Venta de carbón
y leña también prohibida en Santa Cruz del Norte
LA HABANA, 29 de mayo (www.cuabanet.org) - La prohibición oficial de
venta de leña y carbón por parte de los cuentapropistas ha creado
un extendido comercio ilícito de estos productos en Santa Cruz del Norte,
comunidad al noroeste de la ciudad de La Habana, donde es extremadamente difícil
conseguir otro combustible para cocinar.
En el municipio Santa Cruz del Norte, con un territorio de 375 kilómetros
cuadrados y una población de 31,400 habitantes, funcionaba el central
azucarero "Camilo Cienfuegos" (antes "Hershey"), actualmente
en proceso de demolición total.
"Cada día es un verdadero dolor de cabeza, sólo con
pensar qué vamos a comer y con qué vamos a cocinar, porque da
mucho trabajo obtener los alimentos y el combustible para cocinarlos. Que yo
sepa, el gobierno de los Estados Unidos no ha prohibido a los cubanos cortar el
marabú" -dijo un santacruceño que pidió no revelar su
nombre.
Los cuentapropistas obtienen la leña y elaboran el carbón a
partir de la madera de "marabú" y su congénere, el "aroma",
plantas espinosas que se reproducen por semillas volátiles, y que han
infestado los campos de Cuba.
La utilización de la madera de estas plantas cumple así un
doble propósito beneficioso: limpiar de la dañina planta los
potreros y tierras cultivables, y suministrar combustible a la población.
Nadie se explica cuáles son las razones del gobierno para prohibir la
actividad, a no ser la sistemática persecución de toda actividad
independiente por parte de las autoridades.
Añadió la fuente que cuando funcionaba la fábrica de azúcar
había más facilidad para obtener combustible -petróleo- por
medio de sustracciones ilícitas, pero al desaparecer ésta, las
escasas asignaciones son para el Ministerio de la Agricultura local, que algún
que otro tractorista "comercializa" a razón de ocho pesos el
litro, que antes costaba sólo un peso, lo que afecta mucho más la
flaca economía familiar.
Contradictoriamente, para abaratar costos del central, que a pesar de todo
colapsó, el gobierno instaló un gasoducto desde los pozos
petroleros de Boca de Jaruco, a unos veinte kilómetros, hasta el mismo
central; pero no se ocupó de instalar ramales para la satisfacción
a la población de combustible doméstico (abundante, sin apenas
gastos, y casi no contaminante). Menos podrá -o querrá- hacerlo
ahora cuando la economía del país toca fondo, y son reducidos los
recursos de inversión disponibles.
Con una termoeléctrica a base de gas natural conectada al sistema eléctrico
nacional, una fábrica de cartón y papel, una destilería del
ron Havana Club, producción de petróleo, agricultura y ganadería
(aunque atrasadas), una base de campismo popular y recepción de turistas
extranjeros en algunas de sus paradisíacas playas, entre otros renglones,
el municipio habanero de Santa Cruz del Norte aporta cuantiosos beneficios al país.
cnet/12
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