El
cubano Leonardo Padura denuncia el expolio bibliográfico
que sufre su país
La novela La neblina del ayer,
que narra las últimas aventuras de su personaje
el ex policía Mario Conde, revela un aspecto
desconocido de la crisis del país.
Xavi Ayén. La
Vanguardia, España, 28 de junio de
2005.
Barcelona - La neblina del ayer (Tusquets), la
nueva entrega de las peripecias del ex policía
Mario Conde, creación del cubano Leonardo
Padura, hace emerger a la luz pública un
drama cultural poco conocido: el rico patrimonio
bibliográfico cubano ha sido vendido al
extranjero.
Esta novela negra, ambientada en el frenético
mercado negro de las joyas bibliográficas,
muestra a familias que venden la biblioteca del
abuelo y a saqueadores de bibliotecas públicas
que venden sus tesoros a ricos compradores de
los países occidentales. ¿No se
exagera un poco la situación real? "Al
contrario -responde el autor, de visita estos
días en Barcelona-, incluso he bajado los
precios que se están pagando, porque hay
gente capaz de obnubilarse y matar a una viejita
para robarle sus libros viejos. Se han malvendido
los patrimonios familiares, a veces por metros
o cajas. En subastas internacionales, hay libros
que han alcanzado los 30.000 dólares. Piense
que hay una gran bibliografía cubana del
siglo XIX, nuestro siglo de oro, cuando todo el
aparato burocrático de la Corona española
se sostenía gracias al dinero de Cuba,
y teníamos una aristocracia ilustrada".
Padura admite que sus libros "son falsos
policiacos. El argumento, la estructura y el ambiente
parecen de novela negra, pero todo eso es un pretexto
para meterme en otros universos. No consigo escribir
una historia para simplemente crear suspense.
Para mí, La neblina del ayer es una novela
social, adscrita a la tendencia del desencanto,
que según el crítico Jorge Fornet
es la línea principal de la narrativa cubana
desde los años 90. De hecho, mis tramas
policiales son muy sencillas y, cuando me pongo
a escribir, ni siquiera sé quién
es el asesino".
Su ex policía, ahora comerciante de libros
usados, se caracteriza "por ser un hombre
decente en medio de una realidad violenta y corrupta.
Es un hombre de fidelidades: a sus amigos, a la
justicia, al ron, a los cigarrillos
, un
cincuentón que vivió con fe una
revolución que cambió realmente
la vida en el país, pero que ha ido convirtiéndose
en un escéptico con los años".
Son, las de Padura, novelas muy habaneras, en
las que las páginas transpiran y el lector
respira muchos tipos de calor. "Esa ciudad
decadente -admite- es más un personaje
que un contexto. Escribo con dolor y amor sobre
una decadencia física y un deterioro moral".
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