Castro
y el 11-M
Víctor Llano. Libertad
Digital, España, 13 de junio de 2005.
Castro y sus amigos etarras son asesinos y maestros
en la extorsión, no precisamente imbéciles.
Les consta que tienen en sus manos el más
demoledor de los chantajes Lejos de disminuir
con el paso del tiempo, la desfachatez de Esteban
Dido se multiplica con los años. El más
veterano y brutal de los terroristas propuso este
sábado que se cree un tribunal permanente
contra el terrorismo. Ya le vale. Es lo que nos
faltaba por escucharle. Cada día que pasa
muestra más signos de locura. Pero ahí
lo tienen. A él no le alcanzará
la justicia. Como tantos otros, el Padrino que
llegó de Birán morirá en
la cama rodeado de la Familia que colocó
al frente del narcotráfico y de la prostitución,
los únicos "negocios" rentables
en el apartheid caribeño que rodea a las
más de doscientas cárceles. Ahora
presume con su compadre Gabo de colaborar con
EEUU en la lucha contra el terrorismo internacional,
cuando lo cierto es que financió, protegió
y protege a centenares de asesinos.
Según el analista Andrés Oppenheimer,
columnista del Nuevo Herald, en Cuba se esconden
"77 terroristas y otros criminales buscados
por el FBI y protegidos por el régimen
de Castro, así como también cientos
de otros requeridos por numerosos países.
Estoy hablando de gente como Joanne Chesimard,
la miembro del Ejército de Liberación
Negro que huyó a Cuba después de
escapar de una prisión en Nueva Jersey
en 1979, y que -a diferencia de Posada Carriles-
ha sido sentenciada por terrorismo. Chesimard
fue hallada culpable por el asesinato de Woerner
Foester, un policía de caminos de Nueva
Jersey que había detenido el carro de la
acusada por tener el faro de atrás roto.
Esta semana, en uno de sus actos públicos,
Castro se refirió a Chesimard como una
víctima de la discriminación racial
en Estados Unidos. Estoy hablando de gente como
Víctor Manuel Gerena, un miembro del grupo
terrorista Macheteros de Puerto Rico, quien está
en la lista de los más buscados por el
FBI. Estoy hablando de docenas de miembros del
grupo terrorista ETA de España, que se
especializa en hacer explotar carros bombas en
la vía pública, así como
docenas de terroristas de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército
de Liberación Nacional (ELN) de Colombia,
que van y vienen de Cuba, bajo la justificación
oficial de que pertenecen a 'movimientos de liberación
nacionales".
Magnífico el trabajo de Oppenheimer. No
se olvidó de los españoles. En la
lista de los amigos de Castro no podían
faltar los etarras. Entre ellos, José Ángel
Urtiaga Martínez, uno de sus más
importantes parásitos y sobre el que pesa
una orden de detención internacional. Tal
vez Moratinos no quiera recordarlo, pero el último
Gobierno de José María Aznar solicitó
la extradición de Martínez para
que pudiera ser juzgado por la Audiencia Nacional.
Que nosotros sepamos la tiranía jamás
respondió al requerimiento de la justicia
española. Ahora el embajador de Zapatero
en la Isla-cárcel está empeñado
en que Castro nos devuelva un engendro al que
llaman Centro Cultural de España en La
Habana. Le piden sólo lo que creen que
está dispuesto a conceder. Mejor ocuparse
en otras cosas y no tocar el tema de los etarras
que en Cuba blanquean dinero manchado de sangre.
Moratinos y Zaldívar saben que el Máximo
Líder difícilmente entregará
a los que considera valientes gudaris de la causa
vasca. En cualquier caso, y según ha puesto
las cosas, tal vez a Zapatero no le convenga exigir
su extradición. No querrá que Arnaldo
Otegi le "regañe" una vez más.
Además, mejor llevarse bien con el coma-andante.
Supongan que dentro de tres meses Castro convence
a un etarra para que declare en el Granma que
su organización participó en el
11-M, que avisaron y no les hicieron caso, que
se les fue de las manos, que bla bla bla
y que ya hace más de un año confesaron
su participación a alguien muy próximo
al PSOE. Tanto si fuera cierto como si no, los
terroristas y el Monstruo de Birán son
conscientes de que una confesión de parte
produciría un daño irremediable
al que hoy les ofrece diálogo y puede perdonarles
centenares de años de cárcel. Castro
y sus amigos etarras son asesinos y maestros en
la extorsión, no precisamente imbéciles.
Les consta que tienen en sus manos el más
demoledor de los chantajes. Confiemos en que el
diálogo que les ofrece Zapatero responda
sólo a su extraño talante y jamás
a tan terrible supuesto.
Este sábado, cuando cerca de un millón
de españoles se manifestaron en Madrid
para pedirle al Gobierno que no negocie con los
verdugos, en la prensa castrista se destacaba
que "Batasuna movilizó en Bilbao a
miles de personas por la paz". Fíjense
en lo que se pudo leer en Prensa Latina: "Pernando
Barrena, dirigente de la ilegalizada Batasuna,
señaló en un discurso que la izquierda
abertzale (patriota) apuesta por el diálogo
y afirmó que Euskadi necesita paz por encima
de cualquier interés partidista".
A nadie puede sorprender que para la tiranía
los etarras y sus portavoces representen a la
izquierda "patriota". Son los mismos
perros con los mismos collares. Por eso les cobija.
Castro sería el primero que reconocería
un estado vasco independiente. Quiere para los
vascos lo mismo que para los cubanos. La paz de
los cementerios y de las doscientas cárceles.
No le basta con cien mil presos cubanos. Sueña
con cien mil presos vascos a los que poder acusar
de trabajar para España, la potencia enemiga
de los mafiosos que protege el padrino caribeño.
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