La deuda de Cuba por casi U$S
2.000 millones
Juan Alemán. La
Razón, Argentina, 29 de febrero de
2004.
Desde hace más de 30 años Cuba
mantiene una deuda de U$S 1.278 millones por concepto
de capital original con el Estado argentino, que
con intereses llega a U$S 1.967 millones. Desde
ya, si tenemos en cuenta que los Estados Unidos
tuvieron algo de inflación, especialmente
en los últimos años de la década
del 70, en valores constantes la deuda sería
bastante mayor. Hasta ahora las gestiones por
el cobro fueron infructuosas.
Ahora el canciller cubano vino a la Argentina
para ratificar que saldará la deuda con
entregas de medicamentos y asistencia médica
para personas de escasos recursos. Cuba tiene
una industria farmacéutica primitiva, cuyos
productos no se comparan con los más sofisticados
de los laboratorios mundiales y argentinos. Por
otra parte, el envío de enfermos pobres
a Cuba tiene un alto costo en pasajes, que debería
pagar el Tesoro argentino. Sería más
barato tratarlos en la Argentina. Finalmente,
es dudoso que con este sistema, aun con muy buena
voluntad en su aplicación, se puedan cancelar
siquiera los intereses que la deuda va generando,
que al 5% sobre el capital original llegarían
a más de U$S 60 millones anuales.
El Gobierno argentino debería ofrecer
la cesión de la deuda (con quita) a los
tenedores de bonos argentinos defaulteados, como
opción. Tal vez a algunos les interese
el cambio, pensando que Fidel Castro no tiene
mucha vida por delante y que luego habrá
en Cuba un proceso de democratización e
integración al mundo, dentro del cual se
reconocerán los derechos de las empresas
norteamericanas, cuyos bienes fueron confiscados
en 1958, y tal vez también haya una solución
para la deuda con la Argentina.
EL ORIGEN DE LA DEUDA. El origen de esta deuda
es harto curioso: la concedió el gobierno
de Cámpora en 1973, a instancias del ministro
de Economía Gelbard, para financiar ventas
de tractores y automóviles (FIAT 125, que
aún hoy se ven en las calles de La Habana).
La excusa fue que se quería ampliar el
espectro de los países a los que se exportaba,
para salir de una supuesta dependencia con nuestros
clientes tradicionales. Por ello también
se promovieron exportaciones financiadas a otros
países de la órbita comunista. Está
claro que ello tenía un sesgo ideológico.
Si se quería promover la producción
de esos bienes, hubiera sido más lógico
que se le diera a los productores argentinos la
posibilidad de adquirirlos con un crédito
tan generoso como el que se concedió a
Cuba, del que se sabía de antemano que
no lo pagaría tarde, mal y nunca. Cuando
en 1989 la Unión Soviética canceló
el subsidio de unos U$S 3.000 millones anuales
que otorgaba a Cuba (por compras de azúcar
a precio superior al internacional y otros arbitrios),
el pago se hizo prácticamente imposible.
EL EXTRAÑO CASO DE GELBARD. José
Ber Gelbard es un caso notable. Nació en
Polonia y vino al país de chico. No tuvo
estudios secundarios y no se sabe bien si concluyó
la escuela primaria. De joven trabajó como
vendedor ambulante en Catamarca. En ese entonces
estaba afiliado al Partido Comunista. Luego pasó
a tener una tienda, y posteriormente fue dueño
del principal hotel de la capital provincial.
El dinero para pagar el hotel, que jamás
pudo haber ahorrado ni obtenido como crédito,
se lo dio la Unión Soviética, en
aras de tener aliados dentro del empresariado
argentino.
Luego, ya convertido en un importante empresario,
Gelbard tomó el control de la Confederación
General Económica, que era una entidad
empresaria de escasa importancia. Tuvo el apoyo
de Perón, con quien las entidades tradicionales
-a saber, la Union Industrial Argentina y la Sociedad
Rural Argentina- estaban enfrentadas. En 1954
se le concedió el privilegio de asistir
a las reuniones del gabinete nacional. Supo utilizar
muy bien su estrecha relación con el Gobierno
para hacer favores y ampliar su influencia en
ambientes empresarios. Luego cultivó a
Perón en el exilio, acercándole
importantes empresarios.
Con el retorno del peronismo al poder, el 25
de mayo de 1973, Perón lo hizo nombrar
ministro de Economía y lo mantuvo cuando
Cámpora fue obligado a renunciar y él
mismo asumió luego como Presidente, en
setiembre de aquel año. Es más que
curioso que una persona de ese currículum
haya podido llegar a un cargo para el cual normalmente
se exige -como mínimo- un titulo universitario
y antecedentes que avalen capacidad.
Fue un ministro importante, fuerte y muy reformador.
Durante su gestión se pasó del impuesto
a las ventas al IVA, se implantó la ley
de promoción industrial y se hicieron muchas
otras reformas.
Como ministro, Gelbard pagó su factura
pendiente con la Unión Soviética
(con dinero nuestro), concediendo el crédito
a Cuba. Esta es la verdad última de toda
esta historia.
|