Reporteros
sin Fronteras. Junio 19, 2003.
Internet en Cuba aparece como un fenómeno limitado y estrechamente
vigilado, con el acceso sometido a autorización y el racionamiento de los
equipos necesarios.
El desarrollo de la red informática y de los recursos de Internet se
presentó como una prioridad nacional en Cuba. El Ministro de Informática
y Comunicaciones, Roberto Ignacio González Planas anunció, en
octubre de 2002, en el diario oficial Granma Internacional, que en la isla se
había triplicado el número de ordenadores en dos años, y
que la fibra óptica enlazaba La Habana con Camagüey (Centro), a la
espera de llegar hasta Santiago (Este).
Sin embargo, las restricciones materiales continúan siendo el
principal obstáculo para una extensión de la Red al gran público.
Por una parte, la densidad telefónica no pasa de cuatro líneas por
cada cien habitantes. Por otra, el coste prohibitivo de las comunicaciones telefónicas
internacionales (dos dólares por minuto, a Estados Unidos) y la escasez
de líneas internacionales, concedidas con criterios políticos y
estrechamente vigiladas, impiden cualquier conexión a través de un
proveedor de acceso situado en el extranjero. Luis Fernández, portavoz de
la Sección de Intereses Cubanos en Washington, se refiere al embargo para
justificar el racionamiento de materiales : "Si no tuviéramos que
hacerle frente, habría ordenadores para todo el mundo".
Una explicación que omite el hecho de que los equipos necesarios,
incluidos los más recientes, solo están disponibles en los
almacenes especializados del Estado, a los que únicamente pueden acceder
las personas autorizadas. Y que olvida igualmente que un decreto del Ministerio
de Comercio Interior prohibe, desde enero de 2002, la venta a particulares, en
los almacenes del Estado, "de ordenadores, impresoras, policopiadoras,
fotocopiadoras y todos los demás instrumentos de impresión masiva".
Si se considera indispensable una compra del género, debe solicitarse una
autorización al Ministerio de Comercio Interior. Antes de esa fecha ya
estaba prohibida la venta de modems al público. En esas condiciones,
Internet aparecía en Cuba como un fenómeno limitado, mientras que
las empresas informáticas cubanas demuestran un perfecto dominio de esta
nueva tecnología.
Prioridad a las instituciones
El gobierno ha legislado desde la aparición de Internet en la isla.
En junio de 1996, el decreto-ley 209, titulado "Acceso desde la República
de Cuba a la red informática global", precisa que no se puede
utilizar "violando los principios morales de la sociedad cubana y los
textos legales del país", y que los mensajes electrónicos no
deben "comprometer la seguridad nacional".
Para conseguir la acreditación obligatoria, los cubanos que quieren
disponer de un acceso a Internet, o utilizar los puntos de acceso abiertos al público,
tienen que dar una "razón válida" y firmar un contrato
de utilización, con cláusulas restrictivas. Según el
decreto-ley 209, el acceso se concede "en virtud de reglamentos que dan
prioridad a las entidades e instituciones que pueden contribuir a la vida y el
desarrollo de la nación". Pueden conseguirlo, a ese título,
al margen de las embajadas y sociedades extranjeras, las personalidades políticas,
los altos funcionarios, intelectuales, profesores universitarios, investigadores
y periodistas oficiales, los ejecutivos de empresas culturales dedicadas a la
exportación o de empresas de informática, así como la
jerarquía católica. Las sociedades cubanas exportadoras tienen
acceso a la mensajería electrónica nacional y al Intranet
nacional.
El 13 de enero de 2000 se creó un Ministerio de Informática y
Comunicaciones para "regular, dirigir, supervisar y controlar la política
cubana en materia de tecnologías de la comunicación, la informática,
las telecomunicaciones, las redes informáticas, la radiodifusión,
el espectro radioeléctrico, los servicios postales y la industria electrónica".
En Granma Internacional del 18 de junio de 2001, Beatriz Alonso, directora
general de Citmatel, uno de los dos servidores de la isla, explicaba : "La
utilización de Internet por nuestras instituciones es una posibilidad de
acceder a la información necesaria en el mundo de hoy. No existen sitios
de pornografía, de terrorismo ni de otros vicios que proliferan en las
naciones capitalistas, entre las que Estados Unidos ocupa un lugar de excepción.
El uso de Internet en Cuba se ha establecido sobre una base de ética y de
humanismo. Existe un código ético para la utilización de la
Red de redes. Favorecemos el intercambio de información para nuestros
profesionales y técnicos, damos a conocer el desarrollo alcanzado por
Cuba y proporcionamos fuentes de conocimiento a nuestros alumnos y estudiantes".
Los dos servidores de la isla son Citmatel del CenaInternet, rama del
Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente cubano, e Infocom,
rama de la sociedad mixta italo-cubana Etecsa (Empresa de Telecomunicaciones de
Cuba, S.A.).
Los e-mails estrechamente vigilados
Ha nacido un mercado negro de direcciones e-mails, del que disfrutan los
pocos cubanos que disponen de un ordenador. El 1 de enero de 2001, en el
Ministerio de Informática y Comunicaciones se creó una Agencia de
Control y Supervisión (ACS) que, entre otras cosas, se encarga de
acorralar a quienes hacen "un uso indebido de las redes informáticas".
Su director, Carlos Martínez Albuerne, citado en un artículo del
diario Granma, publicado el 23 de abril de 2003, cuenta que en 2002 se adoptaron
sanciones contra treinta y una personas, por ese motivo o "que utilizaban
cuentas de correos que no les pertenecían". El artículo no
precisaba las "sanciones" impuestas.
En materia de correo electrónico, respetar la legalidad equivale a
aceptar ser vigilado. Desde septiembre de 2001, en los puntos de acceso Etecsa,
los cubanos pueden acceder a un servicio de correo electrónico nacional
sin conectarse con la Web, tras haber obtenido una dirección de e-mail
personal. Una tarjeta de acceso limitado al servicio cuesta cinco euros, para un
uso de cuatro horas (téngase en cuenta que el salario mensual medio de un
cubano está en torno a los diez euros). Las tarjetas son nominales. El
comprador tiene que justificar su identidad, rellenar un formulario detallado, y
sus datos quedan registrados. Así, el proveedor de acceso puede controlar
cualquier correo recibido o enviado, antes de emitirlo e enviarlo a su
destinatario. Varios usuarios han advertido retrasos, incluso "desapariciones",
en su correspondencia, especialmente con el extranjero.
Vicenç Sanclemente, ex corresponsal en La Habana del canal de
televisión española TVE, cuenta que en 1999, preocupado porque no
recibía correos electrónicos en el ordenador de su oficina cuando
esperaba un mensaje importante de la República Dominicana, se dirigió
al técnico del Ministerio de Comunicaciones que le abrió su cuenta
de Internet, creyendo que se trataba de un problema técnico. La respuesta
fue : "Hace dias que no abres el computer de tu casa. Alli tienes los tres
correos de Republica Dominicana, y tambien el de Montse y el de Margaret desde
Barcelona".
Los cubanos también tienen reducido el acceso a los cibercafés.
Los extranjeros de paso, previa presentación de su pasaporte, pueden
acceder a dos cibercafés en La Habana, y prácticamente la
totalidad de los grandes hoteles de la capital está equipada con un
centro de Internet. Etecsa multiplica igualmente, en La Habana y en las metrópolis
provinciales, puntos de acceso telefónico y de Internet, abiertos a los
extranjeros y a los cubanos titulares de las indispensables autorizaciones.
Navegar por la Web es libre a partir de esos puntos de acceso, incluso en los
sitios extranjeros, a pesar de que los proveedores de acceso tienen la
posibilidad técnica, que ejercen puntualmente, de censurar el acceso a
determinados sitios, o a ciertas direcciones.
Pero las tarifas son prohibitivas : la conexión cuesta como mínimo
dos euros cada cuarto de hora. A título comparativo, los cibercafés
mexicanos o dominicanos ofrecen sus conexiones (de alta velocidad) a dos dólares
la hora. Por eso es muy reducida la frecuentación de los puntos de acceso
a Internet. Por otra parte, el estado de las conexiones es correcto, a través
de modem telefónico.
Los miembros de la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC)
disponen de su propio cibercafé, El Aleph, en el Instituto del Libro de
La Habana, con acceso a su mensajería y a una red intranet nacional, que
difunde las páginas Web oficiales. A través de las organizaciones
de la juventud, el gobierno quiere crear 300 clubs de Internet en todo el país,
y multiplica los cursos de formación elemental y de perfeccionamiento.
Cuando están conectados, los ordenador de esos centros tienen un acceso
limitado a los sitios oficiales.
Una ventana de libertad...
En Cuba, Internet abre una ventana de libertad, a pesar de estar muy
controlado. Así, los periodistas independientes que ejercen en el país
han visto como se ampliaban sus salidas. La creación en el extranjero
(especialmente en Miami) de sitios de Internet y páginas Web que acogen
las noticias que transmiten por teléfono o telecopiadora, ha ampliado el
campo de difusión de la información, que no siempre pueden
publicar en su propio país. Ahora su producción se encuentra
archivada y es accesible en el mundo entero, mientras que antes solo circulaba
en las ondas de Radio Martí (emisora federal norteamericana que emite
desde territorio estadounidense), poco audibles en el territorio nacional y, por
esencia, efímeras.
Y de esta forma, se han conocido inmediatamente fuera del país
acontecimientos tales como la detención de un opositor, un cambio de
talante en la población o una iniciativa de organización de la
sociedad civil que, en otras épocas, se ignoraban en el extranjero, al
menos durante algún tiempo. Los medios de comunicación
internacionales cada vez reproducen más las noticias que proceden de los
periodistas independientes ; un índice que prueba su credibilidad y su
creciente profesionalidad.
Por otra parte la difusión, aunque muy restringida, de las noticias
tecnológicas y del acceso a Internet, ha generado un pequeño
mercado negro de la Web, todavía marginal pero ya organizado. Algunos de
los que tienen derecho alquilan sus login y contraseñas, por una cantidad
en torno a los 60 dólares mensuales (equivalente a seis meses de salario
medio). Otros, acogen a los internautas en su propio punto de acceso, y facturan
el tiempo de conexión. El personal y los anfitriones de los puntos de
acceso Etecsa, que conocen la contraseña para conectar a turistas y a
quienes tengan derecho, conceden de buen grado una sesión de navegación
a sus amigos y relaciones, en algunos casos previo pago. Finalmente, corre el
rumor de que algunos internautas han introducido en la isla parabólicas y
modems, que les permiten recurrir al servicio de proveedores de acceso
norteamericanos por satélite (como Starband o DirecPC), y pagan la cuota
a través de sus relaciones en Estados Unidos (del orden de 500 dólares
la cuota de entrada, y 100 dólares al mes).
...estrechamente vigilada
José Orlando González Bridón, secretario general de la
Confederación de Trabajadores Democráticos de Cuba (CTDC, ilegal),
detenido el 15 de diciembre de 2000, fue el primer miembro de la oposición
condenado a una pena de cárcel, por un artículo publicado en
Internet. En él, aparecido el5 de agosto de 2000 en el sitio Cuba Free
Press (cubafreepress.org), con sede en Florida (Estados Unidos), cuestionaba la
responsabilidad de la policía en la muerte de Joanna González
Herrera, coordinadora nacional de la CTDC. También pasó la
información a una radio con sede en Miami, calificada de "subversiva"
en el acta de acusación.
José Orlando González Bridón salió en libertad
el 22 de noviembre de 2001. Se benefició de una libertad condicional,
tres semanas antes de finalizar su condena. Las autoridades penitenciarias le
explicaron que le ponían en libertad por "buena conducta". Por
su parte, el sindicalista atribuye su liberación a la voluntad de las
autoridades de hacer un gesto mientras se celebraba, los días 23 y 24 de
noviembre, la Cumbre Iberoamericana, en Lima (Perú), que reunía a
veintitrés jefes de Estado de América Latina, España y
Portugal. Su liberación se produjo igualmente una semana antes de la
reunión, prevista en La Habana, para relanzar el diálogo político
entre la Unión Europea (UE) y Cuba. Desde 1996, la UE subordina "una
cooperación plena con Cuba (...) a la mejora de la situación en
materia de derechos humanos y libertades políticas". Cuba deseaba
entonces adherirse a los Acuerdos de Cotonú, con los que los Quince
ayudan a los países ACP (Africa-Caribe-Pacífico).
Encarcelado en la prisión de Combinado del Este, situada en la
provincia de La Habana, el sindicalista cuenta que estuvo recluído, desde
diciembre de 2000 hasta octubre de 2001, en una "celda de castigo",
habitualmente destinada a los presos más duros, para estancias no
superiores a veintiún días. Durante aquellos diez meses estuvo
privado de contacto con cualquier otro detenido y, como único mueble,
solo dispuso de una cama que le llevaban a las seis de la tarde y le retiraban a
las seis de la mañana. Su mujer, María Esther Valdés, solo
podía visitarle cada tres semanas. Durante su detención, las
autoridades se negaron a darle el régimen alimenticio especial que requerían
sus problemas de tensión arterial. Sin embargo, el sindicalista cuenta
que su estado de salud fue casi satisfactorio.
Afirma haber presenciado escenas de malos tratos a algunos presos. Denuncia
también la corrupción en el establecimiento. Según el
sindicalista, algunos guardianes reciben dinero de los detenidos que quieren
mejorar sus condiciones, o comprar droga.
El proceso de José Orlando González Bridón se celebró
el 24 de mayo de 2001, tras haberse aplazado en varias ocasiones. Solo su
familia pudo asistir a la vista ; un importante dispositivo de seguridad impidió
a la prensa extranjera, y a los opositores, el acceso a la sala. Según
personas cercanas al sindicalista, los lugares destinados al público
estaban ocupados por miembros de las fuerzas del orden. El 2 de junio de 2001,
en primera instancia, José Orlando González Bridón fue
condenado a dos años de cárcel, por "difusión de
noticias falsas que comprometen el prestigio y el crédito del Estado
cubano" con "manifiesta intención de colaborar con una potencia
extranjera". El 21 de agosto, en apelación, los cargos fueron
recalificados como "difamación de las instituciones, organizaciones,
héroes y mártires", y la condena se redujo a un año de
cárcel. Según sus allegados, las autoridades utilizaron como
pretexto el artículo publicado en Internet, para castigar el conjunto de
sus actividades contra el gobierno.
ENLACES :
Sitios que publican los artículos de los
periodistas independientes
cubanet.org
nuevaprensa.org (en
español)
cubaencuentro.org
(en español)
cartadecuba.org (en
español)
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oficial "Internet e Instituciones"
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