Andres Oppenheimer.
El
Nuevo Herald, junio 13, 2003.
Felipe González, el ex primer ministro español que integró
a su país a la Unión Europea, sigue siendo un ídolo para
muchos en América Latina, donde la mayoría de los líderes
políticos lo ven como el izquierdista pragmático que impulsó
el milagro económico de España.
Durante una visita a la Argentina esta semana, poco después de una
comida con el presidente Néstor Kirchner, González, de 61 años,
me concedió una larga entrevista en la que hablamos de varios temas que
sigue de cerca, incluyendo el papel actual de América Latina en el mundo,
y el futuro de Cuba.
Vistiendo su habitual chaqueta de piel negra, camisa azul y corbata, el ex
primer ministro, que gobernó desde 1982 a 1996, se mostró menos
pesimista sobre América Latina que la mayoría de los observadores
extranjeros.
''El 11 de septiembre hace aún más irrelevante el papel de América
Latina, que ya no era de gran relevancia antes'', comenzó diciendo. "Pero,
curiosamente, la pérdida de relevancia podría convertirla en la más
atractiva región emergente del mundo para las inversiones y el turismo''.
''Porque el espacio se va a reducir mucho para el ciudadano norteamericano y
para el inversor global'' continuó. "Yo, como empresario global, no
me metería en Indonesia hoy. Más bien, si puedo, me salgo. Lo
mismo vale para el ser humano que tiene miedo de ir a tomar sol a Bali y volar
por los aires. Al no ser América Latina una amenaza como tal, podría
sacar alguna ventaja comparativa''.
González se mostró sorprendido de que los países
latinoamericanos no estén jugando la carta de la seguridad a su favor.
'Deberían ser un poco más pragmáticos. Cuando la Europa
central estaba en crisis, había un desplazamiento en el turismo a España
brutal. No es que España dijera abiertamente '¡que haya más
guerras en los Balcanes!', no, pero en las negociaciones con los operadores turísticos
se promocionaba la atractividad de ser un espacio de paz''.
Si América Latina mejora algunas cosas, como convertirse en un lugar
de mayor predictibilidad, podría fácilmente atraer miles de
millones de dólares tan sólo en turismo, agregó.
Sobre Cuba, González, que recientemente intercambió fuertes
palabras con Fidel Castro tras el fusilamiento de tres personas que intentaron
huir de la isla en una embarcación secuestrada, sugirió que podría
haber algún factor político detrás de las fallas de
seguridad que permitieron los recientes secuestros de embarcaciones en la isla.
''Algo raro está pasando en Cuba'', dijo González, que conoce
a Castro como pocos. "Un secuestro es posible, pero dos o tres acciones en
pocos días supone que o bien hay un fallo del aparato de seguridad,
inconcebible conociendo a Cuba, o bien hay algún elemento interno que
cree situaciones de dificultad''.
Hablando sobre los recientes discursos y acciones represivas de Castro, dijo
que "Fidel está patético. Ya está como Franco cuando
se estaba muriendo''.
Pero González, que fue un factor clave en completar la transición
española luego de la dictadura de Francisco Franco, se manifestó
optimista respecto a que la transición en Cuba será relativamente
pacífica.
Aunque dijo creer que Castro morirá en la cama, agregó que 'no
creo que sea muy dramática la transición en Cuba. Porque la
generación de los duros recíprocos es una generación que ya
está afuera. En la parte donde vives [Miami], ni siquiera los hijos de
'los duros de la película' son duros como sus padres. Y en Cuba, la
generación que tiene 40, 45 ó 50 años, que tiene un
horizonte de 20 años por delante, ésos van a pactar, como lo
hicieron en España''.
¿Pero cómo se van a controlar los rencores de tanta gente que
fue reprimida por el régimen durante tantos años?'', inquirí.
''Hay dos tipos de rencores: los viejos rencores, que son a muerte y para
siempre, y los nuevos rencores, que se administran mejor'', respondió. "
Mira, yo no tenía mucha dificultad en entenderme con [el ex primer
ministro] Adolfo Suárez. El venía del régimen, yo de en
contra del régimen, y nos llevábamos... Sin embargo, [el ex líder
comunista] Santiago Carrillo y Franco nunca pudieron superar esa cosa profunda
que los separaba''.
"Hay un impulso general de la gente, que es pensar más en la
solución del futuro que en el ajuste de cuentas del pasado. Creo que en
Cuba no va a haber un río de sangre para repartirse nada, sino un
acuerdo, mezcla de oportunismo y de interés, que no está nada mal,
un acuerdo que va a permitir convivir''.
¿Mi conclusión? Uno puede compartir o no el optimismo de González,
tanto sobre América Latina como sobre Cuba. Pero pocos conocen la región
y sus líderes, o los procesos de transición tan bien como él.
Yo, al menos, salí de la entrevista más optimista que antes de
entrar. |