CUBANET .INDEPENDIENTE

10 de junio, 2003

Se oye

LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - Veintiún años lleva la guerra radiofónica entre Cuba y los Estados Unidos a partir de la inauguración de Radio Martí. Ese enfrentamiento simboliza la rivalidad entre la información libre y sin censura versus la prensa amordazada y comprometida con el poder totalitario.

Con altas y bajas en su desarrollo abrió un camino en la posibilidad del pueblo cubano de tener acceso a la información sin compromisos ideológicos, una verdadera alternativa ante el monopolio que el estado cubano detenta en la radiodifusión nacional. Para neutralizarla los técnicos del aparato cubano han creado potentes transmisores creadores de interferencias que dificultan, cuando no impiden, su recepción en la Isla.

La historia de Radio Martí no ha sido un lecho de rosas. En sus inicios alcanzó niveles de audiencia insospechados. Un verdadero desafío informativo se estableció, cuando la preferencia del público cubano se volcó sobre la emisora insurgente. Su programación fue uno de sus mayores aciertos. "Esmeralda, la primera radionovela de Radio Martí se escuchaba en toda Cuba" recuerda Berta, una vecina entrada en años. Programas musicales, informativos y educacionales llenaban la programación de la que se convirtió en la emisora de la familia cubana.

A partir de ese momento el gobierno de Castro comenzó a dedicar especial cuidado a sus transmisiones radiales y televisivas, con el objetivo de recuperar la radioaudiencia perdida por la emisora alternativa. Entre las interferencias y la pérdida de la calidad en su programación, el raiting de Radio Martí descendió a niveles alarmante. Tele Martí vino en auxilio de su hermana menor, pero las interferencias impidieron que llegara al pueblo cubano. Castro se encargó de calificar ese triunfo como un 'Girón electrónico'.

La programación radial y televisiva cubana está hoy en un nivel de estancamiento y agotamiento. Salvo determinados espacios, los escuchas y espectadores muestran una singular apatía a la producción nacional. La tan cacareada 'batalla de ideas' ha infectado política e ideológicamente la programación y la hace indigerible. Los llamados bancos clandestinos de películas en video han alcanzado niveles nunca antes imaginados en su proliferación y alquileres de casetes. Una violenta reacción gubernamental se ha desatado sobre ellos, para garantizar que el discurso oficial sea el único que llegue al pueblo.

Realmente, ¿se escucha Radio Martí? Realizar encuestas con ese objetivo en el terreno puede convertirse en uno de los blancos predilectos de la policía secreta del régimen. Las que se hacen, unas dicen que sí, otras que no. El pasado 20 de mayo Castro acusó al gobierno norteamericano de abrir nuevas frecuencias en onda corta para Radio Martí. De inmediato fueron interferidas.

En la onda media las transmisiones de Radio Martí son bloqueadas al poner estaciones cubanas en las mismas frecuencias, y al tener una mayor potencia con antenas más cercanas, la emisora 'intrusa' queda neutralizada. Cuando las emisoras cubanas por razones técnicas se van del aire, cosa que ocurre con alguna frecuencia, enseguida se escucha Radio Martí alto y claro, rompiendo bocina, como se dice en el argot técnico.

En onda corta la situación es algo distinta. Fuertes interferencias se ubican en las transmisiones y por lo menos dificultan su recepción. "Esas interferencias lo que me permiten es localizar la emisora más rápido", declaró Arnaldo, un viejo jubilado que confiesa escucharla diariamente en un viejo radio soviético VEF que puede captar la onda corta. "Busco y busco en las distintas bandas hasta que encuentro una en que los ruidos no la calla completamente y ahí me planto, jugando con el dial para mejorar su entrada", explica Arnaldo. Y a continuación me hace una demostración satisfactoria.

Si Radio Martí no se escuchara, ¿para qué tanta interferencia? Dos ejemplos recientes demuestran lo contrario: cuando los sucesos de la Embajada de México, cientos (por no decir miles) de ciudadanos se desplazaron a sus inmediaciones, al escuchar las declaraciones del entonces canciller mexicano que abrió expectativas de un nuevo éxodo hacia el vecino estado. El otro hecho fue cuando se dio la noticia de los balseros cubanos que supuestamente habían sido recogidos y trasladados para Panamá. Eso demuestra fehacientemente que la emisora se escucha y tiene tremendo poder de convocatoria y movilización.

Sí, es verdad. Quizás no con los niveles de audiencia deseados, quizás su programación debe mejorar y dar cabida a mayores intereses de los cubanos de a pie. Quizás las interferencias en onda corta dificulten su audición y que muchos cubanos no tengan radios con esas posibilidades y por lo tanto no tengan acceso a escucharla. Pero sí, es verdad, Radio Martí se oyó, se oye y se oirá. cnet/27


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