta al 50 % entre Cubatabaco y Altadis, fusión de la antigua Tabacalera
española y la francesa Seita- esperan conseguir del gobierno un permiso
especial que se extienda todo el año en las fábricas y empresas
vinculadas al mundo del tabaco. "¿Cómo le digo a un comprador
que nos visita que no puede probar el producto en nuestras oficinas?", se
preguntaba Manuel García, vicepresidente de Habanos, S.A. |