PRENSA INTERNACIONAL
Marzo 8, 2004

Las sombras de Cuba y del exilio

Luis Aguilar León, El Nuevo Herald, 7 de marzo de 2004.

En la sombría ecuación del presente cubano hay una tiniebla de soberana importancia y vago perfil, que no ha podido ser estudiada. Se trata de juzgar seriamente nada menos que lo que piensa y siente el pueblo cubano. Claro que se trata de un pueblo amordazado eficientemente por un dictador que lleva 45 años imponiendo su voluntad. Hay tal silencio en su mirada, que es preciso aceptar la posibilidad de que en Cuba queden muchos fidelistas, ignorantes de lo que está pasando en el mundo.

De ahí que en una medio broma que recorre Miami, muchos cubanos cuentan los ataques físicos y mentales que sufre Fidel Castro y, a puro cálculo volitivo, saben cuándo va a quedar quieto para siempre. El supuesto período de reformas y alianzas que ya se están forjando en Cuba y fuera de Cuba, no logran predecir cuál será la conducta que va a seguir el enigmático gobierno americano; gobierno que en cuarenta y cinco años no ha impuesto medidas políticas positivas.

No estamos tampoco claros en qué imagen del exilio tienen los cubanos de la isla y viceversa. Lo cual nos lleva a reconocer que es casi imposible analizar qué opinión tiene el pueblo cubano de Fidel de los ''imperialistas'' y de los exiliados. Bastan unas pocas preguntas para enfrentar, objetivamente, hasta qué punto es hondo el vacío que rodea a los cubanos de la isla. Los heroicos disidentes que han sido fusilados o lanzados a las prisiones han logrado apoyo internacional y denuncias del exilio, pero no han provocado ninguna manifestación pacífica. Y digo ''pacífica'' para evitar tumultos callejeros que le añada al gobierno otro problema de derechos humanos. Claro que sabemos cuán dura es la represión del régimen, pero también sabemos que en Cuba, en 1933, un programa de radio, mintiendo sobre la fuga del presidente Machado, incitó a que el pueblo se paralizara y que el ejército dejara de apoyar a Machado.

Cuando se habla en tales términos es bueno señalar que estos temas siguen puntillas de historia. Se trata de conclusiones de historia, no deseos personales. Muy pocos de ''nosotros'' aprendimos lo que duelen los golpes. Fidel movilizó al pueblo y lo arrojó masivamente contra los que él mismo llamaba ''traidores a la revolución''. Las masas respondieron y los fusilamientos comenzaron. En 1961, la Brigada desembarcó en Playa Girón y los decisivos aviones americanos no fueron enviados a derrotar a los tanques castristas. Después no ha habido más tanteos bélicos, ni es fácil comprender por qué hay que ir a la guerra contra un terrorista en Irak mientras se deja en paz a un terrorista que comenzó a atacar ferozmente a los Estados Unidos desde hace cuarenta y cinco años.

En el país cubano, como en casi todo país envuelto en honda crisis, quedan siempre flotando amargos comentarios que dividen a la población. ''Ustedes fracasaron y se fueron a Miami... y ahora quieren que nosotros seamos decisivos''. Pero la verdad es que nadie piensa en derrotar a Castro hoy. La realidad es que sólo se piensa en lo que ocurrirá después que él muera. Cuando plataformas o programas que conduzcan a transacciones y alianzas traten de evitar violencia y sangre y abran el camino hacia la democracia. ¿Y a quiénes apoyarían los cubanos que habitan en el silencio de la isla? ¿Y qué piensan los cubanos que vuelven a Cuba para ayudar a sus familiares y ayudan también y sin querer al régimen?

Frente a tales términos, y sin conocer la verdad de la situación, hay que escudriñar los factores populares y los programas que tengan como objetivo visible y tenaz la libertad y la democracia. Primero debemos superar el romanticismo de las escenas emocionales que ofrecen las películas, vehículos informativos de nuestro tiempo, donde se ve al pueblo tomando la residencia del dictador.

En muchos casos, la historia no registra el triunfo de los pueblos frente a la dictadura. Ni siquiera cuando la causa ha herido al alma de un pueblo. En 1940, el ejército de Hitler derrotó a Francia. Se suponía que el odio a Alemania iba a dominar a los franceses. Mas no fue así. Por cuatro años hubo empleados y políticos que sirvieron bien a los alemanes, incluyendo la persecución de los judíos. En 1944, los ejércitos aliados derrotaron a los alemanes y liberaron a Francia. Se temió una ola de venganzas. Mas el general Charles De Gaulle suavizó los castigos y redujo el número de sancionados. El sentido común del pueblo contribuyó a eliminar al odio y a mantener a Francia unida.

En 1989, el pueblo ruso no asaltó el Kremlin. El comunismo se desinfló con el glasnost. Y los nuevos gobiernos volvieron a las tradiciones rusas y a explorar la democracia. El pueblo agradeció que se evitara la violencia y que no surgiera otro ''salvador'' comunista. En la América Latina, a los ''salvadores'' siempre hay que vigilarlos.

Dejémonos de soñar, que a pesar de nuestra ignorancia cuando muera Castro será difícil establecer el camino hacia la libertad y la democracia. Más aún cuando el eje Castro-Chávez se ha puesto en movimiento. Nosotros, todos nosotros, deberíamos también ponernos en movimiento.

http://www.luisaguilarleon.com


 

IMPRIMIR



PRENSAS
Independiente
Internacional
Gubernamental
IDIOMAS
Inglés
Francés
Español
SOCIEDAD CIVIL
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
DEL LECTOR
Cartas
Opinión
BUSQUEDAS
Archivos
Documentos
Enlaces
CULTURA
Artes Plásticas
El Niño del Pífano
Octavillas sobre La Habana
Fotos de Cuba
CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Eléctronico

DONACIONES

In Association with Amazon.com
Busque:

Palabras claves:

CUBANET
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887

CONTACTOS
Periodistas
Editores
Webmaster