Los premios que maldice Castro
Wenceslao Cruz. Libertad
Digital, España, 26 de marzo de 2004.
Un mes después de serle otorgado por
la UNESCO, al escritor y periodista cubano Raúl
Rivero, el Premio Mundial Guillermo Cano de Libertad
de Prensa, las autoridades de Cuba expresan a
través de su Ministerio de Relaciones Exteriores
(MINREX), con intrigante retraso, un comunicado
en que muestran su disgusto por la concesión
del premio al intelectual condenado a 20 años
por el sólo hecho de escribir y disentir
de la línea oficial.
Las armas más temidas por Castro son
las que podrían descubrirle internacionalmente
como un auténtico falsificador de la triste
realidad cubana. El reconocimiento internacional,
a través de numerosos premios y distinciones
- Premio Columnistas de El Mundo (España,
2003), Premio Libertad de Prensa de Reporteros
Sin Fronteras (París, 1997), y mención
honorífica del Premio María Moor
Cabot, de la Universidad de Columbia (Nueva York,
1999) entre muchos otros-, que ostenta Raúl
Rivero, lo hacen ser considerado por Castro como
terrorista y mercenario al servicio de una potencia
extranjera.
El dictador, a cuanto cubano haya osado contradecirle,
lo acusa de ser agente del imperio. Para él,
siempre ha sido más fácil extrapolar
los problemas internos cubanos a un conflicto
entre Cuba y EEUU, pues así pretende ocultar
sus violaciones a los derechos humanos por la
simpatía que genera, entre parte de la
izquierda mundial, su antiamericanismo.
La nota de Exteriores, incluso, acusa al Sr.
Matsuura de violar los Estatutos de la UNESCO
al interferir emitiendo juicios de valor sobre
un estado miembro. Quizás se refiera a
las palabras que emitió en la entrega del
premio "El premio es un homenaje al valiente
compromiso que ha mantenido Raúl Rivero
durante largos años con la información
independiente, que constituye la esencia del periodismo
profesional", añadiendo " Durante
varios años, Rivero ha pagado un alto precio
por ese compromiso y el Premio recompensa la lucha
permanente de los periodistas en favor de la libertad
de expresión, un componente fundamental
de la democracia". Castro parece olvidar
los juicios de valor de otro representante de
la UNESCO, Mounir Bouchenaki, que se brindó
para ser su "Abogado" ante el mundo,
pero como sus juicios de valor le favorecían
no se le ocurrió acusarlo.
De cualquier modo este premio es atribuido por
el Director General de la UNESCO por recomendación
de un jurado independiente compuesto por profesionales
de los medios informativos del mundo entero. El
Jurado, presidido por Oliver Clarke, incluye a
los siguientes miembros: Kavi Chongkittavorn,
jefe de redacción de The Nation (Tailandia);
Souleymane Diallo, Director de Lynx y La Lance
(Guinea); Kunda Dixit, jefe de redacción
y editor de Nepali Times (Nepal); Yosri Fouda,
Director adjunto de Al Jazeera Satellite Channel
Ltd ; Valérie Gatabazi, Presidente de la
Asociación Ruandesa de Mujeres Periodistas
(Rwanda); María Carmen Gurruchaga Basurto,
Directora de Primer Café de Antena 3 Televisión
(España); Marvin Kalb, Senior Fellow, Shorenstein
Center y Faculty Chair, Kennedy School of Government,
(Estados Unidos); Guadalupe Mantilla de Acquaviva,
Directora de El Comercio (Ecuador); el periodista
Mohamed Larbi Messari (Marruecos); Arturas Racas,
jefe de redacción del servicio económico
de Baltic News Service (Lituania); Veton Surroi,
editor y jefe de redacción de Koha Ditore
(Kosovo) y dos representantes de la Fundación
Guillermo Cano (Colombia).
Nuevamente, el dictador cubano, achaca a presiones
de los EEUU la concesión de un premio a
la disidencia cubana. No especifica ni concreta
-como nunca ha hecho- el método de presión
empleado para influir en una decisión a
todas luces independiente, sobre todo por lo heterogéneo
del Jurado. El Nobel de la Paz pronto será
otorgado, y si se le concediera al disidente Osvaldo
Payá (candidato), es muy posible un comunicado
de similares características. No sería
admisible que un premio concedido a personas y
amigos como Arafat le sea concedido a un "terrorista"
como Payá. Los premios a terroristas que
firman con sangre no le repugnan tanto a Castro
como los que firman con su pluma.
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